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Best in Travel 2023: los 30 destinos de Lonely Planet para descubrir el año que viene

Desconectar, saborear, aprender y relacionarse con la población local son algunos de los propósitos que inspiran la lista anual de este sello de viajes. De la enigmática pero cercana Albania a los colores de la isla de Jamaica, los sabores exquisitos de la cocina limeña, las comunidades indígenas de Alaska o Guyana como la nueva estrella del ecoturismo en Sudamérica

DESTINOS PARA SABOREAR. Umbría (Italia). Disfrutar del 'slow food' entre obras de arte. Entre la Toscana y el Lacio, entre Roma y Florencia, la región de Umbría ha vivido a la sombra de sus espectaculares vecinos. Ahora es una zona para descubrir cuanto antes, con arte y tesoros arqueológicos por todos lados, y con una gastronomía exquisita. Perugia, su capital, descubre un auténtico tesoro para los amantes del arte y una maravilla para los gastrónomos, que aquí pueden disfrutar más tranquilamente, fuera de las rutas convencionales por Italia. Es también una base perfecta para explorar los pueblos de las colinas y descubrir tesoros gastronómicos para todos los presupuestos. Un ejemplo: el comedor de L’Officina Ristorante Culturale, instalado en lo que fue un taller de reparación de básculas y que hoy ofrece buenos menús maridados con vino en Perugia. Desde esta ciudad podemos acercarnos a sitios como Solomeo, a solo media hora en coche, pueblo famoso por sus prendas de punto de cachemir, transformado en un museo textil al aire libre. Donde más turistas nos encontraremos, sin duda, es en Asís, la ciudad natal de San Francisco, con una espectacular basílica del siglo XII. Toda la ciudad está declarada patrimonio mundial por la Unesco, con rincones como el castillo de Rocca Maggiore (siglo XIV), con espectaculares vistas panorámicas de la ciudad y de todo el paisaje circundante. También a menos de una hora en coche de Perugia, el lago Trasimeno está bordeado de pueblos medievales increíblemente bien conservados. El lago es un paraíso para los amantes del 'slow food' y alimentos con denominación de origen como el azafrán de Città della Pieve o sus vinos, que se pueden conocer a fondo siguiendo la Strada del Vino Colli del Trasimeno. Alamy Stock Photo
Kuala Lumpur (Malasia). Paraíso de la cocina callejera asiática, vitalista y en constante cambio, la capital de Malasia ofrece una experiencia culinaria única y diversa, que mezcla las influencias de muchos rincones del mundo. Los viajeros van a Malasia por sus selvas tropicales, sus playas de arena y sus idílicos rincones para practicar el submarinismo, pero cada vez más hacen de Kuala Lumpur una parada importante del viaje. Aquí se mezclan mezquitas modernas, museos y rascacielos como las famosas Torres Petronas con los llamados 'hawker centres’ (áreas de restauración típicas de Malasia, Hong Kong y Singapur donde se agrupan muchos puestos independientes de comidas). Es el lugar perfecto para probar recetas como el 'nasi lemak' (el plato nacional, con arroz empapado en leche de coco, salsa picante y muchos condimentos) o el arroz en hoja de plátano. Una visita imprescindible para saborear Kuala Lumpur es el mercado Pasar Seni o Mercado Central, inaugurado en 1888, lleno de puestos donde se vende comida y un poco de todo. O pasear por calles como Jalan Alor, con puestos donde elegir entre unos fideos con carne de cerdo, marisco a la parrilla, 'satays' (brochetas) o frutas dulces y apestosas como el durián.Carlina Teteris (Getty Images)
Fukuoka (Japón) es el nuevo destino alternativo para los amantes de la cocina japonesa. Esta ciudad, una de las más antiguas del país, se ha convertido en una de las grandes capitales gastronómicas de Asia. Es también la metrópoli japonesa que más rápido crece, convertida en un centro de negocios y de comercio internacional. En los últimos años se ha convertido además en una nueva etapa para viajeros internacionales que se animan a descubrir el país más a fondo. Entre los hitos para saborear la ciudad están el único mercado de pescado público de Fukuoka, Yanagibashi, y el centro comercial subterráneo de Tenijin Chikagai, con dos pasillos que se extienden medio kilómetro por debajo de la céntrica zona de Tenijin. Allí hay más de 159 tiendas con todo tipo de productos, pero también muchos restaurantes y puestos de alimentos en los niveles inferiores. El plato más popular es el 'hakata ramen', una sabrosa y adictiva sopa de fideos. Pocos pasos al norte de Tenjin Chikagai se halla uno de los restaurantes de ramen más famosos de la ciudad, Shin Shin, donde siempre hay cola. La alternativa es Hacchan, donde los clientes hacen el pedido mediante una máquina, buscan asiento y esperan a que les traigan su bol. La capital de la isla de Kyūshū es también cuna del genuino 'shōchū', una bebida espiritosa japonesa que marida de maravilla con la cocina local. Un lugar para probarlo es el bar Oscar. Y entre comida y bebida todavía hay tiempo para recorrer Fukuoka: su famoso castillo, de 1600, el Museo de las Ruinas de Korokan, el santuario sintoísta de Gokoku o el popular parque Ohori, presidido por un coqueto estanque rodeado por un sendero y puentes de piedra que conectan los islotes. De obligada visita es también el parque Ohori-koen, con cascadas y flora perenne con el exquisito diseño de los jardines japoneses.zonepress (Getty Images)
