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El difícil compromiso chino con el medio ambiente

Además de la iniciativa de la aerolínea regional Xiamen Airlines, primera empresa del sector en propagar el mensaje de la ONU, el país lleva a cabo otras iniciativas para lograr la Agenda 2030

Algunas localidades, como Huaxi, han comenzado a convertir sus parques en huertos urbanos que producen alimentos orgánicos y hacen las veces de pulmón en la ciudad.
Las industrias más contaminantes, como esta de productos plásticos, están sujetas cada vez a una regulación más estricta sobre el tratamiento de sus residuos.
El carbón todavía aporta un 70% de las necesidades energéticas del país a través de centrales muy poco eficientes y muy contaminantes. China prevé reducir el uso del mineral en 500 millones de toneladas.
El sector inmobiliario es también uno de los principales culpables de la contaminación y el derroche de recursos. Solo entre 2011 y 2013, China consumió tanto cemento como Estados Unidos en todo el siglo XX. Muchas de las nuevas urbanizaciones están vacías.
El sector del alquiler de bicicletas vive un auge sin precedentes en China. La población se vuelve a subir a la bici y el servicio se ve como práctico, ecológico, y saludable.
Varias ciudades chinas, en la foto Shanghái, han puesto en marcha planes de alquiler de vehículos eléctricos para reducir las emisiones contaminantes en las calles.
Las energías renovables son una de las grandes apuestas medioambientales de China, que pronto se convertirá en su mayor usuario. En Shanghái se utilizan estos molinos de viento para dar electricidad a instalaciones públicas.
Las nuevas promociones inmobiliarias en Shanghái tienen unos requisitos medioambientales mucho más estrictos. Algunas optan por cubrir tejados y escalinatas con bosques urbanos.
A pesar de los esfuerzos por mejorar la situación, muchos ríos todavía están altamente contaminados. La mayoría ni siquiera cumple las condiciones mínimas para albergar vida, como este de Guiyu.
La tecnología se ve como la salvación para el desarrollo chino: proporciona mayor eficiencia y permite un control mucho más exhaustivo de los vertidos. El plan 'Made in China 2025' apuesta sin fisuras por la innovación y las manufacturas de alto valor añadido, como las de esta fábrica de chips de OPPO.