Amanda Nguyen quiere reescribir las leyes contra los violadores

Amanda Nguyen, superviviente de violación y activista contra los abusos sexuales quiere que la ONU apruebe una resolución global en defensa de los derechos de quienes sufren ambas agresiones

Amanda Nguyen. Fotografía extraída de su perfil de Twitter.
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Amanda Nguyen, estadounidense de origen vietnamita, tiene 27 años y se prepara para ser astronauta. Licenciada por la Universidad de Harvard y especialista en Astrofísica, en 2013 la violaron durante sus estudios en la famosa universidad. Al comprobar que sus derechos civiles dependían de unos plazos legales que nadie le explicó bien tras la agresión, decidió reescribir las leyes. Literalmente. Por eso nunca habla de víctimas, sino de supervivientes. Y por eso fundó en 2014 Rise (Levántate) una ONG en defensa de las mujeres y los hombres que han sufrido abusos sexuales y violación. La nueva ley de Derechos de los Supervivientes de un Asalto Sexual que ella auspició, fue sancionada en 2016 por la Cámara de Representantes y el Senado de su país. La firmó el entonces presidente, Barack Obama. Ahora, la activista trabaja para que la Asamblea General de la ONU apruebe una resolución similar a escala mundial. Su esfuerzo le ha valido ser propuesta para la nominación al Premio Nobel de la Paz de 2019.

Rise surgió gracias a una campaña de micromecenazgo gestionada a través de GoFundMe, una plataforma reivindicativa con sede en California (EE UU), que opera también en Francia, Irlanda, Reino Unido, España y Alemania. La nueva ley de 2016 aupada por Nguyen abarca todos los Estados de su país y fue aceptada por unanimidad. “Lo que busco hoy es que Naciones Unidas dé prioridad a la violencia sexual como tal: de forma completa y única, en lugar de verla como una subcategoría más. Que no sea, violencia sexual como arma de guerra, o bien, violencia sexual contra la mujer. Por desgracia, los hombres también son violados, y los líderes mundiales deben entender que el sistema legal, en su conjunto, debe cambiar. La paz no es solo ausencia de conflicto visible, y la mayoría de las violaciones suceden fuera de las guerras. De modo que la dignidad de todos los supervivientes es lo que importa”. Este octubre, ha aprovechado su paso por One Young World, la cumbre anual que reúne a activistas y emprendedores entre 18 y 30 años —celebrada en La Haya— para darle eco a su lucha.

Un 35 % de la población mundial ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja sentimental

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recopiló en 2017 por primera vez los datos y estudios mundiales de población “acerca de la violencia física y/o sexual contra las mujeres”. Según sus cálculos, un 35% la ha sufrido por parte de su pareja sentimental. Un 7% fueron agredidas por otra persona con la que no mantenían relaciones íntimas. Al hacerse pública la candidatura de Nguyen para la nominación al Nobel de la Paz, apadrinada por varios congresistas estadounidenses, recibió cartas de mujeres vietnamitas. “Subrayaban la importancia de que alguien que se les parece hablara de un tema que estigmatiza, y fue una cura de humildad y un estímulo”.

La activista nunca explica su caso ni menciona la suerte corrida por su agresor. Prefiere subrayar la falta de empatía e información, a veces por torpeza o ignorancia, con que policías, personal médico y administrativo trata a personas como ella cuando deciden denunciar. “En mi Estado, Massachusetts, puedes reportar una violación hasta 15 años después de que haya ocurrido. Sin embargo, la prueba forense para recoger muestras de ADN del agredido (rape kit, en inglés), es destruida a los seis meses. Para conservarla, hay que pedir una ampliación de dicho plazo. En otros Estados las fechas varían. Nadie me lo dijo. Lo descubrí cuando preparé el rape kit, y como no te puedes olvidar de mantenerlo al día, te obligan a revivir una y otra vez los hechos”, dice, rodeada de jóvenes del mundo entero, buena parte de los cuales han sufrido asaltos sexuales. En el universo de Amanda Nguyen, lo relevante es que han sobrevivido a una dolorosa experiencia global. “No importa el entorno: cuando la gente habla, el coro de supervivientes no se puede ignorar”. 

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