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25 años de cocina lenta

Recorrido por el Piamonte italiano, región que acuñó hace un cuarto de siglo este concepto gastronóminco en constante renovación

En cualquier ruta gastronómica por el Piamonte no pueden faltar los chocolates de Turín, el célebre Asti Spumante, las preciadas trufas blancas y hacerlo de Alba y el Barolo, para algunos el mejor vino de Italia.Martyn Goddard
Además de los primeros turrones sólidos vendidos en comercios, Turín presume de la legendaria tienda de Al Bicerin (en la foto), donde se creó el bicerin, una bebida a base de chocolate, café y nata.Bob Sacha
Además de por el mercado 'gourmet' semanal de la Piazza Galimberti, la ciudad de Cuneo resulta de visita obligatoria para 'foodies' en ruta por el Piamonte debido a la Osteria della Chiocciola (Via Fossano 1), afiliada al Slow Food, donde sus expertos cocineros hacen verdaderos milagros en los fogones.Alexandre fundone
En el patio interior de la Osteria del Boccondivino, en la localidad de Bra, comenzó todo: este fue el primer restaurante slow food, en la década de los 80. No es el único reseñable: en la cercana Pollenza hay que sentarse a la mesa de Guido Ristorante (en la imagen), al que acuden comensales de todo el mundo para probar su ternera.guidoristorante.it
Contemplar pausadamente el verde paisaje vinícola de las Langhe, al sur de Bra, puede ser motivo suficiente para un 'slow pic-nic' como el de la foto, con el pueblo de Castiglione Falletto al fondo.Anne Heaton-Ward
Los 'lumache' (caracoles) conforman la especialidad del pueblo de Cherasco, que se aquí se cocinan con vino de Barbera y cacahuetes, o guisados con cebolla, nueces, anchoas, perejil y salsa de tomate. Se pueden degustar en una trattoria tradicional como la Osteria della Rosa Rossa (en la foto).
En Barolo se elabora el que muchos consideran como el 'Ferrari de los tintos italianos', el Barolo, el mejor vino del país. La localidad cuenta con un museo que relata la historia del vino a través del arte, la música, el cine y la literatura.Massimo Ripani
Rodeada por las fértiles colinas de las Langhe, Alba en la capital mundial de la trufa blanca, alrededor de la que organizan caminatas entre avellanales, rutas por las diferentes bodegas o excursiones para buscar tan preciadas joyas gastronómicas. Y en octubre y noviembre, la localidad acoge su famosa feria de la trufa (en la imagen), que ya suma 84 ediciones.Davide caterino
Un microclima más lluvioso y una menor maduración hacen que, en Barbaresco, se elabora un suave y delicioso vino tinto que conviene probar en la evocadora Enoteca Regionale del Barbaresco (Piazza del Municipio 7), situada dentro de una iglesia desacralizada que también ofrece información sobre rutas de senderismo por la zona.Hans-Peter Siffert
Además de la Torre Troyana o dell’Orologio (en la foto), de finales del siglo XII y a la que todavía se puede subir, no hay que irse de Asti sin catar el vino tradicional de la ciudad, el Asti Spumante, preferiblemente en la Enoteca Boero di Boero Mario. Por cierto, aquí también se recogen preciadas trufas negras y blancas, que se pueden disfrutar en la 'brasserie' Pompa Magna.Martin Moos