Lima (Perú). La capital peruana se ha convertido también en la gran capital gastronómica de Sudamérica. Lima está consolidada desde hace años como una de las ciudades donde mejor se come en América Latina, un título que añade a los numerosos atractivos de sus monumentos e historia. Es famosa por sus cebicherías y su cóctel 'pisco sour', pero hay mucho más en elsu panorama culinario, hasta el punto de que ha creado una corriente de viajeros que llegan aquí específicamente atraídos por sus restaurantes y sus famosos chefs. En el casco histórico está uno de los mayores barrios chinos de Sudamérica y allí se desarrolla la gastronomía chifa, fusión de las cocinas cantonesa y peruanas, por ejemplo, en la calle Capón, con pequeños restaurantes donde degustarlo. Para ir a uno de los mercados donde eligen sus productos los mejores chefs de Lima podemos ir al mercado de Surquillo, por ejemplo, todo un muestrario de la enorme biodiversidad de Perú. Más allá de la cocina callejera, la ciudad se ha hecho famosa por sus restaurantes con chefs célebres en todo el mundo. Don Fernando, Isolina, Maid o Rafael son los nombres de algunos de los mejores establecimientos de la ciudad, representantes de la nueva cocina peruana contemporánea.Alamy Stock Photo
Sudáfrica. Mucho más allá de sus viñedos, una nueva generación de chefs sudafricanos está transformando la gastronomía del país, como complemento de sus ya famosos vinos. Los buenos restaurantes y los circuitos por viñas se añaden como nuevos atractivos a los ya clásicos: las playas, el sublime litoral bordeado de escarpados acantilados y, sobre todo, sus parques nacionales presididos con el famoso parque Kruger a la cabeza. Con un clima templado y tierras muy fértiles, Sudáfrica es famosa, además, por sus frutas y verduras frescas, que complementan buenas carnes, pescados y mariscos. Varios de los restaurantes del país figuran ya en las listas de los mejores del mundo, pero un viaje puede descubrirnos otros muchos lugares donde saborear sus buenos productos. La cocina sudafricana es, en realidad, una fusión de muchas influencias, pero con platos únicos como el 'wonton' de pintada, la oreja de mar envuelta en alga y cocinada a la barbacoa o el 'chawanmushi' de huevo de avestruz. El centro de la escena culinaria es Ciudad del Cabo. La visita por excelencia es el ascenso a la montaña de la Mesa, el icono de la ciudad. El complemento perfecto es el recorrido por los viñedos de los alrededores, aunque hay quien prefiere relajarse en una de las playas cercanas, como Muizenberg, una de las favoritas de los bañistas y surfistas. Stellenbosch y Franschhoek son dos poblaciones encantadoras en la zona, que destacan por su arquitectura de estilo neerlandés. Están en el corazón de los viñedos de la provincia de El Cabo, y sus paisajes son espectaculares. Se puede pasar unos cuantos días en esta zona disfrutando de fabulosos restaurantes uno tras otro y de catas en los diferentes viñedos.Merten Snijders (Getty Images)
Montevideo (Uruguay). Una nueva terminal de pasajeros permitirá en breve nuevos vuelos internacionales y hará más fácil viajar a Uruguay, a sus relajadas playas y a su fantástico panorama culinario y vitivinícola. Montevideo es el destino gastronómico secreto de Sudamérica y, además, a tan solo media hora de la gran ciudad se puede estar en el campo, en un entorno rural donde pastan las vacas y ovejas en inmensas praderas. Son famosos sus viñedos, de variedades de uva como tannat o albariño, y con ellas se hace una especie de sangría de vino blanco que llaman clericó. Uruguay es también tierra de buenas carnes y, sobre todo, un destino pausado y relajante que invita a recorrer sus 650 kilómetros de costa, a saborear marisco fresco en ciudades como Colonia o a contemplar plácidamente el gigantesco y oceánico río de la Plata. El punto cosmopolita lo reservamos para Punta del Este, con sus grandes casas residenciales y sus sofisticados restaurantes. Experiencias gastronómicas imprescindibles en este país son probar el 'chivito', el típico sándwich relleno de carne de ternera, bacon, lechuga, tomate, huevo y queso que se sirve sobre un lecho de patatas fritas; disfrutar de un buen asado, si es posible al aire libre, o acercarse al histórico mercado del puerto de Montevideo (en la imagen), inaugurado en 1868. La influencia de la migración se deja sentir en Uruguay, donde es posible encontrar restaurantes y especialidades gastronómicas de todo el mundo, sobre todo españolas e italianas.Alamy Stock Photo
RUTAS PARA EXPLORAR. En tren de Estambul a Sofía. Los trenes nocturnos son cada vez más populares en una Europa concienciada con el cambio climático. El servicio nocturno recién restablecido entre las ciudades de Estambul (Turquía) y Sofía parte de allí donde Europa y Asia se encuentran y llega, en un viaje inolvidable de 11 horas, a la capital de Bulgaria. Esta experiencia transfronteriza sale de una de las ciudades más grandes y fascinantes del mundo, se adentra en la Turquía europea, cruza la frontera con Bulgaria y salva varios pasos de montaña antes de llegar a la modesta Sofía. Una noche en el Yatakli Vagon (coche cama) puede ser un viaje en sí mismo. Es un tren que no ofrece servicio de restauración, así que conviene comer antes o llevar algo para tomar a bordo. Lo interesante de la ruta está, sobre todo, al principio y al final. En Estambul la visita básica incluye Santa Sofía, el Gran Bazar, el palacio Topkapi, la Cisterna Basílica, la mezquita Azul, el Museo Arqueológico… y se puede completar con una visita al juvenil barrio de Kadiköv, en la parte asiática, o incluso una excursión en barco por el estrecho del Bósforo hasta los límites del mar Negro. Y todo esto antes de ir a la estación de Sirkeci, donde vale la pena curiosear en la evocadora e histórica terminal del Orient Express. En el tren, una vez cruzada la frontera, podemos seguir adelante o parar unas horas en Plovdiv, la antigua Filipópolis, y enlazar con otros trenes que salen más tarde hacia Sofía, una ciudad subestimada, con una gran catedral neobizantina. Desde allí es fácil enlazar con otras vías férreas que acercan al mundo rural búlgaro o llevan a destinos como Bucarest, Belgrado o Tesalónica.Alamy Stock Photo
