10 fotos

La loma es una fruta venenosa y el último recurso para los hambrientos

La loma no se suele comer por su toxicidad, pero alimenta a quienes viven en las áreas más afectadas por la hambruna en Kenia

Ellos son Arupe (8 años) y Achore (11). Viven con sus abuelos debido a que sus padres se fueron de casa para buscar un empleo temporal y ayudar así a la familia mientras continúe la sequía. Residen en el área de Lokis en el Condado de Baringo (Kenia), una de las áreas más afectadas por la hambruna que asola África.
Sus vidas dependen directamente del consumo de la leche de sus cabras, pero la sequía ha afectado seriamente a la capacidad de la familia para asegurarse los pastos y la comida necesaria para los animales. Las vacas que tenían murieron por la falta de agua y les quedan menos de 20 cabras que los niños sacan a pastar cada día.
Si Arupe y Achore no son capaces de sacar nada de leche de los animales por la mañana, no tienen nada que comer. Por eso tanto ambos hermanos se van a recoger un fruto silvestre llamado loma para llenar sus estómagos. Necesita 12 horas de cocinado antes de que sea comestible (si no, es tóxico), y es una de las pocas alternativas alimentarias que estos niños, y otros muchos de Kenia, tienen ahora mismo, como consecuencia de la sequía.
Otro de los grandes problemas de los menores al no tener nada que comer es que faltan a la escuela ya que viajan largas distancias buscando alimento y agua. Esto los expone a una gran cantidad de enfermedades: su sistema inmunitario es delicado por culpa de una alimentación inadecuada.
Arupe, su hermano Achore y su abuela Chemithich, juntan la cosecha de la fruta tóxica. Después de la recolecta, los tres regresan a casa para empezar la preparación del alimento durante 12 horas.
Las frutas son clasificadas por la abuela. La situación es desesperada en algunas zonas de Kenia: 2,7 millones de personas necesitan ayuda de forma inmediata en el país, incluidos 700.000 niños menores de 5 años, que se enfrentan a la hambruna.
Arupe y Achore empiezan a golpear la fruta salvaje con una piedra para facilitar su cocinado. Los chicos separan la piel de las semillas; estas se mezclarán con ceniza porque, según la comunidad, así se elimina el veneno.
Achore recogiendo ceniza para mezclarla con la fruta salvaje. Solo después se podrá empezar el proceso de cocción.
Mientras su hermano mezcla las semillas con ceniza, Arupe enciende el fuego y dispone la olla en la que cocinarán la loma. La fruta estará hirviendo durante medio día. Habitualmente esta fruta no se come, pero debido a la gran sequía, las familias de pastores dependen de ella para sobrevivir.
Tras una larga jornada de trabajo pastoreando a las cabras, ordeñándolas (a ver si ese día hay suerte y obtienen algo de leche) y recogiendo lomas, Arupe y su hermano Achore esperan. Tienen la esperanza de poder comer algo al caer la noche.