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Siete cosas de las ciudades que aún no existen (pero existirán)

Aeropuertos para drones, estaciones de Hyperloop o parques temáticos de realidad virtual, algunos de los cambios que surgirán en las urbes en los próximos años

¿En qué tipo de megalópolis viviremos dentro de 10, 20 o 50 años? Contestar esta pregunta es difícil, pero seguro que conviviremos con estructuras y conceptos que aún no existen: aeropuertos con cientos de drones despegando y aterrizando; finos y kilométricos tubos que sustituirán a las vías del tren y a los aviones por la llegada del Hyperloop, una nueva forma de transporte para pasajeros; tomates que crecerán en el piso decimoctavo en granjas verticales integradas en los núcleos urbanos; parques de atracciones que parecerán un universo infinito... Vamos a echar un vistazo a parte del paisaje de esa ciudad del futuro.Getty

"Una de las principales causas de la falta de disponibilidad de sangre y otros suministros médicos en África es la pobreza de sus infraestructuras", detallan desde Foster and Partners para explicar la importancia del Droneport, un aeropuerto de drones que ha comenzado a construirse en Ruanda y se espera que esté operativo en 2020. El objetivo es crear una red de estas instalaciones para mejorar la distribución de fármacos y de sangre en zonas de difícil acceso gracias a aviones no tripulados. Con alas de tres metros, serán capaces de transportar una carga de hasta diez kilos (Red Line). Más adelante se pretende incluir otra línea (Blue Line) apta para el transporte de materiales de hasta 100 kilos.

Foster and Partners
La instalación, diseñada como una sucesión de bóvedas, se está levantando con materiales locales muy económicos, como la arcilla. Además, según afirman desde la fundación de la compañía británica liderada por el arquitecto Norman Foster, los Droneports también serán centros de fabricación de drones, generando oportunidades de empleo para la población local. "El proyecto busca dejar un legado que vaya más allá de los propios edificios", aseguran.Foster and Partners
"Teniendo en cuenta que el 80% de los envíos pesa menos de dos kilogramos y tiene un volumen inferior a una caja de zapatos, creo que el uso de drones como vehículo de transporte de paquetes podría suponer grandes beneficios en tiempo y coste de los envíos". Así lo asegura Saúl Fernández, arquitecto, que diseñó un aeropuerto de drones (Urban Droneport) ubicado en el nudo sur de la M-30 en su proyecto de fin de máster en la Universidad de Alcalá. Su idea no ha pasado desapercibida y ya ha recibido una llamada de una empresa belga (por el momento prefiere no nombrarla) para estudiar su viabilidad.Saúl Fernández
"Se trata de una esfera con diferentes hangares donde se ubican los aviones no tripulados. El proceso comienza en las centrales de tránsito de las empresas (Correos, Seur, DHL, etcétera). Desde allí se trasladan los paquetes al Urban Droneport y estos son elevados hasta la segunda planta donde se etiquetan y clasifican según el destino", explica Saúl Fernández. Después, una red de cintas transportadoras y ascensores hacen llegar el paquete hasta el hangar específico donde se encuentra el dron que realizará la entrega en el buzón correspondiente (diseñados para permitir el acople del dispositivo). El arquitecto detalla que los vuelos de los drones serían autónomos: "Habrían sido programados por una persona previamente, pero no requerirían un piloto para manejarlos en directo. De todas maneras, está también diseñada una sala de operadores que entrarían a tomar el control del dron en una situación de emergencia o necesidad".Saúl Fernández

De Cádiz a Barcelona en una hora dentro de un tubo al vacío. Elon Musk (fundador de Tesla) fue el impulsor de la idea del Hyperloop en 2012. Ahora muchos lo consideran el transporte del futuro. Dirk Ahlborn (Berlín, 1977) fundó HTT (Hyperloop Transportation Technologies) en 2013 para ponerlo en marcha lo antes posible. Y lo está haciendo de la mano de Carbures, una empresa española de tecnología e ingeniería encargada de la construcción de las cápsulas. Estas, de 30 metros de largo, 2,7 de diámetro y un peso de 20 toneladas, serán capaces de alojar entre 28 y 40 pasajeros. Levitarán sobre un campo magnético y podrán superar los 1.200 kilómetros por hora gracias a un compresor de aire comprimido que llevarán a bordo y a la ausencia de fricción. Según asegura Ahlborn, este medio de transporte es más económico que cualquier otro, será inmune a las condiciones metorológicas y solo consumirá energía renovable (cinética, solar y eólica). Si sale adelante, las estaciones para viajar en una de estas cápsulas y los finos tubos por donde se mueven formarán parte de nuestro paisaje.

HTT

La competencia de HTT, Hyperloop One, quiere adelantarse y realizar la primera conexión entre dos ciudades a través de este ultrarrápido 'vehículo'. Su primer proyecto: 12 minutos entre Dubái y Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). Un trayecto de 140 kilómetros que en coche se realiza en algo más de una hora y media. Por el momento se encuentra en su fase inicial (formalizado con la Autoridad de Transportes de Dubái) y se desconoce la fecha de inicio de su construcción. Al mismo tiempo, la empresa continúa realizando pruebas en el desierto de Nevada, en Estados Unidos.

Hyperloop One

Las granjas verticales, es decir, edificios que funcionan como invernaderos para el cultivo de alimentos, se erigen como una apuesta de futuro: se reduce el transporte desde la zonas de sembrado y las necesidades energéticas y de agua están cubiertas. La empresa Aerofarms ya tiene alguna de estas instalaciones en funcionamiento en Newark, Nueva Jersey (EE UU). Ahora se encuentra inmersa en la construcción de "la granja vertical más grande del mundo", aprovechando una antigua fábrica de acero de más de 6.500 metros cuadrados (en la imagen). Cientos de filas de verduras se cultivarán iluminadas por LED y en un espacio monitoreado para controlar los niveles de temperatura, humedad y CO2.

