Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Cinco asuntos sobre inmigración que deberían solucionarse en el G6

Este lunes 16 de octubre se celebra una cumbre sobre terrorismo e inmigración en Sevilla con los seis países más poblados de la UE, entre ellos España

El ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido preside la reunión del G6 de los ministros del Interior de España, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, y Polonia, que además cuenta con la participación de altos representantes de Interior de la Unión Europea y de Marruecos, para analizar los retos de la seguridad en Europa, así como la lucha contra el terrorismo yihadista y la cooperación en materia migratoria. Jose Manuel Vidal (EFE)
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 Este lunes 16 de octubre se reúne en Sevilla el G6, un grupo de trabajo independiente compuesto por ministros de interior de seis países europeos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia y España. Son los países más poblados de la Unión Europea y, consiguientemente, es difícil que la UE tome una postura diferente de lo que se decida en esta cumbre.

La reunión estaba anunciada desde hace meses y prevista su celebración en Madrid pero, de forma inesperada y casi sin aviso previo, ha sido convocada en Sevilla. Esto ha dejado desarbolados a los colectivos sociales que preparaban mal que bien una movilización alternativa en Madrid. Un cambio sorpresa acompañado de un manto de discreción tendido sobre el encuentro del que sólo se sabe la temática general: Terrorismo e Inmigración.

La cumbre se convoca con dos temas que, aunque de actualidad para el país que ostenta la Presidencia actual del G6, España, resulta poco afortunado presentar como si fuesen una misma cosa: Terrorismo e inmigración. Tras el atentado de Barcelona y el intenso verano de llegadas de personas migrantes vivido en las costas de la Frontera Sur, el Gobierno parece querer impulsar algún tipo de estrategia común europea. Aun así los peligros para la convivencia de vincular terrorismo e inmigración son demasiados y debemos hacer un esfuerzo para pensar bien y considerar que es sólo una idea desafortunada. Si esto es así, hay cinco temas que necesitan respuesta urgente y la cumbre podría ser una buena oportunidad para construirla.

Una frontera europea respetuosa con la vida y los Derechos Humanos

La última sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenando a España por las devoluciones en caliente deja claro que España no está actuando acorde a la legislación internacional en su Frontera Sur. Al mismo tiempo las miles de muertes en el Mediterráneo tienen mucho que ver con la gestión de los naufragios en aguas internacionales que se hace por Italia y España, en colaboración con la agencia FRONTEX de la UE. ¿Podrían los ministros del G6 trabajar para evitar muertes en nuestras fronteras?

Fuerzas de seguridad transparentes y democráticas

En los últimos años hemos comprobado cómo crece la tensión social en toda Europa. Particularmente en España, en los últimos meses hemos visto imágenes de policías pateando injustificadamente a migrantes que accedían al país de forma irregular o la cuestionable actuación policial en Cataluña el pasado 1-O. Todo esto con una Ley de Seguridad Ciudadana que el Congreso ha pedido sea derogada. También en Francia hay quejas de los sindicatos respecto al comportamiento policial en las últimas jornadas de huelga contra la reforma laboral de Macrón. Por toda Europa se elevan quejas de comportamiento xenófobo en controles “rutinarios” de las distintas fuerzas policiales. ¿Podría el G6 trabajar sobre protocolos de formación y actuación policial que ayudasen a unas fuerzas de seguridad en Europa más transparentes y respetuosas con la población independientemente de su origen y procedencia?

Resulta poco afortunado presentar como si fuesen una misma cosa terrorismo e inmigración

 El ascenso de la xenofobia y los radicalismos contra la convivencia

Todos los países europeos, y en concreto los del G6, están viendo cómo se fractura la convivencia social a través de los radicalismos. Asciende la ultraderecha y con ella la islamofobia que, a su vez, alimenta la aparición de un sentimiento de rechazo social en parte de la población musulmana. Esto genera aislamiento y es aprovechado por el radicalismo de corte yihadista para captar individuos aislados pero con gran capacidad de dañar a toda la sociedad.

Ya sabemos que los radicalismos son la puerta de entrada de la violencia social, sea en formato terrorismo, disturbios callejeros, actos vandálicos o bandas violentas. Es seguro que el G6 hablará de terrorismo y control. ¿Hablará también de cómo solucionar el resto de la violencia social? ¿Entenderá que la desradicalización sólo es posible a través de las políticas sociales, la educación y el fomento de la convivencia?

La crisis de las personas refugiadas

Tras el triste incumplimiento de las ya de por si simbólicas cuotas de acogida, la Comisión Europea emitió el pasado 27 septiembre una nota de prensa en la que sintetizaba la política de migraciones en tres líneas: Reforzar la política de devoluciones, la solidaridad con África y la creación de vías legales. Por desgracia, hasta la fecha sólo ha sido una realidad el primer concepto incluso vinculando la ayuda al desarrollo a la aceptación de acuerdos de devolución. ¿Asumirán los miembros del G6 su responsabilidad en la acogida a personas refugiadas? ¿Serán capaces de trabajar sobre vías legales y seguras para que las personas puedan migrar sin peligro?

 Cómo superar el miedo a las ONG

Puede parecer exagerado pero en los últimos meses distintos ministros europeos han realizado declaraciones poniendo en duda que las ONGs no sean responsables de facilitar el trabajo de las mafias que trafican con vidas humanas. La propia Italia dictó normas para controlar el trabajo de las organizaciones humanitarias que se dedican al rescate en el mar. Un código que incluía la presencia obligada de policías armados en sus barcos de rescate y que fue denunciado por organizaciones como MSF. No olvidemos que el 40% de las vidas salvadas en el Mediterráneo Central ha sido por actuación directa de las ONG ante la insuficiencia de inversión de la UE. También este verano hemos visto como se acosaba y amenazaba públicamente de muerte a una periodista española implicada en la defensa de los derechos humanos sin que el Gobierno haya tomado ninguna medida que se conozca.

Acaso preocupa que la sociedad europea pueda tener una visión más humanitaria que la de sus gobiernos y que además a través de las organizaciones sociales se pueda explicar y difundir una versión distinta de lo que ocurre en las fronteras. Esta misma cumbre en Sevilla se ha organizado sin dar casi información y esquivando cualquier posibilidad de interlocución con la ciudadanía. De hecho en última instancia se desconoce su agenda específica.

Más allá de un titular para la convocatoria que relaciona el monstruo del terrorismo con el derecho a migrar. ¿Serán los ministros de interior del G6 capaces de superar el miedo a la interlocución con la ciudadanía y crear políticas de las que nos podamos sentir orgullosos o morirá el ideal europeo de los derechos humanos y la justicia social a manos de nuestros gobernantes?

José Miguel Morales es secretario general de Andalucía Acoge

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