Nueva Escocia (Canadá). Faros, surf y carreteras tranquilas. Situada en el este de Canadá, la península de Nueva Escocia es un territorio a descubrir. Partiendo de Halifax, su capital y ciudad más poblada, esta es una región perfecta para recorrer en coche, entre pueblos costeros y escenarios surfistas. Es un mundo aparte para viajar despacio, empapándose de sus paisajes y de las experiencias en la naturaleza. El mejor plan es no tener plan, aunque hay muchas sugerencias. Como conocer Halifax antes de ponerse en marcha por el resto de la península, y sobre todo descubrir su gastronomía basada en pescado fresco y marisco. Desde Halifax hay que dirigirse al valle de Annapolis, parando en la ruta en los muchos y encantadores mercados de productores y productos agrícolas, y también en los anticuarios. En este valle no faltan los viñedos debido a su microclima, pero esperan otras experiencias mucho más extrañas, como tirarse por las cuestas de barro, algo único en el mundo. Nueva Escocia es, sobre todo, tierra de faros, como el de Peggy’s Cove (en la imagen), posiblemente el más bonito de toda la provincia y también el más turístico. Se encuentran por todas partes, junto a pueblos preciosos de la costa sur como Lunenburg.Alamy Stock Photo
Bután. El Trans Bhutan Trail, un camino histórico de peregrinación budista a través de la cordillera del Himalaya, se ha restaurado por completo y desde septiembre está abierto a los visitantes. Sus 403 kilómetros de ruta panorámica ofrecen una perspectiva única del país asiático. Este camino fue utilizado durante siglos por peregrinos, mensajeros, ejércitos y comerciantes, y hasta la década de 1960 era la única vía para viajar y comunicarse dentro del país. Con la construcción de la autopista nacional, la ruta cayó en desuso. En septiembre de 2022 se reinauguraba restaurada, abriendo una nueva oportunidad de conocer el país. Por toda el itinerario hay campamentos, granjas, hoteles y paradas para comer y surgen muchas oportunidades para conversar con la población local, lo que enriquece la experiencia. Se puede hacer por tramos, con un punto final claro para cada uno de ellos. Las señalizaciones con códigos QR ofrecen enlaces a textos e ilustraciones de tipo cómic que explican la historia de cada zona. Hay campamentos, templos, monasterios y estatuas de Buda en el camino, además de magníficos paisajes de montaña y pausas para degustar la comida local. Pero ningún viaje a Bután estaría completo sin una visita al Nido del Tigre, un extraordinario monasterio budista construido en un acantilado a 3.000 metros de altura. Alamy Stock Photo
Zambia. Desde nadar en el borde de una cascada hasta ir de safari fotográfico a pie, un viaje por Zambia es una oportunidad para reconectar con la naturaleza y la cultura africana. Aunque sin salida al mar, por su territorio discurren tres grandes ríos ―el Kafue, el Luangwa y el Zambeze― que definen la geografía y el ritmo de vida de sus habitantes. Zambia está llena de cascadas, lagos y parques nacionales. Se puede partir desde Lusaka, la capital, con un encuentro con el arte zambiano más urbano, o visitando el parque nacional Lusaka, el más pequeño de los 20 que tiene el país. La gastronomía en la capital se concentra en los barrios periféricos como Longacres y Rhodes Park, donde es posible sumergirse en la cocina tradicional africana. Pero lo que todos van a ver cuando visitan Zambia son las cataratas Victoria y para eso hay que volar hasta Livingstone. Allí están los espectaculares saltos de agua que sirven de frontera con Zimbabue, y un puente que permite atravesar algunos a pie . Una experiencia mágica es hacer un crucero al atardecer por el río Zambeze, entre hipopótamos y elefantes, o hacer un safari por el parque nacional Mosi-oa-Tunya. Pero la mejor zona natural protegida probablemente sea el parque nacional South Luangwa, en Mfuwe, en el este del país. Por su paisaje, variedad y densidad de población animal, accesibilidad y oferta de alojamiento. Por sus amplias llanuras deambulan impalas, antílopes, jirafas y búfalos; los numerosos leopardos cazan en los tupidos bosques; las manadas de elefantes recorren los pantanos y los hipopótamos comen apaciblemente en el río Luangwa.Alamy Stock Photo
Oeste de Australia. Una ruta solitaria por un espacio superlativo. Australia occidental es uno de los rincones del planeta más tranquilos y menos poblados del planeta. Abarca un área enorme con muchas posibilidades para la aventura al volante: tiene más territorio que Gran Bretaña, Francia, Italia, España y Alemania juntas, aunque alberga a menos del 1% de la población de todos estos países. Esto no significa que esté vacío. En este territorio hay árboles tan altos como rascacielos, monolitos enormes, playas interminables, cráteres tan anchos como provincias, desfiladeros profundos e inmensos lagos. Su capital es Perth, una ciudad grande y verde, rodeada por espesos bosques y junto a una costa virgen. Algunas novedades en la ciudad son el nuevo museo de arte aborigen (WA Museum Boola Bardip) o los restaurantes en la orilla sur del plácido río Swan. La ruta por este territorio puede llevar a otros lugares clave, como Fremantle, la prima bohemia y algo desaliñada de Perth, con una antigua prisión declarada patrimonio mundial por la Unesco. O al Tuart Forest National Park, en Ludlow, con árboles de más de 400 años y 33 metros de altura. La naturaleza salvaje aguarda al viajero a una hora de trayecto en coche en dirección suroeste desde Margaret River, en el parque nacional Greater Beedelup. Uno podría andar durante días por este bosque protegido sin encontrarse con un alma a menos que siga la popular Bibbulmun Track, una ruta senderista de 1.000 kilómetros de longitud.Alamy Stock Photo
