¿Por qué no se emite ‘Yo, Juan Carlos I’?

El papel que se le atribuyó en la conmemoración del 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas fue deslucido, pero para celebrar el 40º cumpleaños de la Constitución no habrá excusas de protocolo y el rey Juan Carlos ocupará un lugar destacado en los actos oficiales del Congreso de los Diputados. El Rey emérito estará presente en la solemne cita junto con su hijo, Felipe VI, en una posición preferente, al igual que la d...

El papel que se le atribuyó en la conmemoración del 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas fue deslucido, pero para celebrar el 40º cumpleaños de la Constitución no habrá excusas de protocolo y el rey Juan Carlos ocupará un lugar destacado en los actos oficiales del Congreso de los Diputados. El Rey emérito estará presente en la solemne cita junto con su hijo, Felipe VI, en una posición preferente, al igual que la de los expresidentes del Gobierno y los ponentes vivos de la Ley Fundamental. Esta efeméride podría ser también una buena ocasión para que TVE desempolvara el documental sobre el Monarca que hace ya cuatro años rodó el cineasta hispano-francés Miguel Courtois.

No deja de ser curioso —y también frustrante— que la obra, fruto de una colaboración entre la cadena estatal y una productora francesa y que incluye abundantes imágenes del archivo de TVE, se haya emitido en la televisión pública del país vecino y que, sin embargo, en España siga acumulando polvo en las estanterías de Prado del Rey.

El eje central de Yo, Juan Carlos I es una larga entrevista realizada en varias sesiones de grabación en La Zarzuela poco antes de que el Rey emérito anunciara su abdicación. El resultado es una película en la que va desgranando junto a la escritora Laurence Debray pasajes de su vida familiar trufados con imágenes de algunos de los acontecimientos más significativos de sus 39 años de reinado. Es un testimonio de gran valor personal e histórico.

Courtois siempre ha sostenido que su objetivo fue hacer una película histórica, no juzgar el comportamiento de un rey. El anterior equipo directivo de RTVE se mantuvo firme en su decisión de no emitirla. Argumentaba entonces que Juan Carlos I ya no era el jefe del Estado y que el documental carecía de interés porque hablaba de un rey que ya no era rey. Una excusa tan exótica como ridícula.

Desde su rodaje, la vida del Rey emérito y la de su familia han estado envueltas en conflictos judiciales, grabaciones de un excomisario encarcelado, visibles desaires e inexplicables fallos de protocolo que darían para otra película. Pero los españoles merecen que acabe la censura que pesa sobre Yo, Juan Carlos I. ¿Por qué la administradora provisional única de RTVE no da el paso?