Tentaciones

Llega YouTube Music, ¿tiembla Spotify?

La nueva aplicación nace con un interfaz similar a la sueca, con más canciones e incorporando vídeos, pero tiene menor calidad de escucha. ¿Quién ganará esta nueva guerra entre tecnológicas?

Interfaz de YouTube Music.

La industria discográfica está viviendo una transformación radical, aunque muchos no se den por enterados. Y esto no es por la desaparición de los casetes, CD y cualquier formato físico (dejemos el vinilo para un capítulo aparte) en favor de Internet. Lo que ha sucedido, casi de un día para otro, es que las cartas de esta partida ya no las reparten las grandes discográficas como Universal, Warner o Sony Music. Discretamente, las grandes tecnológicas se han erigido en crupieres de la música sin los cuales no hay carta...

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La industria discográfica está viviendo una transformación radical, aunque muchos no se den por enterados. Y esto no es por la desaparición de los casetes, CD y cualquier formato físico (dejemos el vinilo para un capítulo aparte) en favor de Internet. Lo que ha sucedido, casi de un día para otro, es que las cartas de esta partida ya no las reparten las grandes discográficas como Universal, Warner o Sony Music. Discretamente, las grandes tecnológicas se han erigido en crupieres de la música sin los cuales no hay cartas. Ni partida.

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De modo que ahora la victoria no es de quien descubre al artista emergente de turno destinado a convertirse en un fenómeno de masas. Eso es casi un trabajo menor, el que siguen desempeñando las discográficas. Pero el valor —como casi todo en esta era de despiporre digital que vivimos— se contabiliza en número de usuarios, en clics de ratón, o en "escuchas". Un mero gesto con el dedo índice, multiplicado por cientos de millones de réplicas por segundo, es lo que alimenta hoy la industria en general, y a la musical en particular

El origen de esta burbuja está en Spotify: no fue la primera plataforma de música en streaming, pero la empresa sueca es la que mejor supo sacar provecho de la idea. En una época en la que Napster y Emule aún incitaban al pirateo desbocado —hace 10 años ya— e itunes se zampaba a las tiendas de discos de toda la vida, convencieron al mundo de que pagar por una canción que ni siquiera estaba en tu disco duro merecía la pena. Aunque bien es cierto que muchos cambiamos del modo gratuito al premium solo para evitar que, entre un tema experimental de ocho minutos de Tortoise y una partitura evocadora de Max Richter, te cascaran un fragmento de lo último de Melendi, destrozando el clímax hasta lo dañino. Es la estrategia de persuasión más inteligente y eficaz de la historia del marketing. Algunos les tildaron de locos, pero su fórmula ha terminado imponiéndose y ha sido replicada, con matices, por plataformas de contenido audiovisual a la carta, como Netflix o HBO. 

La primera embestida a Spotify por parte de una gran tecnológica fue de la mano de Apple, siempre entre las tres más cotizadas del mundo. No se comieron mucho la cabeza para nombra su nueva aplicación, pero Apple Music partía de un concepto similar y aprovechaba el poderío de la compañía de la manzana para ofrecer contenidos exclusivos, a los que Spotify (o más bien su talonario) no llegaba. Así ha sucedido con vídeos y canciones de Pink o U2, entre otros muchos artistas a los que el adjetivo "mainstream" (que suele ir acompañado de millones de seguidores) se les queda pequeño. La empresa sueca se ha mantenido en su sitio, estoica: según publicaba recientemente el Wall Street Journal, va por los 140 millones de usuarios, y más o menos la mitad son de pago. Bien es verdad que lleva una década en el mercado, y Apple Music, con apenas tres años, ya se acerca a los 40 millones. 

Ahora, a Spotify le llega otro golpe por el flanco contrario e incluso más fuerte: YouTube Music, la nueva aplicación de YouTube que, como su nombre indica, prioriza la escucha a los vídeos (aunque estos siguen estando ahí). Era cuestión de tiempo. Según una encuesta reciente de Midia, consultora de análisis de medios digitales, YouTube es la plataforma que usan la mayoría de los adolescentes británicos para escuchar música. En nuestro país, el 86% lo hace a través de esta plataforma y Vevo, según Promusicae. El ubicuo Despacito de Luis Fonsi y Daddy Yankee llegó solo en YouTube a los 4.000 millones de visitas. Más de la mitad de la población mundial. 