Aerofarms

En esta línea destaca París Smart 2050, un proyecto presentado por el arquitecto belga Vincent Callebaut al Ayuntamiento de París y que ha despertado un gran interés internacional. En él se muestra cómo podría ser la capital francesa en 30 años integrando edificios ecológicos en el núcleo urbano y reduciendo así la emisión de gases de efecto invernadero. En su proyecto ha diseñado, entre otras construcciones, varias granjas verticales, que mezclan viviendas con huertos cultivados (con la posibilidad de que sean los propios inquilinos quienes emprendan una actividad agrícola) y se alimentan de biomasa (materia orgánica) y energía solar. No es su único diseño de estas características. Destaca la torre Tao Zhu Yin Yuan, en Taipei (Taiwan) que ya está en proceso de construcción. "Su fachada será cubierta con más de 20.000 arbustos y árboles capaces de absorber 130 toneladas de dióxido de carbono al año", detalla.

Vincent Callebaut Architectures

Según el estudio Keeping our Cities Moving realizado por Xerox, en ciudades como París o Londres, el 20% de los conductores dedican más de 15 minutos a buscar aparcamiento. Y este es uno de los problemas que parece tener sus días contados. Volskwagen, Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), Bosch y las universidades de Braunschweig, Parma y Oxford están desarrollando V-Charge, un sistema que permite que el coche autónomo no solo busque por su cuenta una plaza donde aparcar, sino que además seleccione una donde pueda cargarse. Ya no hará falta maniobrar en el parking.

Volkswagen

En cuanto el conductor abandona su coche, se activa la aplicación y decide la hora de recogida del vehículo. El coche entra solo y, si lo necesita, elige una zona de carga inductiva, es decir, inalámbrica. Cuando el conductor regresa al edificio del parking su coche le está esperando en el punto de recogida. Por otro lado, varios analistas aseguran que la implementación del vehículo autónomo incrementará los servicios de coche compartido, disminuyendo así el número de automóviles y, por tanto, las zonas de aparcamiento. También por la posibilidad de que puede volverse solo. Esto supondrá una reestructuración del espacio público: aceras más anchas, un mayor número de zonas verdes, en definitiva, más espacio para el peatón.

Volkswagen

La empresa Cazza, afincada en Dubai y fundada por Chrish Keley (19 años) y Fernando de los Ríos (26 años), ya consiguió crear desde cero las primeras oficinas impresas en 3D (en la imagen). Lo hizo en solo 17 días y necesitó únicamente a una veintena de trabajadores. Ahora tienen en mente la construcción del primer rascacielos. La técnica planteada es montar a los robots móviles encargados de la impresión en grúas, las cuales van creciendo hasta conseguir la altura deseada. La instalación se completará con métodos de construcción tradicionales. Aunque en un principio el diseño elegido era 'La Torre de Belgrado' de Aleksandar Grusanovic, la compañía asegura ahora que "no está definido".

Cazza

Cada vez que un usuario realiza cualquier operación en internet se pone a trabajar lo que se conoce como un Data Center o Centro de Procesamiento de Datos. Para mantenerlos a una temperatura adecuada, las empresas deben realizar importantes inversiones en su refrigeración. Según cuenta Héctor Sánchez Montenegro, director de Tecnología de Microsoft Ibérica, están llevando a cabo una investigación para colocar estas instalaciones en el fondo del mar. "La primera prueba ha sido instalar uno de ellos, de 17.000 kilos, en la costa de California. Los resultados han sido muy positivos. Es más económico refrigerarlos y su transmisión de datos es más veloz", dice. "Además, no supone ningún impacto en la vida marina. El ruido de una nécora posándose sobre el Data Center es mayor que el que produce el aparato en sí mismo. Nuestro objetivo es impulsar su sostenibilidad y que en el futuro sea capaz de generar energía mareomotriz para su propio funcionamiento", concluye. Si el proyecto continúa cosechando buenos resulados, estas instalaciones desaparecerán de las ciudades (solo en Barcelona hay trece) y, con ellas, su gran consumo de energía.

Microsoft

Unas antiguas oficinas o una fábrica en desuso son ubicaciones perfectas para los parques de atracciones del futuro. De hecho, no se necesitan atracciones. The Void es el nombre de la franquicia de centros temáticos basados en la realidad virtual. Un chaleco y unos guantes hápticos (que responden al tacto y a la forma de objetos virtuales) y un casco similar a Oculus o a HTC Vive, hacen que el usuario se traslade a un lugar nuevo e interactivo, donde él es el que tiene que tomar las decisiones. "Hemos abierto en Dubái, Nueva York y Lindon, Utah, donde está nuestra sede (en la imagen), y queremos seguir creciendo", explican. El grupo chino Shanda pretende construir uno de estos parques en el país asiático con la colaboración de The Void y una inversión de 270 millones de euros.

The Void
Por el momento la única experiencia que se puede vivir está relacionada con Los Cazafantasmas, aunque "esperan ampliarlo lo antes posible" y disponer de varias salas con diferentes atracciones virtuales. Kent Bretschneider, su fundador, explicó en la última edición del Gamelab (Congreso internacional de videojuegos y ocio interactivo) en Barcelona, que "únicamente necesitan un espacio de 18 metros x 18 metros. Sin embargo, las personas que están dentro del juego tienen la sensación de que ese mundo que hemos creado es infinito". Una nueva forma de entretenimiento que pretenden integrar en las zonas urbanas de más ciudades. Su precio: 26 euros.

The Void