Siervos digitales
En la sociedad feudal, los siervos de la gleba estaban unidos a un feudo de tierra, esclavos que se vendían y transmitían a la vez que él. El dominio que el señor ejercía sobre la voluntad de la plebe en el medievo era absoluto. Con el discurrir de los siglos, un nuevo sistema vendría a perfeccionar la vieja sociedad estamental: la web 3.0. Los antaño cautivos, ahora libertos, pertenecen a un señorío digital donde el algoritmo rige, con mano de hierro, la psique de millares de personas; jurisdicción en la cual selfies y amistades ficticias conviven en comunión paroxística, y donde es ...
En la sociedad feudal, los siervos de la gleba estaban unidos a un feudo de tierra, esclavos que se vendían y transmitían a la vez que él. El dominio que el señor ejercía sobre la voluntad de la plebe en el medievo era absoluto. Con el discurrir de los siglos, un nuevo sistema vendría a perfeccionar la vieja sociedad estamental: la web 3.0. Los antaño cautivos, ahora libertos, pertenecen a un señorío digital donde el algoritmo rige, con mano de hierro, la psique de millares de personas; jurisdicción en la cual selfies y amistades ficticias conviven en comunión paroxística, y donde es posible jugar al bingo sin salir de la cama al tiempo que una pizza margarita entra por tu ventana vía dron. Sin embargo, en este oasis-código de júbilo virtual infinito, quien sí tiene los pies y el juicio en la realidad es el señor del Big Data; dueño absoluto de las tierras digitales, al que habremos de rendir cuentas.— F. Javier Santos. Porto do Son (A Coruña).