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Alquézar, Castelo Novo y otros 12 pueblos imprescindibles que visitar en Europa

En la lista de las mejores villas turísticas de 2022 de la Organización Mundial del Turismo figuran 14 destinos europeos. La iniciativa no solo premia su belleza paisajística y arquitectónica, también sus esfuerzos por preservar su cultura y biodiversidad. Visitarlos es un disfrute y un aprendizaje

Castelo Novo (Portugal): una aldea apetitosa. Es parte de la red de Aldeas Históricas de Portugal por su patrimonio arquitectónico medieval, en el que se incluye su castillo del siglo XII, que le da nombre, así como su estructura laberíntica de calles con casas de granito. Pero Castelo Novo también le hace guiños al estilo manuelino y al Barroco en sus fachadas y elementos artísticos. Su banda sonora es el agua que mana de sus fuentes, y la tranquilidad, una de sus señas identitarias. Situado en la sierra de la Garduña, nos hará ganar unos kilos con platos como el arroz tostado, los huevos verdes (rebozados y rellenos con perejil) y la 'tigelada' (pastel horneado con canela y limón). Su memoria se encuentra en rutas como el Caminho do Moleiro, por la ribera del río Alpreade, que recuerda la importancia de los viejos molinos de centeno que aún se ven.MICHEL & GABRIELLE THERIN-WEISE (Alamy Stock Photo)
Esplendor otomano en Birgi (Turquía). En un valle frondoso cercano a la costa egea turca se encuentra Birgi, donde diversos pueblos dejaron su legado: el selyúcida lo encontramos en la Gran Mezquita, con su mimbar de madera labrada del siglo XIV, y el otomano, en las numerosas edificaciones en madera de sus calles empedradas. Entre las más visitadas está la mansión Cakiraga, construida por un comerciante en el siglo XVIII, que representa lo más esmerado de la arquitectura civil otomana en la región. Los que sueñen con hospedarse en una casa similar están de suerte, ya que algunas han sido convertidas en alojamientos: un ejemplo es el hotel Kadilar Pasazade. El papel esencial de Birgi como centro mercantil en la Ruta de la Seda se debía principalmente a su producción textil, y hoy dan fe de ello su tejido 'bürümcük' así como el bordado artesanal de Oya. En la imagen, una fuente en el casco histórico de la ciudad, patrimonio mundial de la Unesco.Emin Menguarslan (Anadolu Agency / Getty Images)
Arte ancestral y aventura en Alquézar (España). Este pueblo medieval de nombre árabe en la provincia de Huesca está en plena sierra de Guara. Por su orografía privilegiada, Alquézar es de lo más atractivo para senderistas y escaladores. Sus pasarelas sobre el cauce del río Vero son sinónimo de aventura para toda la familia. El parque cultural formado en torno al río ofrece, además, la posibilidad de acceder a sus cuevas, llamadas “abrigos”, y contemplar el arte rupestre, declarado patrimonio mundial en 1998. La llaman “la Perla del Somontano”, y esto suena a ricos vinos locales (imprescindible maridarlos con los platos de la región). Sus fiestas de San Hipólito se celebran la segunda semana de agosto e incluyen yincanas, carreras de camareros y una misa baturra. Además, los habitantes del pueblo practican la economía circular y cuentan con un innovador sistema de taxis colectivos.Prisma Bildagentur (Universal Images Group/Getty)
Geología, gótico, mudéjar y Zurbarán en Guadalupe (España). Por su situación geográfica, a Guadalupe se accede solo por carreteras de montaña, lo que ha facilitado la conservación de sus tesoros artísticos y naturales, entre los que destaca su real monasterio, de estilo gótico mudéjar y patrimonio mundial de la Unesco desde 1993. Aquí se encuentra una importante colección de obras de Zurbarán, el Museo del Bordado y un fondo de incunables miniados. Guadalupe combina arte y arquitectura con un patrimonio geológico abanderado por el geoparque mundial de Villuercas-Ibores-Jara, también reconocido por la Unesco por su legado natural, compuesto por sierras, valles, minas, cuevas y senderos. Si seguimos en busca de espacios naturales, a lo largo del Corredor Ecológico del Río Guadalupejo se ven aves rapaces o nutrias. Santiago Urquijo (GETTY IMAGES)