Parques Nacionales Naturales (PNN) de Colombia. Colombia sigue siendo la bella desconocida de América del Sur, pese a sus indiscutibles maravillas naturales, sus impresionantes ciudades coloniales y su riqueza cultural. La red de parques nacionales naturales puede ser un magnífico hilo conductor para animarnos a recorrer el país. Desde la belleza de las playas de Tayrona hasta los picos del parque nacional natural Los Nevados, las 59 áreas protegidas del país son una visita obligada para los amantes de la naturaleza. Además de proteger algunos de los ecosistemas más diversos del mundo, 26 de estas áreas también están habitadas por comunidades indígenas y afrocolombianas. Hay que ir a Santa María, una bonita ciudad del Caribe, para adentrarse en Tayrona, que posee algunas de las playas más bellas. Sus aguas baten un selvático telón de fondo, un tupido manto vegetal que arranca en la Sierra Nevada de Santa Marta, la cadena montañosa costera más alta del mundo. No faltan en la zona yacimientos arqueológicos interesantes, como Pueblito, que fue en otros tiempos un bullicioso poblado tairona, y el yacimiento de Ciudad Perdida, un asentamiento de piedra en terrazas, del siglo 800 después de Cristo, que es todo un misterio. Otra experiencia completamente diferente es viajar hasta el eje cafetero, y allí hacer senderismo por el valle de Cocora, exuberante y tropical zona montañosa que forma parte del extenso parque nacional natural de Los Nevados. Es un sendero épico, que avanza entre la jungla, con pasarelas que cruzan arroyos y se pueden ver muchas especies de fauna y flora en un entorno sorprendente. Los circuitos con guías suelen partir desde Salento, uno de los pueblos más bellos de Colombia, con un casco histórico barroco y una animada plaza rodeada de cafés y restaurantes.Luciano Lejtman (Getty Images)
DESTINOS PARA RELAJARSE. Calcídica (Grecia). Dicen los propios griegos que la península de Calcídica (o Halkidiki) es una de las grandes desconocidas del Mediterráneo. Eclipsada por las islas y por otros destinos históricos del país, esta península del norte, que se adentra en el mar Egeo, conserva playas tranquilas y parajes idílicos para desconectar. La Calcídica, a una hora en coche de Tesalónica, está formada en realidad por tres penínsulas más pequeñas, como tres dedos que se adelantan en el mar, cada uno de ellos con un ambiente propio. Casandra atrae sobre todo a los jóvenes, por sus chiringuitos y su litoral lleno de lugares con tumbonas, música para disfrutar del mar y el sol. Sitonia está orientada a familias y aficionados al aire libre, con playas más salvajes, bares informales frente al agua y muchas actividades. Son 100 kilómetros que se pueden recorrer en coche, aunque basta con pararse en cualquier rincón para disfrutar de su belleza. Una propuesta: llegar hasta Porto Koufo, un puerto natural en el extremo sur de la península, que los griegos calificaron de paraíso, para darse un festín de pescado fresco contemplando las vistas con una copa en la mano. Y queda Athos, más alejado del turismo convencional, que esconde senderos ancestrales, cascadas ocultas y algunos buenos rincones para degustar vino local y pescado fresco, en islotes diminutos con la montaña sagrada como espectacular telón de fondo. El monte Athos es un lugar para reconectar con la naturaleza y con el yo interior, y también para conocer el folclore y la arquitectura tradicional macedonia, que reúne influencias bizantinas y otomanas. Athos es el centro más sagrado de la Iglesia ortodoxa y patrimonio mundial de la Unesco. Las mujeres tienen prohibido visitarlo y tan solo un número limitado de peregrinos varones obtienen el permiso especial necesario de la Oficina de Peregrinos de Tesalónica para embarcarse en Ammouliani o Lerissos con destino a la montaña sagrada. Aunque se consiga entrar en el complejo, un crucero de un día alrededor de la península brinda unas vistas espectaculares del monte Athos y sus monasterios desde el mar (en la imagen).OmerSukruGoksu (Getty Images/iStockphoto)
Jamaica. Este es uno de los destinos más populares del Caribe, y uno de los muchos que presumen de ser el lugar perfecto para relajarse. Su nombre taino ―Xaymaca― significaba “tierra de bosques y agua”, y es una descripción perfecta para evocar sus playas de arena blanca, sus montañas cubiertas de vegetación o las cascadas y ríos que se pueden contemplar por todas partes. Pese a su intrincado paisaje, es una isla fácil de explorar. Más allá de los escenarios paradisiacos, la cultura jamaicana convierte el viaje en una experiencia única, aderezada con la música, la comida y la alegría contagiosa de los jamaicanos. El reggae, y en concreto Bob Marley, son reclamos por sí mismos. Otro atractivo son las mansiones y restos coloniales, que aquí son anglosajones y no españoles como en buena parte del Caribe. Como también lo es la belleza natural de la Jamaica más rural, ajena al turismo de masas: el Blue Lagoon, el Río Grande o las cascadas de los alrededores de Ocho Ríos, en la costa norte.Alamy Stock Photo
Dominica. Es una de las islas más desconocidas y menos visitada del Caribe, pero ahora American Airlines ha abierto nuevos vuelos desde Miami (EE UU) y se han inaugurado nuevos 'resorts' de lujo. Probablemente sea luna de las islas más intactas del Caribe y, por tanto, una oportunidad de descubrir un estilo de vida que implica una conexión especial con la naturaleza. La población se dedica todavía a la agricultura y a la pesca y esto se traduce en una cocina fresca y saludable. Dominica es también una isla termal: nueve volcanes han creado una gran actividad geotermal y muchas fuentes termales que se pueden disfrutar recorriendo alguna de las rutas de senderismo que surcan la isla. Todo un respiro. Pese a su reducido tamaño, presume de tener 365 ríos, de los cuales el más famoso es el río Indio. Existe un pase de ecoturismo para visitar los principales sitios de interés de la isla, que permite hacer visitas ilimitadas a los puntos de interés. Los barqueros fluviales hacen que los viajeros se relajen navegando mientras aprecian la fauna y la flora de los ríos y los humedales costeros, en un ambiente que parece de película de aventuras. Un sendero emblemático es el Waitukubuli National Trail, de 183,5 kilómetros, con punto final en el parque nacional Cabrits, una pintoresca península. En la costa norte de la isla está la elegante Calibishie y su largo arrecife de coral. Y para terminar, la capital, Roseau, el lugar más animado de Dominica, que se puede completar con la visita a la Poza Esmeralda, una tranquila maravilla en el interior del parque nacional Morne Trois Pitons, declarado patrimonio mundial. Alamy Stock Photo