El icono de YouTube Music.

YouTube Music llega con un diseño limpio, atractivo, rápido e intuitivo. Nada más bajarlo en el móvil, a los dos minutos, uno ya está totalmente familiarizado y lo maneja con soltura. Se nota que tiene detrás el músculo (el ejército de ingenieros y diseñadores) de la todopoderosa Google, que compró la plataforma de vídeo hace algo más de una décadas. En esto, se sitúa a la par de la aplicación de Spotify, que es excelente, aunque le ha costado varios años llegar a su grado de detalle actual. Es fácil de usar, rápida, atractiva... Pero hay una cosa con la que los suecos no puede competir: el motor de búsqueda de Google, insuperable a día de hoy, que hizo que grandes como Yahoo o Microsoft parecieran tortugas reumáticas. 

Y es que, aunque el de Spotify funciona realmente bien, Youtube Music da la impresión de captar antes lo que quieres, por muy farragosa que sea la combinación de tus términos de búsqueda. Incluso encuentra canciones sin que le digas el nombre: basta que metas ese par de frases de ese estribillo pegadizo de no-sé-quién que escuchaste ayer en el chiringuito, para que su buscador, al modo de Shazam, te diga enseguida quién era el susodicho, y su temazo (o cancionastra) empiece a sonar. "Es la mayor inversión que hemos hecho hasta el momento. Tenemos tenemos los singles oficiales, pero también mantenemos la magia de descubrir cosas nuevas", dijo Candice Morrissey, directora de Europa de YouTube Music, durante la presentación de la aplicación en Madrid. 

Y luego está el surtido de cada uno, claro. Spotify no da una cifra exacta, pero sí que habla de "más de 35 millones de canciones". YouTube Music anuncia un repertorio, para empezar, de 50 millones. Algo que no extraña, si tenemos en cuenta que muchos artistas hoy estratosféricos, empezaron subiendo vídeos caseros a YouTube frente a una webcam de unos pocos píxeles, como Arctic Monkeys o Justin Bieber. Finalmente, las dos plataformas ofrecen, gracias a la inteligencia artificial, la opción de darte música personalizada según tus gustos; proponerte lo mejor del momento, etcétera, etcétera. Y la suscripción mensual es la misma en ambos casos: 9,99 euros.

Si recapitulamos, ¿es mejor dar el salto a YouTube Music? Según para quién. Spotify se diferencia en que nació en origen dedicada a la música, y por eso cuida más a sus melómanos: si quieres, puedes elegir una calidad máxima de sonido de 300 kbps que, sin entrar en tecnicismos, supera a la de la mayoría de los CD. YouTube Music no permite elegir y la ajusta automáticamente en función de la conexión, por lo que suele oscilar entre los 64 y lo 256 kbps. Si tienes los tímpanos de madera (como la mayoría de los mortales), no lo notarás. Si eres un diletante de la música o tienes un equipo de sonido de más de mil euros, posiblemente, sí. 

Está por ver quién ganará esta batalla. YouTube Music tiene muchas características en las que se impone a su rival. Con respecto a las que no, no hay que olvidar que acaba de llegar, por lo que el margen de mejora es enorme. Pero destronar a Spotify no es tan fácil. Hay muchísimas personas en más de 60 países de todo el mundo que ya se han habituado a esta plataforma. Y por mucho que ofrezca la otra, si algo te va bien y te hace sentir confortable, ¿para qué cambiar? A sus 71 años, Bryan May sigue tocando sus solos virtuosos de guitarra con una moneda de seis peniques, aunque una púa sea mucho más blanda y manejable. Y todo porque, cuando empezó de niño, era lo que tenía más a mano. A ver quién es el listo que le propone cambiar a estas alturas.

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