Ir al contenido

Senderismo en el valle de Benasque para todos los públicos

Pueblos, ibones, refugios, cascadas y picos acompañan en seis caminatas por esta zona del Pirineo Aragonés

Si algo caracteriza al valle de Benasque, también llamado el Valle Escondido, son sus miles de kilómetros para recorrer entre sus barrancos y montañas. Acompañados de ríos y bosques, llegamos a ibones, refugios, cascadas y picos. Pero también encontramos pequeños pueblos de piedra y teja con iglesias románicas que van salpicando este valle.

Sendero botánico de las Gorgas de Alba

Esta es la ruta ideal para comenzar a conocer el valle de Benasque. En el sendero botánico de las Gorgas de Alba, de pocos kilómetros y sin apenas desnivel, tenemos un buen ejemplo de la flora del valle, abetos, avellanos, tejos, hayas, acebos, serbales, frambuesos o fresas, que nos acompañan durante todo el camino, con algunos carteles informativos contando sus características.

Así se aprende que la gayuba, también llamada uva del oso, es un arbusto que ayuda a la sujeción de las tierras sueltas, que sus frutos son una fuente de alimentación para los animales de alta montaña y sus hojas en infusión ayudan a calmar las dolencias del aparato urinario. O que las varas del arbusto de la Betalaína se utilizan para manejar al ganado, ya que este tipo de madera no hiere. Así, mientras recorremos el sendero, vamos aprendiendo a diferenciar algunos árboles y arbustos, casi siempre acompañados del río Ésera. A mitad de camino, nos topamos con impresionantes Gorgas del Alba, cascadas donde poder darse un baño si el tiempo lo permite.

Del pueblo de Sahún al de Villanova por el bosque

Nos encontramos en el pueblo de Sahún, de 319 habitantes, que viven a 1.124 metros de altitud en las orillas del río Ésera. Partiendo del barranco de Cambra, recorremos las callejuelas de este precioso pueblo donde no es difícil cruzarse con un rebaño de ovejas cruzando de un pasto a otro. Pasamos por la plaza Mayor, donde hay una pequeña casita de madera llena de libros libres para intercambiar —iniciativa que encontraremos también en los pueblos de Sesué, Villanova y Eriste—. Dejamos atrás la quesería artesanal El Benasqués y, llegando al final del pueblo torciendo por la calle dels Escamps, se encuentra la senda que pasa por fincas hasta llegar al puente de madera que salva el barranco de Surri, donde el agua baja con fuerza. A partir de aquí, el bosque será cada vez más tupido y hay alguna cuesta arriba y abajo hasta llegar al pueblo de Villanova cinco kilómetros después. Este es otro ejemplo de pueblo pirenaico de piedra con dos iglesias románico lombardas, pertenecientes a los dos barrios en los que se dividía antaño el pueblo.

De Chía al refugio de Lavasar e ibón Basa de la Mora por la pista que une los valles de Benasque y Bielsa

Estos 25 kilómetros de pista, apta para coches y bicicletas cuando la climatología lo permite, tienen unas vistas impresionantes de los valles de Benasque y Bielsa. A los pocos kilómetros del pueblo de Chía, se divisan el Aneto y las Maladetas, cuya vista nos acompaña hasta llegar al collado de Sahún, a 2.025 metros de altura, donde cambia el paisaje y ya se comienza a ver la otra ladera que es el valle de Chistau. Según vamos descendiendo por la pista, aparecen los pueblos que salpican el valle, Plan, Gistaín o San Juan de Plan. En mitad de camino está el refugio de Marradetas, con servicio de bar y restaurante y una terraza con una panorámica impresionante a cualquier hora del día. La pista pasa por el mirador de La Riba y termina en el pueblo de Plan, donde comienza el asfalto. Desde aquí, se puede llegar al pueblo de Saravillo, con quesería artesanal a la entrada, de donde parte otra pista. Eso sí, en este caso hay que pagar cinco euros para subir en coche los 10 kilómetros de pista que salvan los mil metros de desnivel que hay hasta el refugio de Lavasar. Desde el refugio, hay un pequeño paseo al Ibón de Basa de la Mora, lo que no viene nada mal para estirar un poco las piernas.

