Guía práctica para visitar la estatua de la Libertad
No existe una sola manera de acercarse a uno de los monumentos más famosos de Nueva York. Eso sí, quien quiera subir hasta su corona mejor que lo organice con meses de antelación
Si bien la estatua de la Libertad es un icono de Nueva York, famoso en el mundo entero, y con más minutos en películas y series que Robert De Niro, no todo el mundo sabe que se puede visitar. Es más, uno no tiene por qué conformarse con pisar el mismo suelo que ella, el de la Isla de la Libertad, sino que también puede visitar el interior de la misma e incluso subir hasta su corona para ver Nueva York tal y como lo hace Miss Liberty. Sin duda, es una experiencia muy recomendable y especial, sobre todo para los amantes de la Gran Manzana.
La estatua de la Libertad fue un regalo que el pueblo francés hizo a la ciudad de Nueva York allá por 1886, y decidieron colocarla en la Isla de la Libertad, dando la bienvenida a todo aquel que llegaba al país en barco. Así que tenéis que tener en cuenta que, para verla, hay que ir hasta la propia isla o hacerlo desde cierta distancia: desde algún barco o bien desde alguno de los miradores que encontraréis, por ejemplo en Manhattan, Governors Island, Brooklyn o New Jersey. Hay varias maneras de visitar la estatua de la Libertad: gratis, de pago, más cerca, más lejos, desde su interior… Así que vamos con todas ellas.
La visita gratuita
Si no queréis gastar ni un dólar en visitar a Miss Liberty la solución es acudir al Battery Maritime Building y esperar al próximo ferri gratuito a Staten Island. Cuando subáis al barco, situaros a la derecha para ver la estatua lo más cerca posible y con presupuesto cero (eso sí, no llegaréis a tocar la estatua y la veréis desde un poco lejos).
Si queréis fotones de Manhattan, también podéis salir al exterior en alguno de los niveles del barco o incluso quedaros rezagados en la entrada del mismo, para salir al exterior por la cola del barco y poder ver la isla alejándose. Así, conseguiréis alguna de las mejores fotos del skyline tan característico de la Gran Manzana.
Cuando terminéis el trayecto (de una media hora), podéis acercaros a hacer unas compras al outlet de Staten Island, que queda muy cerca, o bien dar la vuelta y montaros en el ferri de vuelta. Otra opción es atravesar la terminal con cierta prisa para regresar a Manhattan en el mismo ferri sin tener que esperar al siguiente.
Cómo llegar a la Isla de la Libertad (pagando)
Si lo que queréis es llegar hasta la Isla de la Libertad, tan solo hay un barco que llega hasta ella, el de Statue City Cruises. Así que ojo con los cruceros turísticos y las páginas web que utilizan el nombre de la estatua como reclamo. Leed bien lo que compráis antes de pagarlo.
Los barcos de Statue City Cruises tienen dos puntos de salida diferentes. Uno desde Manhattan y otro desde New Jersey. El recorrido de estos barcos siempre es el mismo. Primero paran en la Isla de la Libertad y después, en Ellis Island, donde se ubica el Museo de Inmigración, muy recomendable. Una vez visitado, podéis volver a tomar el barco para volver al punto inicial y seguir con vuestras visitas turísticas.
En lo que se refiere a la estatua de la Libertad en sí, hay tres modalidades de entrada:
- Exterior de la estatua. El monumento, que tiene unos 46 metros de altura, se ve desde sus pies, aunque estos no se pueden tocar (hay una valla protectora).
- Pedestal. Se puede ver la estatua desde el exterior y, además, acceder al pedestal de la misma. Ahí hay uno de los miradores más chulos de Manhattan y un museo dedicado a la estatua donde conocer detalles sorprendentes.
- Pedestal + Corona. Si optáis por esta modalidad, además de lo anterior podréis acceder a las casi 400 escaleras que llevan a la cima de Miss Liberty para poder disfrutar de su mismo punto de vista de Nueva York.
Si bien la primera modalidad es fácil de comprar, los interesados en acceder al pedestal tienen que comprar la entrada con cierta antelación. Aún más previsores deben ser quienes quieran acceder a la corona: hay espera hasta de tres meses. Si queréis comprar una de estas entradas, lo recomendable es mirar la web oficial de la estatua, proveedor autorizado y página web con menores precios disponibles siempre (a partir de 25,50 dólares). Eso sí, hay varias tarjetas turísticas de Nueva York que lo incluyen como atracción, así que es importante asegurarse de esto antes de gastar dinero en algo innecesario. Siempre teniendo en cuenta que estos pases no incluyen entrar al interior de la Estatua ni por supuesto subir a su corona.
Dos cosas a tener en cuenta antes de la visita
- No compréis entradas a desconocidos ni en páginas web en las que no confiéis. Hay mucha gente que se queda con las ganas de comprar una entrada para la corona porque se han agotado y siempre aparece el típico “salvador” que te vende una por la calle, junto a la terminal del ferri de salidas. Desconfiad.
- Para acceder al ferri de la estatua, tendréis que pasar un control de seguridad más propio de un aeropuerto, así que evitad llevar mochilas grandes y cosas susceptibles de causar sospecha. Y llegad con tiempo antes de la hora de salida del barco.
- Si queréis subir a la corona, realmente sed previsores para no quedaros sin entradas. Es muy habitual. En caso de no conseguirlo, siempre queda el consuelo de que en Nueva York las cosas por hacer son interminables.