Por si cabían pocas novedades en el panorama británico actual, mañana se eligen alcaldes por primera vez en seis nuevas entidades locales en Inglaterra. Se llaman “ciudades-región” y son asociaciones de municipios recién creadas a las que el Gobierno central ha cedido competencias sobre distintas áreas, como infraestructuras, transportes, empleo o vivienda.
A pesar de la singularidad de esta descentralización local —tiene lugar en una nación muy centralizada (Inglaterra), pero dentro de un Estado (Reino Unido) crecientemente fragmentado por el poder territorial— los interrogantes que ac...
Por si cabían pocas novedades en el panorama británico actual, mañana se eligen alcaldes por primera vez en seis nuevas entidades locales en Inglaterra. Se llaman “ciudades-región” y son asociaciones de municipios recién creadas a las que el Gobierno central ha cedido competencias sobre distintas áreas, como infraestructuras, transportes, empleo o vivienda.
A pesar de la singularidad de esta descentralización local —tiene lugar en una nación muy centralizada (Inglaterra), pero dentro de un Estado (Reino Unido) crecientemente fragmentado por el poder territorial— los interrogantes que acompañan al proceso son los mismos que resuenan en otras reformas donde el Gobierno cede poder hacia abajo: ¿impulsará la economía?, ¿mejorará la democracia?
Una mayor autonomía local sobre gastos e ingresos puede en teoría generar mayor eficiencia en la gestión pública. Sin embargo, el temor de los municipios menos desarrollados es que la autonomía fiscal les sirva de poco para conseguir suficientes ingresos, dada su menor capacidad para atraer negocios (que son la base de la nueva autonomía fiscal local). Sin mecanismos adecuados de redistribución interterritorial, las desigualdades entre el Norte y el Sur de Inglaterra pueden aumentar.
La descentralización también se ha vinculado a la revitalización de la democracia, dada la mayor cercanía de los poderes públicos a la ciudadanía. Pero el impulso democrático en Inglaterra está cuestionado por el bajísimo conocimiento ciudadano de las nuevas estructuras locales, el deterioro de los medios de comunicación local (fuente de control de la actividad política) y un diseño que otorga al alcalde poder ejecutivo sin que estén claros los contrapesos institucionales a dicho poder.
En realidad, el caso inglés ilustra que en este tipo de reformas la preocupación democrática de sus gobernantes puede ser el simple envoltorio de la agenda política. El proyecto local de los tories supone para muchos un fortalecimiento de las políticas de austeridad porque se ceden competencias sin suficientes recursos para gestionarlas. Y sin recursos, la autonomía local será papel mojado. @sandraleon_