Encantos del medievo en Rupit (España). Allí donde se encuentran las provincias de Barcelona y Girona se halla este encantador pueblo situado en lo alto de un risco. Las callejuelas adoquinadas y las casas de piedra con blasones de Rupit dan pistas sobre sus orígenes medievales. Su paisaje lo adereza la sierra de Collsacabra. Para descubrir su casco histórico, la única opción es atravesar la riera por el puente colgante que los vecinos construyeron en 1945 para salvar el arroyo que divide las dos zonas de Rupit (en la foto). La experiencia, no exenta de risas y tambaleo, nos hará valorar aún más la belleza del lugar, al que entraremos por la calle de la Barbacana para llegar hasta la plaza Mayor, desde donde se divisan la torre de la iglesia de San Miguel y la ventana gótica de Can Sallent. La visita se completa con un paseo por el sendero de las Fuentes de Rupit, en el que nos saldrán al paso robles, álamos y hayas, y culmina con la visita al salto de agua de Sallent, el más elevado de Cataluña con sus 115 metros de caída.Alberto Zamorano (Alamy)
Entre cascadas y flores por Bohinj (Eslovenia). Por su ubicación en el parque nacional de Triglav, Bohinj cuenta con recursos naturales tan valiosos como el lago homónimo (en la foto). Por él se puede navegar en primavera y verano en kayak y botes eléctricos en los que aprender del paisaje, fauna y flora de la región. La cascada Savica es otra de sus atracciones: con sus 50 metros, se divide en dos tramos y da origen al río Sava Bohinjka. Su valor simbólico es enorme para los eslovenos (ha inspirado obras de los principales poetas del país, como France Prešeren). Un buen momento para una visita es en el mes de mayo, cuando se celebra el Festival de las Flores Silvestres. En 2023 tendrá lugar entre el 19 de mayo y el 4 de junio, e incluirá sus clásicos circuitos botánicos y experiencias culinarias, tan insólitas como sugerentes, dedicadas a las flores silvestres.JURE MAKOVEC (AFP / GETTY IMAGES)
Agua pura en Andermatt (Suiza). En el valle de Ursern hay un pueblo que cautivó a Goethe en su visita a esta región de los Alpes suizos. Es Andermatt y su agua es de las más puras de Europa, pues de sus inmediaciones brotan varios manantiales. Es el lugar perfecto para todo tipo de deportes de nieve. Entre noviembre y mayo abren sus 21 kilómetros de rutas de 'cross-country', para quienes no osen calzarse unos esquís. Está junto a la legendaria garganta de Schöllenen, desfiladero que da acceso al Paso de San Gotardo, un antiguo camino de pastores. Entre los túneles y puentes del desfiladero destaca el puente del Diablo, inmortalizado por Turner. El museo local (Talmuseum Ursern) cuenta las historias y leyendas vinculadas a este intrincado cruce alpino.Frank Bienewald (LightRocket / Getty Images)
Murten (Suiza), un imán para ciclistas. Este pueblo medieval de atardeceres memorables está situado sobre una colina con vistas al lago Murten y cuenta con las murallas mejor conservadas del país. Los amantes de la bicicleta están de enhorabuena si lo visitan, pues los 170 kilómetros de rutas diseñadas exclusivamente para ciclistas ofrecen cientos de posibilidades: desde un paseo de unas dos horas alrededor del lago hasta una visita al cercano pueblo de Avenches para ver sus ruinas romanas. Los que piensen que este es un destino únicamente veraniego se llevarán una gran sorpresa si acuden al Festival de la Luz de Murten, que se celebra anualmente en enero e incluye multitud de actividades y espectáculos en torno a la iluminación. En invierno, la gastronomía reconfortante de la región nos hará entrar en calor, con su característica 'fondue' de queso y su 'gâteau du Vully', una tarta que lleva el nombre de un monte muy visitado de la zona.Prisma / Dukas Presseagentur GmbH / Alamy
La isla bonita de Isla del Giglio (Italia). Esta isla toscana del mar Tirreno quiere que el mundo la conozca como la isla etrusca, gracias a sus tesoros arqueológicos que datan de la civilización que pobló la península itálica entre los siglos VIII y III antes de Cristo. Para promover sus tradiciones cuenta con el Festival de los Etruscos, en el que se celebra la cultura de esta civilización, y fiestas populares como la de San Lorenzo, siempre acompañadas de vino toscano y de dulces como el 'panificato', a base de higos secos, pasas, nueces, almendras y vino. El compromiso de sus habitantes por preservar su entorno y por fomentar un turismo responsable los impulsó a lanzar una campaña para limpiar sus campos y costas, en la que participan con entusiasmo no solo residentes sino sus muchos visitantes. Por ello, gracias a sus aguas claras, los buceadores disfrutan aquí de lo lindo divisando gorgonias amarillas y rojas, estrellas de mar, esponjas y muchas otras especies marinas.Cosimo Todaro (EyeEm / GETTY IMAGES)
