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Vallecanos

Ciudadanos de Vallecas confinados relatan la “realidad distópica” que vive el barrio durante el nuevo confinamiento

Ramón Couso, periodista. Padre de cuatro hijos educados en la escuela pública, Couso cree que “los políticos están rompiendo el contrato social”. “El Estado tiene el monopolio de la violencia: le pagas impuestos y te sometes a sus leyes en la medida en que te da algo a cambio”. Pero el mensaje de [la presidenta de la Comunidad de Madrid] Isabel Díaz Ayuso es ‘vosotros, a los que os señalamos, os podéis contagiar entre vosotros, pero no vengáis a otros barrios de Madrid”, protesta.SANTI BURGOS
Arancha, guionista. "Los políticos se han aprovechado de la pandemia para aplicarnos la doctrina del 'shock', porque si soportamos este confinamiento, podremos soportar cualquier cosa", explica esta activista de la Villana de Vallecas, un centro autogestionado que “lleva a la práctica el sindicalismo social”. Pero en lo que Arancha hace más hincapié es en la labor que realiza la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del colegio público vallecano Carlos Sáinz de los Terreros. Arancha no quería que Santi Burgos la fotografiara, aunque fue la segunda persona que contactó a la periodista autora de este reportaje, para hablar sobre Vallecas. Quería que todo el protagonismo lo tuvieran los miembros de la AFA.SANTI BURGOS
Teresa, profesora universitaria. El niño que aparece al fondo es el hijo de Teresa, madre soltera y profesora universitaria. Vallecana porque le concedieron un piso de protección oficial en Vallecas, participa de forma activa en la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del colegio público Carlos Sáinz de los Terreros. Junto con otros padres, como César, profesor de FP, han logrado que el centro imparta una “pedagogía más abierta y horizontal”. Pero el AFA no se limita a las cuestiones académicas. Durante el estado de alarma proporcionó cestas de alimentos a familias como la de Lorena, sin recursos porque su marido "tardó meses en cobrar su ERTE".SANTI BURGOS
David Sánchez Usanos, filósofo. Es profesor de Metafísica y Filosofía contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid y director académico de Sur Escuela de Profesiones artísticas, en el Círculo de Bellas Artes. Vallecano de nacimiento, aunque ahora viva fuera del distrito, considera que Vallecas "tiene una especie de herencia de izquierdas, antifascista incluso". "Se presupone que si eres de Vallecas tienes que ser de izquierdas o simpatizar con la izquierda" y, si bien es cierto que "sigue habiendo un notable tejido asociativo, de movimientos vecinales, de movilización que en muchos casos podríamos denominar 'de izquierdas', es algo que está mucho más fragmentado y circunscrito muchas veces a aspectos o reivindicaciones muy concretas, como la lucha contra la proliferación de locales de apuestas". Le parece "muy propio de Vallecas que se lleven a cabo iniciativas políticas en torno a dos instituciones tradicionalmente desvinculadas de la política –cuando no 'colonizadas' en algún momento por la derecha– como son la Iglesia y el fútbol". En concreto, se refiere a "las cosas que suceden en torno a la parroquia de San Carlos Borromeo o al Rayo Vallecano, muy representativas de esa conciencia crítica o política del barrio".
