Así creó Ilan Chétrite, a los 24 años, una de las marcas líderes de la moda masculina

La línea masculina de Sandro Paris cumple una década de existencia y, para celebrarlo, hablamos con el hombre que decidió ponerla en marcha y acertó de pleno

Ilan Chétrite acudió a su madre, propietaria de la marca francesa desde su fundación en 1984, para proponerle la creación de una línea masculina. No fue fácil convencerla, pero lo logró.

La idea surgió un domingo en la tienda histórica de Sandro Paris, marca parisina por antonomasia, en el barrio del Marais. Ilan Chétrite tenía 24 años y solía trabajar algunos fines de semana en esa boutique, entonces exclusivamente femenina, para redondear su paga mensual. Las mujeres compraban con frenesí mientras sus compañeros hacían cola, sujetaban sus bolsos o las esperaban con cara de hastío. “Me dije que todos esos hombres eran clientes potenciales”, recuerda.

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La idea surgió un domingo en la tienda histórica de Sandro Paris, marca parisina por antonomasia, en el barrio del Marais. Ilan Chétrite tenía 24 años y solía trabajar algunos fines de semana en esa boutique, entonces exclusivamente femenina, para redondear su paga mensual. Las mujeres compraban con frenesí mientras sus compañeros hacían cola, sujetaban sus bolsos o las esperaban con cara de hastío. “Me dije que todos esos hombres eran clientes potenciales”, recuerda.

Esta temporada, Sandro Paris lanza una colección cápsula con la firma noruega Helly Hansen.

Acudió entonces a su madre, Évelyne Chétrite, propietaria de la marca francesa desde su fundación en 1984, para proponerle la creación de una línea masculina. No fue fácil convencer a la matriarca. “Me dijo que los hombres no compraban ropa, lo cual era cierto hace solo diez años”, admite. Pero la familia terminó por acceder.

Una década más tarde, Ilan ha demostrado que su intuición fue la correcta. Las colecciones masculinas de Sandro Paris han terminado siendo una historia con final feliz. Es una de las marcas líderes del prêt-à-porter masculino de gama media-alta, que cuenta con 210 puntos de venta en todo el mundo –sobre los más de 500 que tiene la marca francesa– y cuyas ventas suponen casi el 30% de los ingresos del grupo. “En realidad, yo quería hacer algo más pequeño e íntimo, pero el éxito nos obligó a tomar este camino”, admite Ilan, que tiene la intención de seguir “creciendo con sensatez”.

Su propuesta refleja ese chic sin esfuerzo que la leyenda atribuye a los franceses. “Al principio no me daba cuenta de que existía un estilo parisino, porque lo llevaba integrado de forma natural. Ahora sí que detecto una preocupación por no pasarse, cierto gusto por el menos es más. Nadie quiere transmitir la sensación de que ha reflexionado demasiado a la hora de vestirse. Se trata de una discreción estudiada”.

El sentido de la mesura predomina en sus colecciones, que ofrecen trajes, vaqueros o sudaderas perfectas, y en el estilo personal de su responsable. “Si me miro al espejo y noto que sobra algún elemento, me lo quito de inmediato. Si el conjunto funciona, para qué añadirle nada. Para mí, la elegancia consiste en eso”.

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