La reconversión del ‘procés’

Lo ocurrido esta semana refuerza la idea de que existe una situación excepcional que requiere de una solución excepcional

Lazos amarillos en los escaños de los ausentes durante el pleno del Parlamento de Cataluña. © ALBERT GARCÍA

En la última semana se han producido tres importantes acontecimientos relacionados con la crisis política en Cataluña: el comienzo de la cuenta atrás para la convocatoria de unas nuevas elecciones; el ingreso en prisión preventiva de varios políticos independentistas y la detención de Puigdemont en Alemania.

Lo ocurrido seguramente contribuirá a profundizar la crisis y la desconfianza del sector independentista. Pero también podrían facilitar la transición hacia un nuevo escenario político en Cataluña, de tres maneras: imponiendo la renovación de líderes, reforzando a los moderados e i...

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En la última semana se han producido tres importantes acontecimientos relacionados con la crisis política en Cataluña: el comienzo de la cuenta atrás para la convocatoria de unas nuevas elecciones; el ingreso en prisión preventiva de varios políticos independentistas y la detención de Puigdemont en Alemania.

Lo ocurrido seguramente contribuirá a profundizar la crisis y la desconfianza del sector independentista. Pero también podrían facilitar la transición hacia un nuevo escenario político en Cataluña, de tres maneras: imponiendo la renovación de líderes, reforzando a los moderados e impulsando los acuerdos transversales.

Primero, el encarcelamiento de los principales artífices del procés conduce a un sobrevenido relevo en el grupo de dirigentes encargado de reconducir el programa político independentista. Si los partidos soberanistas quieren embarcarse en dicha transición, estarán en mejores condiciones de hacerlo si quienes la protagonizan no están vinculados a la etapa anterior.

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Segundo, si Alemania confirma la euroorden, Puigdemont habrá perdido Waterloo. Se acabaría el altar de peregrinaje y resistencia, el centro de operaciones que representaba su residencia allí. El fin de Waterloo debilitaría la resistencia en Bruselas y podría beneficiar indirectamente al sector independentista más pragmático. Hasta ahora este grupo no ha podido imponer la estrategia de pasar página porque el coste era demasiado alto: convertirse en responsables de la renuncia a restaurar un gobierno legítimo exiliado.

Por último, la cuenta atrás para las elecciones intensifica la necesidad de que los independentistas busquen aliados para formar gobierno y evitar unos comicios que abordarían con dificultades (divisiones internas, ausencia de líderes). Lo ocurrido esta semana refuerza la idea de que existe una situación excepcional que requiere de una solución excepcional. Y cualquier opción de gobierno de concentración o transversal obligaría a una moderación del proyecto independentista.

Tres acontecimientos que podrían marcar la larga, dolorosa y en gran parte inintencionada reconversión del proyecto independentista. @sandraleon_

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