Ruta de las tres cascadas desde Cerler

Otra sencilla ruta que parte del pueblo más alto del Pirineo Aragonés que es Cerler. Esta caminata comienza ascendiendo suavemente por bosque y pasa por la ermita de San Pedro Mártir. Cruzando el puente de Vadiello sobre el barranco de Ardonés, se vuelve a meter en el bosque en forma de estrecha senda, y ya se van viendo al otro lado del barranco las cascadas de la Mascarada y la del El Clotet. Al final se llega a la impresionante cascada de El Bom o de Ardonés. Para hacer el camino circular y pasar al pie de los otros dos saltos de agua, hay un pequeño tramo complicado, ya que las piedras están resbaladizas por el agua de la propia cascada. Hay un alambre para agarrarse, pero se puede también desandar el camino y cruzar el puente de Vadiello y acercarse a las otras cascadas por el otro lado del barranco. El camino de retorno a Cerler se hace en un sendero panorámico con vistas al macizo con los picos de Posets, Perdiguero y Gran Bachimala.

Ruta por el barranco y el ibón de Remuñé desde el ‘parking’ Fin de Carretera

El comienzo de esta ruta, como su nombre indica, se hace donde termina la carretera A-139. Ascendemos por el barranco de Remuñé entre pinos negros, rododendros, frambuesos y el serbal de los cazadores, tan llamativo cuando se llena de frutos rojos —fuente de alimento principal de las aves de alta montaña en invierno—.

Llegamos a Pleta d’Es Capellans con el sonido de las marmotas de fondo. Aquí hay un puente que cruza el río, y frente al mismo se puede ver un curioso refugio libre que forman dos piedras unidas en forma de triángulo. Si cruzamos el puente nos encontraremos que el camino discurre por varios tramos complicados de piedras hasta llegar al ibón de Remuñé y, un poco más arriba, tras varios tramos más de piedras, el ibonet de Remuñé. La opción más sencilla es, en vez de hacer el camino circular, llegar al ibonet de Remuñé sin cruzar el puente, directamente por el lado derecho del valle, donde la vista del circo es impresionante, y volver por el mismo camino.

Sendero desde Llanos del Hospital a la Besurta, refugio de La Renclusa y Forau de Aigualluts

Otro sendero clásico del valle. Desde el 23 de junio hasta el 11 de septiembre, los coches no pueden recorrer el tramo que va desde Llanos del Hospital hasta la Besurta; si alguien no quiere recorrer este tramo de cinco kilómetros ha de hacerlo en autobuses, cuyos horarios encontraremos en benasque.com.

Nosotros comenzamos en el parking de Llanos del Hospital. El camino pasa por pastos, un refugio libre que es la cabaña de Plan dEstán, los ibones del mismo nombre —que en verano se convierten en una gran pradera verde— y al parking de la Besurta, donde hay un pequeño chiringuito. Desde aquí nos acompaña la visión de la Maladeta; el camino se puede hacer circular pasando por el refugio de La Renclusa, que es uno de los puntos de partida para la ascensión del pico Aneto. Dejando atrás el refugio, el camino asciende hasta tener una vista panorámica del Forau de Aigualluts, que rodeamos, y pasando por la cascada del mismo nombre vamos descendiendo hasta el parking. Desde la Besurta hay otro sendero que lleva a los ibones de Villamuerta (si quedan aún fuerzas para ello).

Y es que en el valle de Benasque hay muchas más rutas que recorrer, como la que pasa por la cascada de la Espigantosa y llega al refugio de Angel Orús; la ruta del ibón de Vallibierna; la del refugio de Armeña en su paisaje lunar y muchas muchísimas más opciones que animan a volver una y otra vez a este rincón del Pirineo Aragonés.

Más información

Archivado En