Simon, Elisa y su hija. Este vallecano francés, trabajador de una "gran entidad financiera" y esta diseñadora de moda, nacida en Vallecas, decidieron formar su hogar en Puente de Vallecas. Tras pasar seis años en Londres, apostaron por este distrito porque es donde encontraron “una preciosa casa para reformar” y porque el barrio tiene todo lo que buscan: “Identidad, historia, relativa cercanía al centro sin gentrificación, diversidad, pequeño comercio y supervivencia de un urbanismo obrero anterior a la época del ladrillo”. Pero su apego por Vallecas no les ciega ante las deficiencias. Ellos no romantizan: “Falta un esfuerzo coordinado de inversión pública y privada que entienda el potencial humano de este barrio”, pero sin el objetivo oculto de “gentrificarlo”. No quieren especulaciones, sino que se trabaje “para que la gente quiera vivir aquí”. “¿Es una prioridad destinar 6,5 millones de euros a trasladar y ampliar la Junta Municipal de Vallecas? ¿No existen otras necesidades?”, se preguntan, en alusión a la saturación de los centros de atención primaria.SANTI BURGOS
Mar, vallecana desde hace más de dos décadas. Criada en Lavapiés, Mar conoció Vallecas porque trabajó "en una compañía de seguros que cubría las viviendas de protección oficial de Vallecas". Reconoce que "al principio" le daba "un poco de cosa vender seguros puerta a puerta". "Le pregunté a mi jefe si iría acompañada", admite. Pero la gente, recuerda Mar, dejaba que entrara en sus casa. Desde hace 23 años es una vallecana más. Ahora trabaja en la limpieza de un centro de educación infantil de Vallecas, donde por la tarde es monitora de tiempo libre. Le gustaría cambiar de piso, porque el suyo es de "47 metros cuadrados" y se le ha quedado pequeño. Necesita un piso más grande, pero lo buscará en Vallecas.SANTI BURGOS
Mayte, secretaria de dirección. Hace teatro, estudia inglés, escribe. Mayte es un "espíritu inquieto". Miembro del grupo de teatro Teatrekas, cree que una de las características de Vallecas es "la diversidad". Resalta de Vallecas su aire saludable, sus bellas vistas a Madrid, los parques y el intenso movimiento cultural.SANTI BURGOS
Alba, abogada y experta en recusos humanos. Sus abuelos paternos, originarios de León y funcionarios de carrera, decidieron establecerse en Vallecas. Sus padres también son universitarios. Y Alba, educada en la escuela pública, decidió "quedarse en Vallecas" porque le gusta la diversidad, porque es "muy de izquierdas" y porque rechaza los ambiente sectoriales. De su barrio aprecia "la cercanía al centro, su buena comunicación, que tiene muchas zonas verdes, un parque con unas vistas inigualables de Madrid y que es un barrio con cultura, con una Feria del Libro propia y librerías como La Verde o Muga". En la imagen, la escritora Elvira Lindo firma para el hijo de Alba un ejemplar de 'Manolito Gafotas' durante la Feria del Libro de Vallecas de 2019.
Almudena, educadora infantil. Está "muy indignada y enfadada". Ya no le da tanto miedo la pandemia, sino las decisiones tomadas en torno a ella. "Está claro que esto es un tema político de segregación". Almudena sabe muy bien de lo que habla: solo puede salir de su barrio para educar a los niños que acuden a un centro infantil en Quevedo. "Este año me han tocado bebés, y me arrancan la mascarilla". En Vallecas "somos como las ratas del 'Titanic', sentencia.
Eduardo, empresario. Antes de dedicarse al comercio 'online', Eduardo tenía un negocio de venta de cervezas en el distrito de Retiro. "Justo antes de la pandemia decidimos centrarno en el 'online", apunta. Ha vivido en Estados Unidos y en Holanda, pero decidió quedarse en Vallecas porque aquí están sus amigos y su familia. "El Gobierno de Ayuso utiliza el odio de clase, muy presente en Madrid, para quitarse su responsabilidad. Ha sido una gestión terrible", afirma sobre el confinamiento de los barrios del sur.
Marisa, profesora de corte y confección. Llegó a Vallecas por casualidad, cuando a su abuela, ciega, le concedieron la gestión de un kiosco de la ONCE en el bulevar. Le llamo 'El tesoro de Vallecas'. Marisa, que perdió a su padre durante la pandemia, es miembro del grupo de teatro Teatrekas y ha llevado a las tablas la obra 'De barro, flores y lucha', sobre la historia de Vallecas. En la imagen de la izquierda, posa de niña en el kiosco de su abuela.