Lo que nunca debes olvidar cuando eres madre

La maternidad agota no es ningún secreto, pero hay una regla básica que no podemos obviar: hay que cuidarse para poder cuidar

getty

21.30 horas de la noche a oscuras conectada con mi cuerpo y en calma, trato de no aferrarme a ningún pensamiento, pero se cuela en mi mente el recuerdo de cómo he llegado hasta mis clases de yoga. El cuerpo avisa cuándo parar, pero un elevado nivel de auto exigencia y el sentimiento de culpa que muchas veces nos invade cuando somos madres, decidieron no permitirme ese lujo. Entonces llego ese día, en la consulta del médico, en el que me di cuenta de que tras varios años de maternidad me había olvidado de mí misma y lo peor de todo, de mis propias necesidades. Que la maternidad agota no es ning...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
Más información

21.30 horas de la noche a oscuras conectada con mi cuerpo y en calma, trato de no aferrarme a ningún pensamiento, pero se cuela en mi mente el recuerdo de cómo he llegado hasta mis clases de yoga. El cuerpo avisa cuándo parar, pero un elevado nivel de auto exigencia y el sentimiento de culpa que muchas veces nos invade cuando somos madres, decidieron no permitirme ese lujo. Entonces llego ese día, en la consulta del médico, en el que me di cuenta de que tras varios años de maternidad me había olvidado de mí misma y lo peor de todo, de mis propias necesidades. Que la maternidad agota no es ningún secreto, pero a pesar de parecer haber llegado al límite, me ha costado mucho tiempo entender que hay una regla básica que no podemos obviar: HAY QUE CUIDARSE PARA PODER CUIDAR.

Durante los primeros años de crianza resulta casi misión imposible, pero a la par resultan ser los años más agotadores y donde más necesitamos poner atención en el auto cuidado, acabamos inmersas en un círculo vicioso del que es difícil salir, muchas mamás nos olvidamos de todo esto cuando llegamos a casa por primera vez con nuestro bebé. Es importante liberarse de la culpa, porque, hay muy buenas razones por las que necesitamos cuidar de nosotros mismos:

  • Porque una mamá feliz tiene hijos felices.
  • Es más fácil tener paciencia cuando uno esta en sintonía con su cuerpo y mente.
  • Cuesta menos actuar con calma cuando los conflictos no nos desbordan. Ayudar a los niños a canalizar sus emociones es más sencillo y evitamos unirnos a su caos.
  • Es más fácil que tus hijos te respeten si tú misma te respetas. Nos devuelve la confianza, la autoestima y nos empodera.
  • Y podía enumerar mil razones más pero no hace falta: “Simplemente porque nos los merecemos”

¿Y ahora por dónde empiezo?

Haz una lista en la que puedas escribir todo aquello que te hace sentir mal y en otra, todo aquello que te hace sentir bien, rompe con la primera y sustituye todo eso por aquellas cosas que algún día dejaste de hacer, RECUPERA poco a poco tu bienestar.

  • Practicar ejercicio físico.
  • Salir con tu pareja a cenar cuando sea posible.
  • Salir con amigos.
  • Pasear por el campo
  • Simplemente bailar.

Muchas de estas cosas podrían estar en tu lista y todavía estarás pensando en la manera de sacar tiempo, pero cuidar de uno mismo y mantenerse en calma también es posible teniendo con nosotros pequeños gestos: Hidratarse, realizar respiración consciente unos minutos (relaja y oxigena la mente), escuchar música (genera biorritmos positivos y cambia el estado de ánimo), tomar una ducha larga.

A veces no podemos con todo y está BIEN, toma conciencia de ello y repara antes de que sea tarde, REVISA si formas parte de alguna de las prioridades de tu día a día. Quiere a tu familia, respeta y cuida de tus amigos y pareja pero sobre todo cuida y respétate a ti misma.

Ruth Alfonso Arias. Educadora Certificada de Disciplina Positiva, madre de 3 hijos.

Más información

Archivado En