Cartas al director

El Rey, en Barcelona

¿A qué espera el Gobierno español para hacer cumplir al presidente del Parlamento de Cataluña y a la alcaldesa de Barcelona con sus obligaciones de recibir al Jefe del Estado español en viaje oficial por los territorios donde ejercen los cargos para los que ha sido elegidos en función de las leyes y del Estado cuyo representante máximo les visita? No entiendo mayor falta de respeto a las instituciones ni mayor dejación de funciones por quienes tienen la misión de hacerlas cumplir. Si los ciudadanos Roger Torrent y Ada Colau tienen opiniones personales en contra del Rey, están en su pleno derec...

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¿A qué espera el Gobierno español para hacer cumplir al presidente del Parlamento de Cataluña y a la alcaldesa de Barcelona con sus obligaciones de recibir al Jefe del Estado español en viaje oficial por los territorios donde ejercen los cargos para los que ha sido elegidos en función de las leyes y del Estado cuyo representante máximo les visita? No entiendo mayor falta de respeto a las instituciones ni mayor dejación de funciones por quienes tienen la misión de hacerlas cumplir. Si los ciudadanos Roger Torrent y Ada Colau tienen opiniones personales en contra del Rey, están en su pleno derecho de manifestarlas. Ninguna ley del Estado de derecho se lo impide. Pero eso deben hacerlo a título personal. En tanto que a titulares de cargos institucionales, solo les cabe atenerse a la ley vigente.— Felipe Nieto. Madrid.

Dice Puigdemont que el Rey será bienvenido a Cataluña cuando se disculpe por las víctimas del 1 de octubre. Lo secundan con sus desplantes Torrent y Colau, olvidando que sus cargos trascienden más allá de los gustos de sus votantes.

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Discúlpense ustedes por haber destruido la concordia que ha prevalecido en Cataluña durante tantas décadas. Discúlpense por haber prometido la independencia para acabar diciendo que todo fue simbólico. Discúlpense por haber soliviantado tantos ánimos sin saber ni remotamente cómo apaciguarlos de nuevo. Discúlpense por haber mancillado hasta tal punto la palabra democracia. Y, por favor, discúlpense por tanta mezquindad e ignorancia.— Darío Sanjuán Vera. Barcelona.

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