Tentaciones

La respuesta al Black Friday: así es el día sin compras

Conocemos la historia y motivos del movimiento que trata de frenar la fiebre consumista de esta semana

Hace pocos años, apenas unos cuantos ciudadanos hubieran sabido explicar en qué consiste el Black Friday, esa jornada de consumo desenfrenado que se celebra el cuarto viernes de noviembre, tras el Día de Acción de Gracias, y en la que las marcas nos bombardean con ofertas en los productos más dispares. El origen del nombre lo define a la perfección: el Black Friday rinde homenaje al viernes en que los números de los comercios pasaban del rojo al negro al...

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Hace pocos años, apenas unos cuantos ciudadanos hubieran sabido explicar en qué consiste el Black Friday, esa jornada de consumo desenfrenado que se celebra el cuarto viernes de noviembre, tras el Día de Acción de Gracias, y en la que las marcas nos bombardean con ofertas en los productos más dispares. El origen del nombre lo define a la perfección: el Black Friday rinde homenaje al viernes en que los números de los comercios pasaban del rojo al negro al multiplicar su capacidad de venta tras una jornada de austero recogimiento familiar. La vuelta a la normalidad consumista. La maquinaria funcionando a pleno rendimiento.

Hoy, probablemente muchos sigan sin conocer el origen de esta tradición estadounidense, pero son legión los que se han subido al carro para dar el pistoletazo oficial a la campaña de Navidad: comerciantes de grandes y pequeñas superficies y, claro está, también consumidores en busca de supuestas gangas que no siempre lo son tanto.

Como respuesta a ese consumismo desenfrenado, el artista y fotógrafo canadiense Ted Dave propuso en 1992 crear el Buy Nothing Day: el Día sin Compras. Una llamada de atención frente a la consumo compulsivo. Y una idea que gustó a la revista Adbusters, que decidió promoverla y difundirla con todas sus fuerzas por todo el mundo anglosajón, desde donde acabó saltando al resto del planeta con lemas como "compra menos, vive más" y una premisa clara: vivimos en un modelo que genera constantemente nuevas necesidades, lo que a su vez genera frustración e infelicidad.

"El Día sin Compras es una jornada de visibilización de lo que supone la sociedad consumista y todos los problemas que conlleva", explica Charo Morán, de Ecologistas en Acción. La organización lleva 15 años participando en esta singular huelga de consumo, aunque desde hace unos pocos lo hace con mayor ahínco, dada la apabullante irrupción del Black Friday en el mercado español. "La realidad es que nos pilló con el pie cambiado: hace cinco años prácticamente ni existía", reconoce.

Tener menos, vivir mejor

Estamos sometidos a una media de 3.000 impactos publicitarios al día, la gran mayoría procedentes de grandes empresas. ¿Qué implica eso en nuestra vida? "Es una forma de consumo que perjudica al planeta, pero también a otras personas", apunta Morán. El consumismo tiene unos claros impactos ecosociales: afecta al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad, pero también a las comunidades del sur, que son los lugares en los que se fabrican en condiciones miserables muchos de los productos que se ofertan estos días”. Especialmente en los dos sectores estrella del Black Friday: la ropa y la tecnología.

"Ya lo dijo Tyler Durden en 'El Club de la Lucha': "Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos".

Frente a todo ello, los impulsores del Día sin Compras proponen una huelga de consumo. Pero lo importante no es dejar de comprar este viernes, sino convertirse en un consumidor crítico el resto del año. "No se trata de decir que el consumo es negativo, sino de dar alternativas. De empoderarnos respecto a la manera de satisfacer nuestras necesidades y fomentar el consumo local y de cercanía”, explica Morán. "Lo contrario nos lleva a barrios vacíos a los que solo vamos a dormir. Barrios sin tejido social ni vida colectiva de ninguna clase“.

Y es que, según los expertos, es esto último lo que nos hace felices,. "Llevar un vida más austera en lo material nos libera para nuestra propia vida", recuerda Morán. "Todos los estudios nos dicen que donde más felicidad encontramos es en los vínculos con otras personas, lo que va en contra de una sociedad de consumo que nos quiere individualistas, competitivos y hedonistas". Ya lo dijo Tyler Durden en El Club de la Lucha: "Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos".

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