Carnaval, cerveza y buen jamón en Sauris Zahre (Italia). Este pueblo italiano de nombre más bien germánico es el más elevado de la región de Friuli, pues está a más de mil metros de altitud, en los Alpes Cárnicos. Su cultura local incluye el dialecto del alemán sauris, que se oye en sus calles. Sus habitantes preservan y difunden sus tradiciones por medio de actividades culturales, cursos de lengua, conciertos y a través de su carnaval, protagonizado por seres mitológicos como el Rölar, que se pasea haciendo ruido con sus campanillas, y el Kheirar, que asesta escobazos por doquier. El pueblo posee su propia cerveza artesanal, la Zahre, elaborada con agua del manantial de Sauris, y cuenta con la fábrica de jamones Wolf, cuya receta ideada por Pietro Schneider en 1862 sigue empleándose para dotar a estas chacinas de su toque levemente ahumado.Nicola Simeoni (Alamy)
Secretos del Cáucaso en Mestia (Georgia). En la cordillera del Cáucaso, al pie del monte Ushba, se encuentra Mestia. Las fortalezas que hoy conforman su característica silueta, llamadas Torres Svan, hablan de la historia convulsa que vivió este pueblo, sometido a numerosas invasiones, de ahí que estas pintorescas torres fuesen al mismo tiempo viviendas y puestos de vigilancia. Por eso la Unesco ha reconocido la región de la Alta Esvanetia, en la que está Mestia, como patrimonio mundial, por sus aldeas, sus paisajes montañosos y sus cientos de torres medievales. Esvanetia es también cuna de algunas de las recetas georgianas más apetitosas, como el 'kubdari', un pan relleno de carne, cebolla y especias, o el 'fetvraal', relleno de queso y mijo. Para bajar los excesos culinarios no hay nada mejor que subir al glaciar Chalaadi (enl a foto), una excursión de 24 kilómetros (ida y vuelta) desde Mestia de dificultad moderada.Maya23K / GETTY IMAGES
Tradiciones con sabor a queso en Rasinari (Rumania). Al sur de Transilvania y al pie de los montes Cindrel y Lotru, , en la cordillera de los Cárpatos, Rasinari es un pueblo donde su buen queso es moneda corriente: por algo es un producto destacado en la Ruta del Queso del condado de Sibiu, distrito al que pertenece. El mejor momento para degustarlo es el 25 de agosto, fecha del Festival del Queso y el Brandy, en el que los lugareños cocinan una polenta de queso de 25 metros de largo. Rasinari también se siente orgullosa de sus tradiciones folclóricas, que siguen vivas gracias a su grupo de danza y a su museo etnográfico. Además, a escasos kilómetros se encuentra el Museo Tradicional de Astra, el museo al aire libre más importante de Rumania. Situado en la reserva natural de Dumbrava Sibiului, en él se muestran centenares de objetos y edificaciones rurales que ayudan a entender la identidad transilvana. U. J. Alexander (Alamy)
Wagrain (Austria): una joyita alpina. Austria es una gran proveedora de paisajes de montaña y entre sus pueblos alpinos más atractivos está Wagrain, a una hora en coche de Salzburgo. Presume de picos que los aficionados al montañismo desean escalar y los esquiadores descender: el Öbristkopf, de 1.400 metros, es uno de los más populares. Su bien merecido premio como destino verde, recién otorgado por el Consejo Global de Turismo Sostenible, se traduce en acciones como la venta de productos de granjas locales —leche fresca, mantequilla y diversos quesos ecológicos—, así como de pan y dulces producidos por los panaderos Steinbauer desde 1899. Sus 250 rutas para senderistas, entre lagos cristalinos y cabañas, lo convierten en un destino idóneo.
En verano e invierno, Zell am See (Austria). Tanto en verano como en invierno, Zell am See es un imán para quien busque paz, aire puro y fotogénicos paisajes alpinos. Su ubicación es perfecta: está junto al lago Zell y cerca del monte Kitzsteinhorn, a cuya cima se accede en el funicular llamado Tren del Glaciar. Su pico más cercano es el Schmittenhöhe, desde el que admirar una vista espectacular del pueblo. Obviamente, invierno en los Alpes es sinónimo de esquí y deportes de nieve, para los que Zell am See está más que preparado. En estaciones cálidas, el senderismo y los baños en piscinas al aire libre son planes de lo más relajantes. Y para quien necesite una dosis de vida urbana, a la arquitectura tradicional restaurada del pueblo se suman atractivas tiendas.Alex Bramwell (Alamy)