Editorial

Una advertencia muy seria

El Banco de España llama la atención sobre el estancamiento de los márgenes y la baja calidad del empleo

Es una buena noticia que el Banco de España haya diseccionado los graves problemas de la economía más allá de las abstracciones macroeconómicas que tanto complacen al Gobierno. En su último Informe Anual, la institución se suma a la preocupación general por las pensiones y solicita un mecanismo de ajuste automático para evitar un ajuste brusco de las prestaciones si no se consigue aumentar los ingresos del sistema. El banco ha incorporado una interpretación que ya está muy extendida en el análisis económico actual.

Por una parte, la recuperación se ha basado, correctamente, según el inf...

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Es una buena noticia que el Banco de España haya diseccionado los graves problemas de la economía más allá de las abstracciones macroeconómicas que tanto complacen al Gobierno. En su último Informe Anual, la institución se suma a la preocupación general por las pensiones y solicita un mecanismo de ajuste automático para evitar un ajuste brusco de las prestaciones si no se consigue aumentar los ingresos del sistema. El banco ha incorporado una interpretación que ya está muy extendida en el análisis económico actual.

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Por una parte, la recuperación se ha basado, correctamente, según el informe, en la reducción de costes salariales, sin que la salida de la recesión haya propiciado un crecimiento significativo de los márgenes empresariales; y, por otra, el ajuste fiscal tiene que continuar porque —y de esto debería tomar buena nota el Gobierno— la economía todavía tiene “un grado de vulnerabilidad muy notable ante perturbaciones externas”. Es decir, otra crisis provocaría daños iguales o peores a los registrados entre 2008 y 2014.

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El análisis del banco es correcto; más que un diagnóstico parece una advertencia muy seria al Ejecutivo después de que el equipo económico haga oídos sordos a evidencias tales como la precariedad salarial, la falta de competencia en los mercados (de ahí la debilidad de los márgenes) y la caída de la productividad. La inferencia es fácil: el empleo tiene que superar la precariedad porque su deficiente calidad actual lastra onerosamente la productividad e impide que crezca el valor añadido.

Entre líneas, el banco sabe que la situación política condiciona las reformas necesarias. Menciona la fragmentación, pero hay que recordar que el Gobierno cesó en los ajustes fiscales antes de quedarse en minoría. El déficit estructural sigue siendo muy alto y la deuda sería un peso difícil de llevar en otra crisis. Falta mucho todavía para completar la consolidación fiscal.

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