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De Berlín a Madrid: 11 mercados europeos para comer bueno, bonito y barato

Las plazas gastronómicas recuperan su atractivo con la vuelta a la normalidad. Unas exhiben orgullosas su historia mientras que otras apuestan por los productos gourmet . Pero todas las de esta lista rezuman encanto y pasión por la comida

En 2011, el animado barrio berlinés de Kreuzberg, donde reside una gran comunidad turca, consiguió recuperar multiculturalidad que reina en Berlín y en especial en este distrito. Un par de docenas de puestos de chefs aficionados o semiprofesionales ofrecen sus especialidades e incluso hay un puesto de cerveza artesana, la Heidenpeters. Se celebran también otros eventos con el ambiente propio de Kreuzberg, cool, natural y con un marcado punto alternativo.Simon Lowthian (alamy)
El mercado más famoso de Viena es también un buen lugar para picar algo. Nació como mercado de alimentación en el siglo XVIII, pero actualmente tiene muchos puestos de comida preparada repartidos en los 500 metros que ocupa en la avenida Linke Wienzeile de la capital austriaca. Allí se puede probar desde un schnitzel (escalope vienés) a un shakshouka típico de Oriente Próximo, a base de huevos escalfados en salsa de tomates, chiles y cebolla. El extremo occidental (Kettengasse) ofrece toda clase de carnes, fruta y verdura (incluidas variedades exóticas), especias, vinos, quesos, olivas, especialidades indias, y puestos fabulosos de kebab y falafel. También hay unos cuantos restaurantes para sentarse y 35 puestos rotativos que se adjudican, por ejemplo, a los granjeros, que ofertan sus productos de temporada. El mercado acaba en el extremo oriental con puestos que venden telas, joyas y baratijas indias. Cierra los domingos pero ese día festivo se instala un Flohmarkt (mercadillo) que es toda una institución vienesa, repleta de antigüedades y objetos de segunda mano. Hay siempre mucho ambiente, parecido al de los bazares de Europa oriental, con los productos apilados caóticamente en la acera.Manfred Glueck (alamy)
El mercado gastronómico más famoso de Londres ocupa una serie de patios conectados bajo las vías elevadas del ferrocarril, en el distrito Southwark (en el sudeste de la ciudad). Desde muy temprano acuden visitantes y locales, y es habitual que los comerciantes den a probar sus especialidades (queso frito, aceitunas o pan artesano mojado en salsas picantes) antes de que el comensal opte por algún plato más consistente para comer. Conocido popularmente como la despensa de Londres, este mercado ha existido de una forma u otra en el mismo lugar desde el siglo XVIII pero ha disfrutado de un renacimiento colosal en los últimos 15 años. No hay día que no esté repleto de amantes de la comida, gastrónomos de todos los rincones del mundo y visitantes curiosos, pero también de londinenses en busca de inspiración. Se ha convertido, por derecho propio, en un destino turístico. El mercado está especializado en productos frescos de alta calidad, desde futas y verduras, quesos, carnes o pescados hasta panaderías o puestos gourmet. Destacan especialmente los puestos de repostería. Es todo un espectáculo suculento y vistoso al que muchos acuden cámara en mano. El precio es alto, como era de esperar en la capital británica, pero muchos comerciantes ofrecen muestras gratuitas. En la imagen, un grupo de jóvenes almuerza frente a un cartel de un antiguo negocio, debajo de las vías del tren.Lee Martin (alamy)
Una de las últimas propuestas de la escena foodie londinense es el Mercato Metropolitano en el distrito de Elephant and Castle, otro buen punto para comer productos frescos y gourmet, con artesanos locales y pequeños negocios. Está pensado como un espacio agradable para comer, pero también vinculado a las actividades del barrio. Su principal atractivo es la amplia oferta de puestos de comida con sabores llegados de todo el planeta: Francia, Italia, Argentina, México, Turquía, Líbano, Grecia… y con un precio bastante razonable para la media londinense. Hay una zona interior y otra exterior, mesas corridas en la nave principal e incluso tumbonas de jardín en el exterior.Lois GoBe (alamy)
Unos 260 puestos llenan el Albert Cuyp Markt, el más grande y animado mercado de Ámsterdam y el más extenso de toda Europa. Abre todos los días, excepto los domingos, y es perfecto para los que quieran conocer el lado más maravillosamente caótico y multicultural de la capital neerlandesa. Se ubica en De Pijp (el tubo o cañería, en español), un barrio de calles rectas y estrechas que parece un pueblo y que en realidad es una isla conectada por 16 puentes con la ciudad. Hoy está lleno de tiendas especializadas y bares y se ha convertido en un vecindario codiciado por los jóvenes y artistas, aunque su corazón sigue siendo este mercado donde los vendedores vocean sus productos ofreciendo bocadillos de arenque crudo, patatas fritas, poffertjes (tortitas) y stroopwafels (galletas) rellenas de sirope. Bautizado en honor del pintor paisajista Albert Jacob Cuyp (1620-1691), es legendario por su enorme variedad. Un paraíso para aquellos que busquen quesos holandeses (desde un gouda de cuatro años hasta un cremoso boerenkaas), pescado, crustáceos, hierbas, especias…. Pero también hay fruta y verdura y una parte dedicada a ropa, móviles y todo tipo de objetos, artículos del hogar y regalos típicos de los Países Bajos, como zapatillas en forma de zuecos. Y por supuesto, es el lugar para tomar un tentempié típico.GAUTIER Stephane (alamy)
