Soldados de la guerra

Está fuera de lugar el escándalo en torno al vídeo sobre la batalla del Ebro

Los alrededores de las playas de Normandía, donde tuvo lugar el desembarco aliado del 6 de junio de 1944, están llenos de cementerios. El más conocido es el camposanto estadounidense de Omaha. Alberga 9.389 tumbas blancas perfectamente alineadas, de las que 307 están marcadas con un sencillo epitafio: "Un soldado solo conocido por Dios". A 15 kilómetros se erige un lugar parecido: el cementerio militar alemán de La Combe. Allí están enterrados 21.000 soldados alemanes muertos en combate en Normandía. Eran militares a las órdenes de un Estado criminal, pero la inmensa mayoría no eligió su desti...

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Los alrededores de las playas de Normandía, donde tuvo lugar el desembarco aliado del 6 de junio de 1944, están llenos de cementerios. El más conocido es el camposanto estadounidense de Omaha. Alberga 9.389 tumbas blancas perfectamente alineadas, de las que 307 están marcadas con un sencillo epitafio: "Un soldado solo conocido por Dios". A 15 kilómetros se erige un lugar parecido: el cementerio militar alemán de La Combe. Allí están enterrados 21.000 soldados alemanes muertos en combate en Normandía. Eran militares a las órdenes de un Estado criminal, pero la inmensa mayoría no eligió su destino. No eran asesinos de las SS, el cuerpo especial encargado de imponer el terror nazi, solo reclutas enviados al matadero de una guerra perdida.

La impresión que producen esas decenas de miles de tumbas, muchas de ellas pertenecientes a adolescentes, no cambia un ápice la repugnancia hacia el nazismo, ni la seguridad de que la derrota de Hitler fue una necesidad moral. No empaña la visión del conflicto, pero sí confirma la brutalidad de las guerras. Algo parecido puede decirse cuando se contempla el vídeo de dos soldados veteranos de la batalla del Ebro que, entre julio y noviembre de 1938, combatieron en bandos opuestos de la guerra civil española.

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Este vídeo, que muestra a dos ancianos, uno de 102 años y otro de 98, ha sido utilizado por el Gobierno para promocionar el 40º aniversario de la Constitución española, que se celebra en diciembre, y ha desatado las iras de diferentes dirigentes y exdirigentes de Podemos porque, sostienen, ofrece "una falsa equidistancia entre los bandos". No solo han demostrado una preocupante ignorancia sobre la guerra civil, sino que han vuelto a llevar al terreno político algo que debería quedar fuera. Si dos ancianos quieren charlar sobre su vida y participan en un vídeo que celebra los logros de la democracia española, ¿qué derecho tiene nadie a afirmar que están defendiendo el franquismo?

El vídeo relata una historia de reconciliación, pero sobre todo describe el absurdo de la guerra: dos ancianos, que hablan sobre sus nietos, podían haberse matado el uno al otro en la batalla más sangrienta de la guerra civil española, que costó 60.000 muertos y desaparecidos y 200.000 heridos. Además, la voluntad de reconciliación entre combatientes de los dos bandos empezó antes de la Transición y muchos españoles lo han vivido en sus propias familias.

Pero, sobre todo, este vídeo no blanquea el franquismo, no equipara al Ejército golpista con el republicano: describe lo que representa una guerra vista desde los soldados obligados a luchar en las trincheras. La inmensa mayoría de los que combatieron en esa batalla fueron reclutados a la fuerza y no pudieron elegir un bando. Combatieron donde les tocó por el lugar en el que vivían. A estas alturas de un conflicto que entraba en su tercer año, casi todos los combatientes eran soldados de quinta. Germán Visús, de 102 años, y José Mir, de 98 años, así se llaman los protagonistas del vídeo, se han ganado el derecho a hablar en paz.

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