Raja Ampat (Papúa Occidental, Nueva Guinea, Indonesia). Esta es una alternativa a las islas más populares de Indonesia o de la cercana Tailandia. Son 1.500 arrecifes e islotes con algunos de los arrecifes coralinos mejor conservados del planeta. Y en tierra firme, grandes acantilados que esconden pasajes y lagunas salpicadas de pináculos y playas secretas. La mejor forma de explorar las islas es a bordo de un 'bugis phinisi', un velero tradicional de pesca. Raja Ampat es uno de los mejores sitios del mundo para realizar inmersiones de buceo. Para los que no se atrevan o no tengan experiencia hay muchas playas donde poder practicar el esnórquel y nadar entre corales y todo tipo de peces. Alamy Stock Photo
Malta. No es un nuevo destino turístico, pero Malta sigue siendo un lugar muy especial para relajarse y divertirse que une lo antiguo, lo nuevo y lo vanguardista. En pleno corazón del Mediterráneo, es uno de los países más pequeños de Europa, y reúne en pocos kilómetros muchos atractivos, que van desde su interesante historia, su patrimonio artístico en La Valeta, su buena mesa o sus numerosas iglesias repartidas por toda la isla. Hay además una creciente oferta de actividades al aire libre, y en particular las islas de Gozo y Comino invitan a practicar el senderismo y el kayak. A pesar de sus muchos siglos de historia, Malta sigue incorporando atractivos. En La Valeta, las construcciones más nuevas, auspiciadas por la capitalidad europea de la cultura de 2018, incluyen el edificio del Parlamento y la enorme Puerta de la ciudad, ambas diseñadas por el arquitecto italiano Renzo Piano. También se transforma constantemente la oferta culinaria, con una gastronomía de kilómetro cero que invita a degustar queso y vino maltés. Lo que ya no se puede ver es la Ventana Azul, un fotogénico arco de roca en la isla de Gozo que se derrumbó en el mar en 2017. Pese a que el arco ya no está, los turistas siguen llegando al lugar para disfrutar de los espectaculares y solemnes paisajes de la bahía Dwejra y contemplar el Inland Sea, una laguna entre acantilados con un túnel que va a parar a mar abierto.Alamy Stock Photo
Jordania. Este destino entra en la lista por sus itinerarios de aventura a lugares como Petra o el desierto de Wadi Rum, y también invita a relajarse en el mar Rojo o en un 'spa' del mar Muerto. Petra, la antigua ciudad nabatea encerrada entre paredes de arenisca, es la joya del país, aunque no la única razón de la visita. Existen otros muchos enclaves históricos de gran espectacularidad, impresionantes paisajes desérticos, un mar saturado de sal situado en el punto más bajo de la Tierra y poblaciones rurales que permanecen fieles a las tradiciones del pasado. El mar Rojo alberga algunos de los paisajes submarinos más espectaculares del planeta. Y aunque el litoral jordano a lo largo del golfo de Aqaba es relativamente corto y comparativamente poco explotado, cuenta con arrecifes de coral y pecios. El submarinismo entre tortugas y caballitos de mar es una experiencia inolvidable, fácil de concertar en los centros de la ciudad costera de Aqaba y alrededores.Alamy Stock Photo
DESTINOS PARA CONECTAR. Alaska (EE UU). Desde que un acuerdo de conciliación en la década de 1970 entre el Gobierno de Estados Unidos y las naciones indias del Estado de Alaska devolviera millones de kilómetros cuadrados de territorio a sus primigenios habitantes, este se ha convertido en un gran ejemplo de cómo las comunidades indígenas gestionan experiencias turísticas auténticas que también abrazan la sostenibilidad. Algunos de los placeres que nos depara un viaje por este Estado en el límite con el Ártico incluyen observar osos, ver deslizarse los glaciares desde el mar, hacer viajes épicos por carretera, excursiones como el Chilkoot Trail o los senderos del parque nacional Denali, descubrir las viejas minas de la Fiebre del Oro, practicar el kayak por calas escondidas y glaciares, pescar a lo grande o descubrir la cultura nativa. Anchorage es la ciudad con el mayor número de nativos, aunque las influencias occidentales se ven por todas partes. Por el resto del Estado se conserva la cultura tradicional, y la mayoría de estos rincones son accesibles en avioneta, pero la mejor manera de introducirse en la cultura indígena es visitar un centro cultural como el Sealaska Heritage, en Juneau, con su colección de tótems y máscaras ceremoniales.Alamy Stock Photo
Albania. Este país europeo se ha convertido en pocos años en un destino para los que buscan el exotismo sin salir del Viejo Continente. Este país balcánico y mediterráneo es un enigma, más salvaje y menos refinado que el resto Europa. Viajar hasta allí es todavía una aventura. Tras muchas décadas de fronteras cerradas, en 1991 empezó a recuperarse para el turismo, pero sigue siendo poco visitado, una tierra agreste con una historia que se remonta a una época de leyendas envueltas en brumas. Aquí se puede disfrutar de un Mediterráneo auténtico sin las multitudes de Grecia, de un país rural con un corazón montañoso y una costa fantástica y todavía sin explotar. Podremos conectar con los albaneses en sitios cotidianos, como el ferri que cruza el lago Koman en medio de un impresionante paisaje de montaña, uniendo las ciudades de Koman y Fierze. Sin olvidar que en lo alto de las montañas viven campesinos en ocultos pueblecitos igual que hace siglos. Habrá también que visitar Berat, la ciudad de las mil ventanas, con sus casas otomanas blancas trepando por la colina hasta el castillo. Y tomar el sol en Drymades o en algunas de las muchas playas de la espectacular costa jónica. O visitar las ruinas más espectaculares del país, las de Butrint y su teatro griego, pero sobre todo recorriendo las calles de Tirana, sus cafés, sus plazas y sus calles peatonales: una ciudad ruidosa y muy pintoresca.Alamy Stock Photo
