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Sin agua: la lucha por la supervivencia

La sequía que asola el Cuerno de África extiende también la inseguridad alimentaria a países vecinos como Kenia o Sudán del Sur

Goalgallu Boru Ali, matriarca de una familia de 13 miembros, vive en Dambala Fachana, un pueblo de 5.000 habitantes cerca de la frontera con Etiopía. A mediados de mayo, en el punto álgido de la sequía, su familia perdió las 50 vacas de las que dependía su subsistencia. Más del 95% de los habitantes del condado de Marsabit son pastores que dependen del ganado. En las tierras que rodean sus aldeas crían camellos, cabras y burros. Estas tierras han sido duramente golpeadas. Le estación de lluvias, que normalmente transcurre entre marzo y mayo, ha sido particularmente seca este año, salvando bajas precipitaciones a principios de mayo. Los meteorólogos advierten de que la sequía podría empeorar. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Las carcasas del ganado de Goalgallu Boru Ali se apilan lejos de su pequeña casa familiar con el fin de evitar el contacto con las hienas, que entran al pueblo por las noches para engullir los restos que quedan de los animales. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Varios de los hijos de Goalgallu Boru Ali se han visto obligados a abandonar su hogar y hacer largos viajes para encontrar trabajo. En la foto la vemos con tres de sus nietos, que ya no van a la escuela. La familia depende de la ayuda de sus vecinos. “Estamos perdidos sin nuestro ganado. ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo sobrevivirá mi familia?”, nos dice Goalgallu. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
En el pueblo de Maikona, la sequía ha causado una trágica pérdida de ganado. Su precio se ha desplomado y, con el fin de rescatar lo que pueden, los pastores deben sacrificar sus cabras para salvar la carne. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
La cifra de ganado muerto “es demasiado elevada para calcularla”, afirma el jefe Guyo Isalco Elema, del pueblo de Maikona, donde viven unas 6.000 personas. Más del 95% de la población se ha visto afectada por la pérdida del ganado y ahora dependen de la ayuda alimentaria del Gobierno, explica. Sin embargo, “la ayuda del Gobierno llega una vez al mes y es insuficiente”. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Jiba Okotu Halakhe es un pastor del pueblo de Maikona que ha perdido todo su ganado. “Jamás he visto algo como esto y temo lo que nos depare el futuro”, se lamenta Jiba. “Hemos esperado las lluvias durante mucho tiempo y cuando hace dos semanas la lluvia finalmente llegó, mató lo que quedaba de mi ganado”. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
“Cuando los camellos comienzan a morir, uno sabe que tiene un serio problema”, afirma el jefe del pueblo de Kargi, Moses Galoro. Este camello había muerto el día anterior. Demasiado pesado para moverlo y demasiado podrido para comerlo, sus carcasas servirán de pasto a las hienas. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
En tiempos mejores, el camello habría alcanzado un precio de mercado de 10.000 dólares americanos. Los padres de estos niños hace semanas que se marcharon a buscar trabajo y ellos se preguntan qué consecuencias tendrá la muerte de este camello para su futuro. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Uno de los miedos en el norte de Kenia es que la región sea olvidada mientras las organizaciones humanitarias se concentran en países vecinos como Sudán del Sur y Somalia, donde los conflictos internos y la inestabilidad magnifican la inseguridad alimentaria que trae consigo la sequía. “Kenia tiene un gobierno funcional”, sostiene Moses Galoro, jefe de Kargi, un pueblo de 12.000 personas, “y recibimos ayuda; pero es insuficiente e incomparable con la ayuda que recibíamos hace diez años de las organizaciones humanitarias. ¿Qué pasará cuando las cosas empeoren?” Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
El Gobierno keniano ha puesto en marcha una serie de iniciativas para hacer frente a los graves desafíos que plantea esta sequía, incluida la ayuda alimentaria y la introducción de fondos de transferencia de efectivo a través de un programa de créditos. Holathura Eisimuobanai espera poder alimentar a sus seis hijos usando uno de estos créditos. “Tendremos que devolverlo, pero nos preocuparemos de eso después. Por el momento, debemos comer”, afirma. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
La mujer de Holathura se fue con sus hijas andando a Kargi, un pueblo a 20 km de distancia. Allí planean solicitar una transferencia de efectivo a través de un programa de créditos del Gobierno y comprar comida para la familia. “Se fueron hace tres días”, dice Holathura. “Y no hemos comido nada desde entonces. No sé cuándo volverán. Mis hijos tienen hambre”. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
La escuela local en Dambala Fachana ha pedido que los niños lleven con ellos dos litros de agua a clase cada día debido a la escasez en el centro. Wako Liban, director de la escuela, admite que atraviesan tiempos difíciles. “La comunidad está formada por pastores y, debido a la sequía, mucha gente se ha marchado de la zona en busca de pastos mejores”, explica. “Se llevan a los niños con ellos y estos chicos ya no vuelven al colegio”. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
El Gobierno de Kenia ha entregado recientemente 500 kilos de harina de maíz a la escuela de Dambala Fachana. No obstante, el director Wako Liban afirma que “la ayuda alimentaria es insuficiente y llega tarde”. Aldeas Infantiles SOS ha puesto en marcha programas de respuesta de emergencia en cuatro países del este de África: Etiopía, Kenia, Sudán del Sur y Somalia. Estos programas se centran en la provisión de alimentos, la protección de los niños y el apoyo nutricional. En función de las necesidades locales, también se facilita en ocasiones refugio temporal a niños y familias en riesgo. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
El Gobierno keniano entrega a la escuela de Dambala Fachana unos límites de racionamiento diario recomendado para cada niño. “¿Qué niño puede sobrevivir con 150 gramos de harina de maíz al día? Especialmente cuando esa será la única comida que haga ese día”, se queja el director de la escuela, Wako Liban. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
El director de la escuela de Dambala Fachana, Wako Liban, y el jefe del pueblo, Liban Gedo, están intentando aumentar las raciones diarias de alimentos para los niños. Además, quieren abrir un internado para que los niños puedan continuar estudiando si sus padres tienen que migrar para buscar trabajo como consecuencia de la sequía. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Ebenyo Moru vive a las afueras de la ciudad de Marsabit con sus cinco hijos. Su familia perdió todo su ganado debido a la sequía. Ahora la familia depende de un campo de maíz que se ha secado. El marido de Ebenyo se marchó a trabajar a la región de Turkana y no han sabido nada de él en más de tres meses. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
Una niña de una familia vecina pasa a visitar a Ebenyo Moru. Muchas familias de la comunidad atraviesan dificultades para sobrevivir. Ebenyo se vio obligada a sacar a sus hijos del colegio para que pudieran ayudarla a ganar dinero. Ahora lavan ropa al lado de la carretera de Marsabit-Moyale. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)
A pesar de que tiene esperanzas de que la sequía actual termine, Ebenyo Moru es pesimista sobre lo que vendrá a continuación. En una región que es propensa a la sequía, muchas familias de las zonas rurales de Marsabit están luchando por sobrevivir hoy, mientras se enfrentan a la necesidad de reconstruir sus medios de subsistencia para el futuro. Rory Sheldon (Aldeas Infantiles SOS)