Contra Europa

Abstenerse violaría la credibilidad europea del PSOE ante todos

Pedro Sánchez con Pierre Moscovici. Uly MartínVídeo: EPV

Aún puede hoy el PSOE evitar un desaguisado descomunal. Puede reconsiderar la intención de abstenerse en la ratificación parlamentaria del nuevo —y magnífico— acuerdo de la UE con Canadá: más comercio, más inversiones, más crecimiento y más empleo.

¡Con Canadá, el país, junto a los escandinavos, de entraña más socialdemócrata! ¡Y cuyo primer ministro, Justin Trudeau, encarna la contrafigura norteamericana de Donald Trump! ¿Tratar con él y su gente nos perjudica?

Más que el impacto doméstico del asunto importa el europeo.

Abstenerse equivaldría a desdeñar el consenso labori...

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Aún puede hoy el PSOE evitar un desaguisado descomunal. Puede reconsiderar la intención de abstenerse en la ratificación parlamentaria del nuevo —y magnífico— acuerdo de la UE con Canadá: más comercio, más inversiones, más crecimiento y más empleo.

¡Con Canadá, el país, junto a los escandinavos, de entraña más socialdemócrata! ¡Y cuyo primer ministro, Justin Trudeau, encarna la contrafigura norteamericana de Donald Trump! ¿Tratar con él y su gente nos perjudica?

Más que el impacto doméstico del asunto importa el europeo.

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Abstenerse equivaldría a desdeñar el consenso laboriosamente alcanzado por 28 Gobiernos democráticamente elegidos.

A echar por la borda los trabajos de debate y mejora técnica de un texto que diluyeron las fuertes prevenciones de una región en declive, Valonia, y la timidez de su Gobierno central, el belga.

A menospreciar a la Comisión Europea y a su comisaria liberal más progresista, Cecilia Malström, que ha protegido la autonomía del modelo social/ambiental europeo en los acuerdos comerciales.

A aislarse del Parlamento Europeo —que lo votó con holgura— y de sus indicaciones para la política comercial (cuando el debate del TTIP con EE UU), que auspició el socialdemócrata Martin Schulz.

A afrentar a la mayoría del socialismo continental. Por cierto que la minoría más refractaria al pacto, el socialismo francés, se evaporó: requiescat in pace, RIP.

Abstenerse violaría la credibilidad europea del PSOE ante todos. Esa que a trancas y barrancas recuperaba tras negar su voto a la Comisión Juncker, rompiendo sus compromisos continentales, aquel costoso gesto de supuesta izquierda. ¿Cotiza poco el europeísmo ante el debate provinciano español? Pregúntenle a Emmanuel Macron.

Abstenerse desconcertaría a sus electores, sabedores de que antes votó a favor en Estrasburgo y en el Congreso.

Abstenerse con las argucias aducidas (son falsas: el arbitraje es público, el modelo social se garantiza) traería mal agüero a los próximos tratados: México, Chile, Japón... Ayudaría a los proteccionistas extremistas, de cuyos nombres no quiero acordarme.

Abstenerse de más Europa —justo cuando Europa vuelve—, equivale de hecho a ir contra Europa.

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