Accra (Ghana). La capital de Ghana es un destino que rebosa energía y es relativamente fácil conectar con la ciudad y su gente, y con su cultura en lugares como los centros surfistas, los mercados, los espacios comunitarios como 'skate parks' (parques de patinaje) y a través de la vida nocturna. A Ghana se la llamó en su día la “niña mimada” de África Occidental porque cosechó uno de los mayores éxitos del continente con una democracia estable que se tradujo en un rápido desarrollo. Por eso, es un país con una gran energía. Tiene los atractivos típicos de África para el viajero ―hermosas playas y manadas de elefantes en parques nacionales―, pero aquí se suman el senderismo, los circuitos culturales y también unas ciudades efervescentes en las que resulta fácil relacionarse con la población local. Algunos la describen como un “África para principiantes”, pero eso no quita para que tenga su página oscura, como la que se lee en los fuertes para esclavos de la costa. Accra es fácil de conocer. No es una ciudad atractiva desde un punto de vista convencional, pero su noche está llena de color, y por el día las calles llenas de vida, de mercados interesantes y de lugares para probar su cocina. Es también el punto de partida para viajar al interior del país o para descubrir hitos surfistas como Busua o el cercano pueblecito de Takoradi, que atrae a cooperantes y mochileros que disfrutan de sus playas. Allí las condiciones para el surf son las mejores de Ghana, y desde Busua se pueden emprender preciosas excursiones.Carl Yared (Getty Images/iStockphoto)
Sídney (Australia), para reconectar después de la pandemia. Australia ha pasado más de dos años cerrada al turismo y aislada por la pandemia. Ahora que ya se puede volver a viajar al otro lado del mundo es un buen momento para redescubrir esta ciudad y conectar con los australianos de una manera diferente. Desde el desfile del Orgullo más grande del mundo hasta nuevos circuitos guiados por aborígenes, Sídney invita a regresar para contemplarla desde una perspectiva nueva y descubrir por qué la capital de Nueva Gales del Sur presume de su talante integrador. Además, sigue siendo una de las ciudades más sorprendentes del mundo, con sus playas doradas en el Harbor City, comunidades procedentes de todo el mundo y una gran diversidad artística y gastronómica. ¿Qué y cómo ver Sídney? Tal vez empezando por el Circular Quay para disfrutar de la visión del puerto con el puente como telón de fondo, antes de visitar la Ópera, que reabrió su auditorio este 2022 tras una gran reforma. En 2023 habrá un calendario repleto de eventos para celebrar el 50º aniversario del edificio. Hay más: los jardines botánicos, la Art Gallery of NSW, que alberga una fantástica colección de arte australiano e internacional, y desde finales de este año, la Sydney Modern, el proyecto cultural más importante que se ha desarrollado en la ciudad en el último medio siglo. También hay playas como Bondi, otro de sus iconos. O como Manly, una de las playas más famosas del norte.Alamy Stock Photo
Guyana. Es uno de los países menos conocidos de Sudamérica, conectado con el mundo cultural caribeño y con un 90% de su territorio cubierto por selva tropical. Un lugar que invita a conectar con la naturaleza y con un ritmo de vida diferente. En Guyana quedan todavía osos hormigueros gigantes, amplios bosques tropicales, cascadas increíbles, jaguares esquivos y también muchos 'eco-resorts' que han ido construyendo un modelo turístico diferente. Es también el único país de Sudamérica con el inglés como lengua oficial, y al que apenas van 400.000 turistas anuales. Una de las experiencias imprescindibles para quienes viajan hasta aquí es acercarse a las cataratas Kaieteur (en la imagen), una impresionante y rugiente manifestación de la fuerza de la naturaleza, entre una frondosa vegetación. Y solo hay algo mejor que sobrevolar el interior de Guyana: atravesarlo. Se puede hacer en microbús hasta la pequeña localidad de Lethem, un viaje largo, pero con un premio maravilloso: salir de la espesa selva y entrar en las extensas y abiertas sabanas que cubren la mayor parte del sur del país. Por todo el territorio, los 'eco-lodges' se han convertido en la única alternativa de alojamiento y algunos de estos hospedajes han cosechado premios y reconocimiento por su enfoque comunitario y su labor de conservación. Lo que no hay aquí son muchas playas. Entre las excepciones, la conocida como 63 Beach.Alamy Stock Photo
Boise (Idaho, EE UU). Con rafting en verano y esquí en invierno, Boise puede ser un nuevo gran destino para la aventura, y también un sitio ideal para conectar con la población, que ha desarrollado un interesante panorama cultural. Este pueblo de Idaho, en el oeste de Estados Unidos, de tradición agrícola, lleva una década de auge demográfico que ha ido acompañado del desarrollo de una oferta gastronómica de lo más interesante y de multitud de propuestas para conocer la naturaleza de los alrededores. A Boise se la conoce como “la ciudad de los árboles”, y es verdad: en otoño el valle se convierte en un mar de colores rojos y dorados, salpicado por los edificios de oficinas del centro y la cúpula del Capitolio del Estado de Idaho. Para los españoles, una de las grandes curiosidades es que aquí se celebra el Jaialdi, uno de los festivales vascos más grandes del mundo. En Boise viven casi 16.000 descendientes de vascos, una comunidad que mantiene vivas sus raíces a través del Museo y Centro Cultural Vasco y el Basque Market. El museo muestra fotografías, objetos de uso cotidiano, como los vagones de ovejas; narrativa oral y exposiciones itinerantes, a menudo interactivas. Tras sumergirse en la historia vasca, se puede ir al otro lado de la calle y degustar los 'pintxos' que se ofrecen en el mercado. Para continuar con la experiencia vasca es buena idea ir a cenar al Bar Gernika, que sirve chorizo, croquetas y guiso de cordero a precios asequibles, además de cerveza local.Anna Gorin (Getty Images)
