Cartas al director

Pantano de Biscarrués, ¿vida o muerte?

En estos tiempos en los que el hombre es capaz de buscar vida en planetas que están a millones de kilómetros de la tierra, sacar adelante a un bebé que nace después de muy pocas semanas de gestación e incluso hacer una copia idéntica de un organismo vivo, no puedo parar de preguntarme por qué el desarrollo de un territorio tiene que suponer la muerte absoluta de otro. En estos tiempos en los que está de moda la economía sostenible, la protección del medio ambiente, la buena gestión de los recursos naturales, la lucha contra la despoblación rural, no puedo parar de preguntarme por qué es de int...

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En estos tiempos en los que el hombre es capaz de buscar vida en planetas que están a millones de kilómetros de la tierra, sacar adelante a un bebé que nace después de muy pocas semanas de gestación e incluso hacer una copia idéntica de un organismo vivo, no puedo parar de preguntarme por qué el desarrollo de un territorio tiene que suponer la muerte absoluta de otro. En estos tiempos en los que está de moda la economía sostenible, la protección del medio ambiente, la buena gestión de los recursos naturales, la lucha contra la despoblación rural, no puedo parar de preguntarme por qué es de interés general destruir un territorio formado por pequeños pueblos que han resurgido económicamente gracias al esfuerzo de personas que aman y respetan el río Gállego, el río que les da la vida. En estos tiempos en los que enseñan en las escuelas a ser inteligentes emocionalmente, a respetar, no entiendo por qué nos obligan a pelearnos con los habitantes de las comarcas vecinas, aragoneses como yo y con unos intereses muy parecidos a los míos: vivir y morir en la tierra que los vio nacer. Pantano de Biscarrués, ¿de verdad que no hay alternativas? ¡Claro que las hay! ¡Seguro que las hay!— Beatriz Lacruz Casaucau. Zaragoza.

 

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