La tranquila y civilizada Copenhague también tiene sus mercados para comer en la calle, más o menos turísticos, más o menos céntricos. Por un lado, junto a uno de los canales típicos de la ciudad, encontramos el mercado de Torvehallerne. Al igual que muchos de los mercados gastronómicos del continente, este se ubica en el renovado espacio de un bazar que estuvo activo desde 1889 hasta 1958. El año 2011 abrió nuevamente sus puertas ofreciendo lo mejor de la famosa cocina escandinava. Coincidió con el auge de la escena gastronómica de Dinamarca, con el éxito del premiado restaurante Noma y su fijación por lo endémico. Torvehallene no es barato (como casi nada en Dinamarca), pero en este bello mercado de vidrio y hierro en medio de la ciudad también se puede vivir, y degustar, ese especial sabor nórdico, que va desde pasteles daneses a los exquisitos smorrebrod, sándwiches abiertos con toppings de todo tipo. Tiene un ambiente muy relajado, en sintonía con el resto de la capital danesa, y, cuando el tiempo lo permite, es recomendable comprar algo allí para tomarlo al sol en las mesas de pícnic al exterior o en el cercano puente de Dronning Louises Bro.Niels Quist (alamy)
Sí, acuden turistas, pero la plaza adoquinada junto al puerto de Helsinki es el lugar óptimo para hacerse con las mejores grosellas, frambuesas, fresas salvajes y otras bayas de los extensos bosques finlandeses que rodean la capital de Finlandia y que son el orgullo del país. El Kauppatori está en la plaza del Mercado, en el corazón de la ciudad, junto al muelle desde el que salen los cruceros y ferris a las islas, así que es fácil localizarlo. En otros tiempos fue un mercado convencional para los finlandeses; pero hoy su espíritu ha mutado y los vendedores de recuerdos han sustituido a los puestos de mercancías, pero aún es posible encontrar restaurantes económicos y cafés en los alrededores.Greg Balfour Evans (alamy)
El mercado cubierto más antiguo de París, construido en 1615, está oculto detrás de una verja de metal verde insulsa. Al atravesarla se descubre un espléndido laberinto de puestos de alimentación con comida preparada de todos los rincones del mundo (cuscús marroquí, cajas bento japonesas y un largo etcétera), así como alimentos frescos y flores. Tras darse una vuelta por sus tentadores escaparates, se puede comer con los parisinos en mesas compartidas. El mercado está en Chez Louisette (Marché Vernaison), con cantantes que interpretan conmovedoras chansons. También resulta muy atractivo el maravilloso y caótico Marché d’Aligre, con los clásicos de la cocina francesa, frecuentado por chefs y vecinos, en La Bastille. Otra opción para comer en la calle o comprar alimentos es Montorgueil, una vía peatonal llena de puestos de comida, que forma parte del histórico Les Halles antaño fue el mercado de ostras y la meta de los comerciantes de pescado que llegaban a la costa.ONLY FRANCE (alamy)
El Mercado da Ribeira, en el distrito lisboeta de Cais do Sodré, junto al Tajo, siempre fue una de las mejores direcciones para degustar el sabor más auténtico de la capital portuguesa. En sus orígenes, era un mercado mayorista de finales del siglo XIX, donde se concentraban un buen número de puestos de frutas, pescados, carne y, sobre todo, de flores. Después pasó a ser mercado minorista, hasta que cerró sus puertas ante la competencia voraz de las grandes superficies. Pero en 2014 volvió a la vida, de la mano de TimeOut. Fue la primera incursión de este grupo editorial en un mercado gastronómico: si ya reunían lo mejor de la ciudad en las páginas de su guía, ¿por qué no juntar también las mejores propuestas bajo un mismo techo? Hoy este animado punto de reunión está en las tripas del histórico mercado tradicional, con casi 30 restaurantes, entre ellos algunos de los mejores chefs de Portugal con estrella Michelin, además de bares, tiendas y un espacio para eventos musicales. No falta una academia de cocina, una famosa heladería, Santini, para poner el toque dulce o sucursales de referentes imprescindibles de la mesa lisboeta como el restaurante Pap'Açôrda. Y todo en el centro de una ciudad que no para de sorprender.Jon Lovette (alamy)
Tras largos meses cerrado por la pandemia, Casa Dani, en el mercado de la Paz, para comprobar que comer a pie de puesto puede ser la mejor experiencia gourmet del mundo.Mira (alamy)
El mejor mercado agrícola de Budapest para alimentar la vista, el olfato y el oído es el veterano Nagycsarnok. Es el lugar perfecto para comprar foiegras o paprika, o subir a la primera planta para descubrir todo un mundo de recuerdos de Hungría. Este antiguo edificio de finales del siglo XIX, de estilo neogótico, quedó en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, pero se renovó en 1996 con motivo de las celebraciones de los 1.000 años de la ciudad y se convirtió desde entonces en un imán para los turistas. Aún así, muchos residentes siguen llenando aquí su cesta. Los sibaritas agradecerán hacerse con las delicias húngaras a un precio inferior a las tiendas de la cercana Váci Utca. También hay restaurantes y puestos de comida bastante baratos donde probar uno de los mejores gulash. Eso sí, en mesas compartidas, en las que no solo encontraremos turistas sino también locales que aprecian la buena mesa. Solo cierra los domingos.Buena Vista Images (getty images)