DESTINOS PARA APRENDER. Mánchester (Reino Unido). Además de ser un destino de fácil acceso que ha apostado por la sostenibilidad, la ciudad británica tiene una agenda interesante para 2023. El Manchester Museum está siendo objeto de una gran renovación y el histórico viaducto de Castlefield se está convirtiendo en una ruta verde. Ahora que su nombre suena como posible sede de Eurovisión 2023, es una ciudad a tener en cuenta para el próximo año. Entre los lugares más interesantes están la fachada neogótica del Ayuntamiento o la Biblioteca Central, junto con la estatua de la famosa sufragista Emmeline Pankhurst. También la Whitworth Art Gallery, un majestuoso edificio de finales del siglo XIX y uno de esos museos que en el interior sorprenden con un inesperado tesoro de obras de arte, entre ellas muchas acuarelas de Turner o las obras maestras del pintor prerrafaelista Dante Gabriel Rossetti. Otra joya de la ciudad es la Chetham's Library: con una fantástica arquitectura medieval, se trata de una de las bibliotecas públicas más antiguas del mundo anglosajón. Siguiendo el paseo por la vieja Mánchester, descubrimos edificios históricos que hablan de una época de expansión en el siglo XIX, como los Victoria Baths, en una casa de baños parcialmente restaurada y uno de los edificios de estilo eduardiano más bonitos de la ciudad. Aquí hay también nuevos espacios gastronómicos de moda, como Escape to Freight Island, una innovadora zona de restauración ubicada en un antiguo depósito de mercancías que se inauguró a finales de 2020 y se ha convertido en un destino muy popular tanto entre locales como entre visitantes. Otro espacio interesante es el Mackie Mayor, en el Northern Quarter, un mercado de carne victoriano convertido en zona de restaurantes y puestos de comida.Alamy Stock Photo
Nuevo México (EE UU). El Estado de Nuevo México es la cuna de 23 tribus nativas en Estados Unidos y el lugar ideal para aprender más sobre la cultura indígena, su arte y su música mientras se disfruta de la gastronomía y de la belleza natural del sudoeste del país. Con sus cielos despejados y puertas de sol sobre el desierto, este es uno de los sitios donde todavía es posible experimentar lo que pare muchos es la “auténtica cultura americana”. El punto para empezar la visita suele ser la histórica ciudad de Santa Fe, la capital estatal a mayor altitud de EE UU (2.134 metros sobre el nivel del mar). Sus excelentes museos y su situación la convierten en el punto de partida perfecto para disfrutar de todo tipo de actividades al aire libre y viajar por el resto del Estado. Antes de emprender viaje, en la ciudad se puede aprender más sobre las artes indígenas desde la antigüedad hasta la actualidad en el Museo de Artes y Cultura Indígenas o en el Museo de Artes Nativas Contemporáneas. Toda la ciudad está llena de galerías de arte y tiendas donde los artesanos descendientes de los indios anasazi venden recuerdos a los visitantes. En el viaje por el Estado, en el monumento nacional Bandelier, se contemplan los nichos y las cuevas donde vivieron los indios pueblo (en la imagen). También se puede visitar Taos, uno de los primeros asentamientos españoles en la zona, declarado patrimonio mundial por la Unesco. Otra posibilidad es conectar con Nuevo México desde el cielo, a vista de pájaro. Se organizan vuelos en globo durante casi todo el año, y cada mes de octubre se celebra el Festival Internacional de Globos de Albuquerque, que acaba de cumplir medio siglo. Alamy Stock Photo
Dresde (Alemania). El renacer urbano que ha experimentado Dresde en las últimas décadas continuará en 2023 con la apertura de la Altmarkt (plaza central), con mayor accesibilidad y medidas de protección climática. La ciudad alemana es la historia de un milagro: en 1945, tras horas de bombardeos, quedó reducida a escombros. Las joyas arquitectónicas se reconstruyeron con mucho cariño en las siguientes décadas y hoy se mezclan con extraordinarias colecciones de arte que la sitúan entre las capitales culturales europeas. A la increíble recuperación del patrimonio arquitectónico y artístico se añade en las últimas décadas una gran vitalidad, una animada vida en torno a la cultura del vino, un museo de historia militar rediseñado por Daniel Libeskind y una exquisita conservación de plazas, iglesias, museos llenos de arte y, sobre todo, de los magníficos palacios a orillas del Elba. Si hay que elegir uno solo de los famosos museos de Dresde, tal vez podamos quedarnos con el Palacio Real (Residenzschloss), que combina salas del antiguo edificio y nuevos espacios museísticos en los que ofrece un recorrido por obras del Renacimiento y el Barroco. La cara 'grunge' y bohemia está en el barrio de Neustadt, con un panorama dinámico de bares y restaurantes, arte urbano y callejones con preciosos patios y restaurantes diminutos. Pero lo más auténtico está en torno a la Altmarkt, la plaza del mercado, y alrededor de ella, el corazón barroco de Dresde, reconstruido tras la guerra con todo su esplendor. Una vista inigualable se tiene desde la terraza de Brühl, a la que Goethe llamaba “el balcón de Europa”, el punto más alto de Dresde, para admirar las vistas de la ciudad y del Elba, culminadas por la espléndida catedral y el palacio real.Alamy Stock Photo
