Qué ver en la Ciudad Vieja de Praga (más allá de su famoso reloj astronómico)
Terrazas con vistas, museos, monumentos e iglesias imprescindibles en Staré Mesto, uno de los lugares imprescindibles en el centro histórico de la capital de la República Checa
Bienvenidos a Praga, la capital de la República Checa. Esta joya de ciudad es todo un museo al aire libre y rebosa historia y arte a partes iguales. Mi mujer Gosi ya la había visitado, pero yo no, y es el típico destino que llevaba años resonando en mi cabeza, ya cuando era niño escuchaba aquello de “Praga merece mucho la pena”. Es una ciudad muy fácil de recorrer y que no requiere muchos días para poder quedarse con su esencia, así que después de visitarla he de reconocer que superó con creces mis expectativas.
Si bien está plagada de rincones muy turísticos, esta ruta se centra en los lugares imprescindibles de la Ciudad Vieja de Praga, también conocida como Staré Město, ya que es uno de los barrios que sí o sí se tienen que descubrir y un lugar alucinante declarado patrimonio mundial de la Unesco en 1992 como parte integral de su centro histórico.
La Plaza de la Ciudad Vieja
Nada más llegar, uno se topa con la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Testigo de momentos clave para la ciudad, hoy es el epicentro de la Ciudad Vieja y lugar de encuentro de locales y turistas, pues aquí están muchos de los reclamos turísticos de Praga.
No podíamos empezar con otro que el Antiguo Ayuntamiento de Praga, con su propia torre gótica —¡de 60 metros de altura!— cuyo interior puede visitarse (si lo hacéis a primera hora, de martes a domingo, se aplica una rebaja del 50%). Las vistas desde arriba son impresionantes, por lo que vale mucho la pena y pagar y subir a ella para contemplar la Plaza desde las alturas. Aunque lo que destaca realmente de la Torre del Ayuntamiento es el reloj astronómico del siglo XIV, que además de dar la hora en diversos formatos muestra las posiciones del sol y la luna, así como el calendario. Pero por lo que es conocido es por el espectáculo que tiene lugar cada hora en punto, entre las 8.00 y las 23.00, y que amontona a multitud de curiosos. Y es que una serie de figuras que representan la vanidad, la avaricia, la muerte y la lujuria dan la hora mientras los 12 apóstoles van desfilando.
Para los amantes del arte, es recomendable hacer una parada en la Casa de la Campana de Piedra, un antiguo palacio para el rey Juan de Luxemburgo convertido en una sala de exposiciones perteneciente a la Galería Municipal. ¿De dónde le viene el nombre al edificio? Si miráis en su lateral derecho lo entenderéis.
Otro de los puntos fuertes de la zona es la iglesia de Nuestra Señora de Týn, de estilo barroco en su interior pero con unas impresionantes torres góticas que destacan sobre el resto de la Plaza. Incluso hay quienes dicen que estas torres inspiraron al creador del castillo de princesas de Disneyland París. Otra iglesia recomendable es la de San Nicolás, de estilo barroco. Su interior es precioso, y el techo, adornado con unos frescos y una lámpara de cristal espectacular, merece mención especial.
Vamos con otro imponente edificio: el palacio Kinsky, de estilo rococó y conectado históricamente a ilustres personajes, como Bertha Suttnerová-Kinská, la primera mujer en ganar el premio Nobel de la Paz, que nació aquí, o el mismísimo Franz Kafka, quien estudió aquí entre 1893 y 1901. Hoy este edificio forma parte de la Galería Nacional y en él se puede disfrutar varias exposiciones permanentes y temporales.
No podemos marcharnos de la plaza sin hablar del monumento a Jan Hus, conocido por su carrera profesional como sacerdote, teólogo, filósofo y rector de la Universidad de Carlos IV, pero más aún porque sus ideales movieron a mucha gente, los conocidos posteriormente como los husitas, que dieron nombre también a las guerras husitas cuando Jan Hus fue condenado a la hoguera por hereje.
