Cartas al director

Borja, lo siento

Borja Sémper y yo nacimos en Irún. Conocimos los noventa en plena agitación abertzale. Conocí a su madre y fui testigo de su sufrimiento en plena calle, cerca de la inmobiliaria en la que trabajaba. La acosaban y la insultaban. Recuerdo las palabras de Borja sobre la libertad, la democracia y la convivencia. No le creía. Pura estupidez. Ahora quisiera decirle que sé que tenía razón, y que siento no haber defendido esos tres monumentos. Más estupidez. Mi juventud, sobrevalorada, me impedía ponerme cerca de los que combatía. No conseguía integrarle en mis ideas política...

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Borja Sémper y yo nacimos en Irún. Conocimos los noventa en plena agitación abertzale. Conocí a su madre y fui testigo de su sufrimiento en plena calle, cerca de la inmobiliaria en la que trabajaba. La acosaban y la insultaban. Recuerdo las palabras de Borja sobre la libertad, la democracia y la convivencia. No le creía. Pura estupidez. Ahora quisiera decirle que sé que tenía razón, y que siento no haber defendido esos tres monumentos. Más estupidez. Mi juventud, sobrevalorada, me impedía ponerme cerca de los que combatía. No conseguía integrarle en mis ideas políticas. No soy abertzale pero mi pensamiento de izquierdas se imponía. Sin embargo, hoy sé que me equivoqué. Que no solo yo, sino todos los que no estamos a su lado nos equivocábamos. Que era momento de defenderle, de cubrir sus espaldas, de responder a las amenazas que ponían en riesgo su vida. Lo siento.

Marcos Fernández García. Mutilva (Navarra)

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