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Las miradas del tracoma

El tracoma es la principal causa infecciosa de las cegueras en el mundo y lo era también en aquellas cinco provincias del Gran Sur marroquí

Si la infección se produce con repetición, las cicatrices hacen que los párpados se deformen y las pestañas crezcan hacia adentro, rozando la córnea y dañándola irreversiblemente. La condición necesaria siempre es la falta de agua para una buena higiene, lo que se agrava en regiones desérticas, donde siempre hay arena y polvo en el aire. Fatima Rafiai vive en Zagora y tiene la enfermedad desde finales de los setenta.
Aunque desde los años cincuenta la OMS colaboraba con el Estado marroquí en la formación de médicos y enfermeros, fue durante la década de los noventa cuando la organización internacional propuso una estrategia de alcance mundial, que combina la cirugía para los casos más graves, antibióticos para tratar las infecciones, sensibilización en buenos hábitos de higiene para la prevención del contagio y estímulo a las inversiones públicas en saneamiento y provisión de agua potable. Mina Lfqih tiene más de 80 años, ha vivido la mitad de su vida con la enfermedad.
La prevalencia de la inflamación tracomatosa descendió, en el caso de la provincia más endémica del 58% de los niños de entre uno y nueve años, en 1997, a menos del 5% en 2005. Justamente 2005 marca el año del fin de la incidencia de la enfermedad como problema de salud pública. En esta zona, Zagora, vive Zahra Boumansour.
El tracoma es una de las enfermedades más antiguas de nuestra era (aparece en registros egipcios de la época de los faraones), hay ocho países que han reportado su eliminación y todavía quedan unos 40 en los que es endémico. La experiencia de una gran final ganada, como la de Marruecos, está ayudando a creer que es posible erradicar la enfermedad en el mundo. Ya es tarde para Zahra El Khadouri, de 82 años.