Algo que debéis saber si os gusta la fotografía es que es muy complicado hacer una foto de la Plaza de la Ciudad Vieja sin gente. Como a partir de las ocho de la mañana el reloj astronómico ya comienza a dar la hora, para hacer una foto sin gente os aconsejamos que madruguéis. Un truco adicional para verla desde otro punto de vista es hacerlo desde un rooftop que se ubica allí mismo. Podéis buscarlo por su nombre: Terasa u Prince. Y si no, también podéis ir a los pisos superiores del Starbucks que hay en la propia plaza. ¡Nadie diría que un Starbucks esconde estas vistas!
En los alrededores de la Plaza
Fuera de la propia Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, pero en sus inmediaciones, también hay muchos puntos que ver.
- La Casa Municipal de Praga y la Torre de la Pólvora. Si bien están pegados, la Torre de la Pólvora es mucho más antigua. Completada en 1475, en su momento formó parte de la muralla de la ciudad, y, si bien esta corrió otra suerte, la torre aún se conserva en pie. Tras pasar por varios usos (aunque el de almacén de pólvora le dejó hasta el nombre), actualmente se puede subir hasta la parte más alta para ver Praga desde las alturas. Si acudís a la primera hora de apertura, podréis hacerlo a mitad de precio. Por su parte, la Casa Municipal es un edificio actual (data del siglo XX) que acoge una sala de conciertos, restaurante, cafetería… entrad, si podéis, a echar un vistazo o contratad una visita guiada.
- No hay que pasar por alto el Clementinum, un enorme complejo arquitectónico, de estilo barroco, formado por varios edificios y lugares de interés como la Biblioteca Nacional de la República Checa, la Torre Astronómica, la iglesia de San Salvador, la iglesia de San Clemente, la sala de los Espejos (donde, con suerte, se puede asistir a un concierto de música clásica) y, por supuesto, la Biblioteca Barroca, una impresionante sala repleta de libros de todos los tiempos y decorada con hermosos frescos y globos terráqueos. Dada la magnitud del Clementinum, no es posible visitarlo al completo, pero sí se puede acceder a muchos de los mejores lugares del mismo a través de visitas guiadas que se realizan en inglés o checo. Albert Einstein enseñó aquí, y Wolfgang Amadeus Mozart tocó en numerosas ocasiones.
- Si se quiere dar un paseo por una calle comercial, elegid la calle Karlova, junto a la iglesia de San Salvador. Antaño formaba parte del recorrido que hacía el rey al ser coronado y hoy alberga, además de tiendas y comercios en general, la catedral de San Clemente, conocida, entre otras cosas, por sus conciertos de música clásica.
- Al marcharse de la Ciudad Vieja de Praga hay que hacerlo atravesando el icónico Puente de Carlos, que es otra de las joyas de Praga, y conecta la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana. Si queréis cruzarlo, dejaréis el río Moldava a vuestros pies y tendréis el honor de pisar el puente más antiguo de la ciudad y el segundo del país —se terminó en 1402 tras cinco años de construcción—. A lo largo del puente encontraréis 30 figuras en estilo barroco, un tercio son las originales, aunque una de ellas destaca sobre el resto. Es la de San Juan de Nepomuceno, y es que hay una leyenda que dice que si la tocas, además de darte suerte, te da la seguridad de que volverás a Praga. ¡Por eso la gente le saca tanto brillo!
Y estos son solo los lugares principales que ver en la Ciudad Vieja de Praga, pero lo cierto es que tiene muchos más, como el Nuevo Ayuntamiento, la iglesia de San Francisco de Asís, el Museo de la Cerveza, el de las Ilusiones, la Estatua del Hombre Colgado (que ha provocado más de una llamada a emergencias…) y un largo etcétera. Os hablamos más en detalle de muchos más barrios de la ciudad en nuestra guía para viajar a Praga y en nuestro libro.