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El mundo en un bol de sopa

Probar la gastronomía local es obligado para cualquier trotamundos. Mientras llega la próxima aventura, estas sopas animan a viajar con el paladar

'Sopa de pollo para el alma' es el título de un célebre libro de autoayuda de Jack Canfield y Mark V. Hansen, y no es de extrañar que sus autores lo hayan llamado así, pues el caldo de pollo tiene algo reconstituyente, y más si se le añaden verduras y unas bolas jugosas de harina de 'matzá' o pan ácimo, enriquecidas con huevo y grasa de pollo y sazonadas con pimienta negra que lo convierten en una de las recetas favoritas de la tradición gastronómica judía askenazí: la sopa de bolas de 'matzá'. En este plato, típico de la festividad de Pésaj, las jugosas bolas pueden optar por flotar o por hundirse, pero ambas opciones son igual de sabrosas. En los 'delis' judíos estadounidenses la Matzo Ball Soup es una de las más populares y quien viaje a Nueva York puede probarla —o, en estos tiempos, pedirla para llevar— en el Russ & Daughters Cafe, el restaurante que abrió la familia Russ en 2014 para celebrar el centenario de su tienda de comestibles de tradición judía. En la foto, preparación de la sopa de bolas de 'matzá'.PATRICK HEAGNEY (getty images)
Otra sopa conectada por la harina con la anterior es la 'ribollita', un plato de cuchara muy típico de Florencia. Las sobras recobran su valor en varias recetas toscanas como la 'panzanella' o la 'pappa al pomodoro', pero la más cálida y nutritiva es esta sopa, que dignifica el pan que se quedó duro y lo reaprovecha añadiéndole alubias blancas, repollo y otros tipos de col como el cavolo nero. 'Ribollita' quiere decir “hervida de nuevo”, así que comerla al día siguiente de prepararla no es un delito, sino todo lo contrario.Olga Mazyarkina (getty images)
Abandonemos el trigo y pasemos al arroz como ingrediente principal, en este caso en forma de fideos. Vietnam ha ideado una de esas recetas que son el orgullo de la cocina nacional: es el 'Pho', una sopa clara que puede llevar ternera ('Pho Bo') o pollo ('Pho Ga'), pero siempre irá acompañada de brotes de soja, hierbas y verduras. Aderezarla con un gajo de lima es una costumbre casi obligada. En los puestos callejeros de todas las ciudades vietnamitas es un plato habitual, y no debería extrañarnos ver que muchos lo toman como desayuno. Su historia data de finales del siglo XIX, cuando la colonia francesa instalada en el país demandaba más carne de ternera para su alimentación. Esto generó un excedente de huesos de vaca, que se emplearon para perfeccionar el caldo de la región del Delta del Río Rojo, donde nació el 'Pho'. Hasta el poeta vietnamita Tu Mo le dedicó una oda a esta sopa, que gusta por igual a todas las clases sociales.Alexander Spatari (getty images)
Sin salir de Asia, llegamos a una propuesta colorida y con toques dulces: es la sopa 'mulligatawny' de la India, palabra que en lengua tamil significa “pimienta aguada”. Su tono anaranjado se debe a la cúrcuma que se emplea en su elaboración. Al probarla encontraremos en ella toques de manzana y zanahoria, ingredientes que le proporcionan cierto dulzor. Se acompaña de pollo o, para paladares más valientes, de cordero. Nació como una transformación del 'rasam' (una sopa del sur del país), fue adaptada por los colonos ingleses a su paladar y se considera uno de los primeros ejemplos de cocina angloindia.BERNJUER (getty images)
Otra receta carnívora es la muy tradicional 'harira' marroquí, donde las verduras y los garbanzos, en ocasiones sustituibles por lentejas, la convierten en una receta contundente. Durante el mes de Ramadán es costumbre romper el ayuno al anochecer con un plato de 'harira', de ahí que el aroma que despidedurante su cocción sea promesa de rico guiso nocturno.Tetiana_Chudovska (getty images)
El mundo de las sopas marineras también ofrece cientos de posibilidades. Una cremosa representante sería el 'cullen skink' escocés (en la foto), a base de abadejo ahumado, puerro, patata desmenuzada y leche. Este es un buen ejemplo de plato reconfortante, pues en Escocia saben cómo combatir el frío y la humedad a través de platos calientes. Cruzando el Atlántico, otras sopas de pescado que podrían hermanarse con esta son los 'chupes', presentes en la gastronomía de países como Chile, Ecuador o Perú. De este último destaca el 'chupe' de camarones, de color rojizo debido al tomate y a las gambas que se emplean como base de su preparación.lucentius (getty images)
También desde América Latina nos llega un plato caldoso cuyo protagonista es el tomate: es la sopa tarasca originaria del Estado de Michoacán, en México. La receta combina creativamente el tomate con chile ancho, ajo, cebolla, queso, aguacate y tortillas de maíz tostadas en tiritas. Se acompaña con una salsa a base de frijoles negros y se puede probar en toda la región, especialmente en la pintoresca ciudad de Pátzcuaro, donde la crearon en 1966 los dueños de la Hostería San Felipe con motivo de la inauguración de su restaurante.Esdelval (getty images)
A estas alturas del año, el cuerpo ya empieza a pedir sopas frías, que en verano son todo un alivio para nuestros paladares. Una de ellas viene de Georgia, país cuya cocina sabrosa e insólita aún está por descubrir. Es la 'chikirtma', a base de caldo de pollo ligero, yema de huevo, canela, ajo, cilantro y zumo de limón. A la lista de delicias veraniegas por probar también hay que añadir la sopa lituana llamada 'saltibarsciai' (en la foto), que en otros países de la zona como Bielorrusia o Polonia se elabora con nombres diferentes. Su base es la remolacha, de ahí su color rosa y por eso también se considera la versión fría del 'borscht', un plato clásico del noreste de Europa. Su cremosidad se consigue gracias al kéfir, y en ella no faltan tampoco la crema agria, el pepino y el eneldo fresco, condimento habitual en la cocina del Báltico.JULIA FATEYEVA (getty images)