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Batata: una joya para nuestra microbiota

Con más fibra que el brócoli y la zanahoria, este nutriente ayuda a que las baterías buenas se asienten en nuestro intestino

Una prima friolera de la patata

Pocos alimentos de la lista de la compra tienen tantos nombres en el diccionario. Aquí se conoce como batata o boniato. En la América de habla hispana puede encontrarse como camote, moniato, batata azucarada, papa dulce, batata de Málaga…

Este tubérculo es originario de la zona tropical sudamericana. Los navegantes españoles y portugueses la llevaron hasta el continente asiático. Actualmente se cultiva en zonas tropicales y subtropicales.

El color, la forma y el tamaño depende de la variedad. Hay ejemplares que pueden alcanzar hasta los 40 centímetros de largo y pesar hasta 6 kilos. Existen variedades de pulpa blanca, amarilla, naranja, rosada o morada. Se planta en primavera y se recolecta entre el otoño y principios del invierno.

En el supermercado busque motitas marrones y picotazos en la piel

Pese a su aspecto rudo, el boniato es sumamente frágil y se echa a perder mucho antes que su prima la patata. En el supermercado, comprueba que la piel no está blanda, que no hay manchas marrones oscuras ni orificios en la piel. Son indicadores de que ha empezado a perder propiedades. Cortando esa parte (y añadiendo unos centímetros por seguridad) puede salvar la parte intacta. Cuando las manchas oscuras están en la pulpa no hay solución. A partir de una semana después de su compra es fácil que aparezcan manchas oscuras en la pulpa y tengas que desechar buena parte de cada pieza.

En casa, búscale un buen escondite

Guárdala en un lugar oscuro, bien ventilado y a una temperatura de entre 11 y 15º C. Por debajo de esta, se acelera su deterioro de forma abrupta, ya que es muy sensible al frío. Si no vas a consumirlas antes de que se deterioren, cuécelas, haz puré y congélalo.

Vale para (casi) todo. Incluso como ingrediente cosmético

En la pirámide nutricional se encuentra en la base, junto a otros tubérculos como la patata y la yuca y al ladito de los cereales. Su moderado contenido en agua (un 71%) y un generoso aporte de carbohidratos (23 gramos/100gr) la convierten en un alimento con aporte energético moderado (101 cal/100gr). Aporta 2,9 gramos de fibra que contribuyen a la motilidad intestinal y, además, a la selección de la flora intestinal, facilitando el asentamiento de bacterias beneficiosas. Por si fuera poco —atención población en general y deportistas en particular— este tubérculo podría ser de interés por su riqueza en potasio (330 miligramos por cada 100 gramos), que contribuye al mantenimiento de la presión arterial normal y funcionamiento de los músculos. También es rico en vitaminas E y C (que protegen nuestras células del daño oxidativo), así como vitamina A y ácido fólico. Para terminar, aportan una gran variedad de fitoquímicos entre los que destacan los betacarotenos en las variedades naranjas y amarillas, y las antocianinas en las moradas.

Las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias de la batata la colocan en el punto de mira de los laboratorios como posible ingrediente terapéutico para la acelerar la cicatrización de heridas y quemaduras.

Con chocolate negro y miel de acacia es una delicia

En las islas (las nuestras, claro) se combina con platos de caza, de carnes rojas y también con quesos, tomado como postre. Y es magnífico para un buen Sancocho Canario de pescado salado. Existe una herramienta que capta las moléculas aromáticas de los alimentos para mostrar coincidencias y proponer maridajes encuentran dos parejas perfectas: con beicon o lomo de cerdo frito. Nos lo podíamos imaginar… Otras combinaciones aromáticas muy acertadas son el pan de especias negro, el té negro, el chocolate negro y la miel de acacia.

Admite muchas formas de preparación. La más frecuente es asada al horno con piel. También puede freírse, gratinarse o servir para puré. Cortada en rodajas finas y al horno se obtienen chips crujientes muy de moda. Por su sabor dulce, también se usa en confitura y otras recetas de pastelería.

Si tiene diabetes, no la cocine a fuego muy lento

Esto del dulzor tiene mucha leyenda urbana. Si ha leído que, a pesar de ser rica en hidratos de carbono (azúcares —simples— y almidón —complejos—) podría ser buena para diabéticos, aquí la explicación. Pero antes, una aclaración: a pesar de la creencia popular, las personas con diabetes deben ingerir a diario alimentos ricos en hidratos de carbono, pero deben repartirlo adecuadamente a lo largo del día y consumirlos de modo que su efecto sobre la glucemia sea controlado. Volviendo a la batata, la forma de cocinado y la temperatura de preparación determina el contenido en azúcares de rápida absorción (los que producen picos en sangre). Cocinada a baja temperatura (por debajo de 70-75ºC), el almidón se degrada con más facilidad en azúcares simples (haciéndola, además, más dulce al paladar), mientras que a temperaturas más altas esa reacción es menos efectiva, es decir, tiene menos azúcares.

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