El Salvador. Este destino prepara sus playas para convertirse en uno de los destinos de surf más atractivos del mundo. Es el país más pequeño y poblado de Centroamérica, y también probablemente el que menos turistas extranjeros recibe. La ventaja para quienes se animen a visitarlo próximamente es que encontrarán un paraíso tropical casi intacto, con exuberantes parques nacionales sin aglomeraciones, lagos volcánicos y también ciudades coloniales, artesanía colorida y una buena cocina. Todo eso, además de su hermoso litoral y el sencillo encanto de sus pueblos. En El Salvador están también algunas de las mejores zonas surfistas de Centroamérica, como Punta Roca, en la Costa del Bálsamo, donde se rodaron escenas de la película clásica sobre surf 'El gran miércoles' (1978), y las playas de El Sunzal y El Tunco. Este es un país compacto y pequeño que puede recorrerse fácilmente combinando pueblos coloniales, bellezas naturales y yacimientos arqueológicos. Por ejemplo, Suchitoto, una apacible ciudad colonial junto al lago Suchtlán a menos de una hora de la capital. O La Palma, cuna del vibrante arte naíf autóctono de influencia maya que se ha convertido en seña de identidad. No hay que irse muy lejos para encontrar la Joya de Cerén, la “Pompeya de América”, donde gracias a las cenizas volcánicas que cubrieron la vieja ciudad maya hoy se puede disfrutar de uno de los yacimientos más interesantes de Centroamérica. Quedan por visitar parques nacionales como Cerro Verde, con tres magníficos volcanes y varias rutas excursionistas de todos los niveles, o El Imposible, un nombre fantástico que ya avisa de lo que podemos encontrar: un bosque que todavía acoge a animales como pumas, halcones, águilas… sus caminos pueden estar embarrados, pero brindan majestuosas vistas de cumbres y del Pacífico en todo su esplendor. Aunque la atracción del interior más popular de El Salvador es la ruta de Las Flores, una fila de pueblecitos con encanto en las tierras altas cafeteras que hay entre Sonsonate y la frontera guatemalteca.Alamy Stock Photo
Sur de Escocia. El nuevo tren Lumo, que ofrece trayectos baratos entre Londres y Edimburgo, hace que llegar a Escocia sea algo rápido y asequible. En lugar de ir directamente a las Highlands, el destino turístico por excelencia, es buena idea ir a la región de los Borders (la frontera con Inglaterra) y a otras zonas del sur para aprender más sobre la historia del país y personajes como Robert Burns, el más célebre de los escritores románticos escoceses, Walter Scott, o el héroe escocés William Wallace, que pasó gran parte de su vida escondido en los bosques meridionales. Aparentemente alejadas de las aglomeraciones estivales, esta región del sur de Escocia conserva muchos rincones naturales que invitan a la reflexión y la exploración histórica. Sus espectaculares ruinas y mansiones destacan en medio de paisajes abiertos, ideales para el senderismo, el ciclismo y la observación de fauna y flora. Con un ambiente más tranquilo que las Highlands, encontramos en el sur castillos espectaculares como Caerlaverock Castle, del siglo XIII, uno de los más bonitos de Escocia; las ruinas de Dunure Castle (en la imagen), en un acantilado de la costa de Ayrshire donde se reunían los clanes rivales en sangrientas disputas; o el aislado Hermitage Castle, en la frontera entre Escocia e Inglaterra. El sur de Escocia está también lleno de grandes mansiones que derrochan ostentación e historia. Son edificios donde es fácil imaginarnos dramas históricos, entre lujosos tapices, impresionantes colecciones y extensos jardines. Como el Culzean Castle, donde el visionario arquitecto Robert Adams diseñó una lujosa mansión con una imponente escalera oval. En Dumfriesshire, Drumlanrig Castle es un lujoso palacio en cuyas tierras se rodó parte de la serie de televisión 'Outlander'. Aunque el principal embajador de los Borders sigue siendo el escritor decimonónico sir Walter Scott y su hogar, Abbotsford, toda una atracción turística donde se conservan sus extraordinarias colecciones de arte.Wirestock (Getty Images/iStockphoto)
Marsella (Francia). Esta es una ciudad marcada por la diversidad: es playera y urbana; es francesa y mediterránea; es moderna e histórica. A unos les atrae por la proximidad de las playas de la Costa Azul y a otros por su cercanía a la región de Provenza, pero por sí misma es una ciudad a descubrir, con barrios muy diversos, interesantes circuitos arquitectónicos y de arte urbano, además de un nuevo museo con pinturas rupestres que ha enriquecido su amplia oferta cultural. Cada barrio cuenta con su propia personalidad y encanto con un denominador común: buena gastronomía. Conviene empezar la visita por el centro, o mejor aún, por la basílica de La Bonne Mère, de estilo románico bizantino, coronada por una estatua dorada de la virgen. Desde allí, en el punto más alto de la ciudad, se contemplan vistas de 360 grados. Ya solo hay que bajar hasta el otro icono de la ciudad, el Vieux-Port, hoy lleno de embarcaciones de recreo. Invita a dar un paseo tranquilo, e incluso a comer en uno de sus míticos restaurantes descubriendo los platos marselleses, como su mítica bullabesa. La atracción más nueva de la ciudad es la Grotte Cosquer, con realistas reproducciones de pinturas rupestres de 27.000 años de antigüedad. Al lado está el Museo de las Civilizaciones, inaugurado en 2013. Para quien quiera salirse del circuito turístico, en barrios como Cours Julien y Le Panier el arte urbano se ha convertido en parte de la ciudad, y hay circuitos de grafitis, pero también de compras por mercados y tiendas antiguas. Y una recomendación más para los más interesados por la vanguardia cultural: el Friche la Belle de Mai, una antigua fábrica de tabaco convertida en centro cultural que acoge estudios de artistas, salas de exposiciones, una librería, un 'skatepark', un restaurante y una amplia terraza en la azotea. Al otro lado de la ciudad, la Unité d’Habitation en La Cité Radieuse —la utópica visión del arquitecto Le Corbusier de una vivienda de uso mixto que recuerda a un crucero de hormigón— es de visita obligada para los amantes de la arquitectura. Además, Marsella queda enmarcada por dos pintorescos pueblos pesqueros. En el extremo sur está Les Goudes, una combinación muy 'instagrameable' de paseos rocosos, calas para nadar y 'cabanons' (casetas de playa). Se puede saborear pescado fresquísimo en una mesa junto al mar en alguno de sus bares y chiringuitos. Y en el extremo norte, L’Estaque, que evoca el pasado industrial y artístico de Marsella: con sus fábricas y su luz provenzal, en otros tiempos cautivó a pintores como Cézanne.Alamy Stock Photo