Mira que dije que comprásemos el contador

Leo que la electricidad en el mercado mayorista —yo debo de ser minorista— ha alcanzado un precio de 92 euros por megavatio hora, el más alto desde 2013. Y me asusto. Seguro que algo me caerá. Tengo contratados, según mi factura, 6,928 kW y me pongo a hacer cálculos de cuántos kilovatios hay en un megavatio para hacerme una idea de lo que voy a pagar cada hora. Bien es verdad que mi “tarifa de acceso 2.0” seguro que debe darme algún tipo de ventaja, máxime cuando la “cuantía del peaje” (la factura dixit) es de 71,64 euros, lo que se aleja bastante de los 92 que me señala la noticia qu...

Leo que la electricidad en el mercado mayorista —yo debo de ser minorista— ha alcanzado un precio de 92 euros por megavatio hora, el más alto desde 2013. Y me asusto. Seguro que algo me caerá. Tengo contratados, según mi factura, 6,928 kW y me pongo a hacer cálculos de cuántos kilovatios hay en un megavatio para hacerme una idea de lo que voy a pagar cada hora. Bien es verdad que mi “tarifa de acceso 2.0” seguro que debe darme algún tipo de ventaja, máxime cuando la “cuantía del peaje” (la factura dixit) es de 71,64 euros, lo que se aleja bastante de los 92 que me señala la noticia que acabo de leer en EL PAÍS.

Si me fijo bien en el extracto de la eléctrica, distingo junto al concepto de la cuantía un pequeño uno, como esos que aparecían en mis exámenes de matemáticas para indicarme que se trataba de una operación con una cifra elevada a equis. Entonces me voy a la parte de la factura donde explica este ínfimo guarismo y descubro: “1. Importe que la compañía comercializadora debe pagar a la compañía distribuidora correspondiente a la facturación de acceso a su red, de acuerdo con el tipo de peaje aplicable de conformidad con el Real Decreto 1164/2001 de 26 de octubre para energía eléctrica y Real Decreto 949/2001 de 3 de agosto para gas natural”. Todo aclarado, aunque sigo sin entender qué tiene que ver el gas natural, si yo solo le doy al interruptor. Pero, vale.

Y sigo leyendo para tranquilizarme. “Los costes de energía que se aplican se determinan en el BOE de 18.12.2015. Servicio 97,822%. Permanentes: 0,150%. Diversificación y Seguridad de abastecimiento: 2,028%”. Vale también.

De todas formas, como me estoy haciendo un lío, voy directamente a las cifras de mi recibo. Ahí me entero de que he consumido 561 kWh y que eso me cuesta 76,21 euros: se puede pagar. Además, me han hecho dos descuentos. No me pregunten por qué. Uno, correspondiente a las fechas comprendidas entre el 13 octubre y el 16 de diciembre de 2,29 euros y otro, en las mismas fechas, de otros 3,61. Debe de ser que en esos días la compañía estaba de rebajas. Luego, a causa del “término de potencia”, me incluyen otros 52,67 euros más. Admito que esto del “término” me ha salido un poco caro, y en la factura no me aclaran a qué se debe tan gran honor. Subtotal, 122,78 euros. A los que hay que añadir 6,28 de impuesto de electricidad y 3,08 más por el “alquiler de contador”. ¿Cuántos años llevo alquilándolo? Antes de casarnos, le dije a la que era entonces mi novia, hace décadas ya, que no me gustaba comprar a plazos, que prefería al contado, y ahora estamos pagando las consecuencias. Tengo que llamar a ver si me lo venden.

Anda, si aún me falta añadir un 21% de IVA. ¿Las tasas anteriores también pagan este impuesto? Lo que da un total de 154,88 euros. Vamos, que no sé qué fue de los 76,21 iniciales, porque se han duplicado. Tengo que decirle a mi mujer que cada noche nos leamos el BOE, aunque ella sea licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales. No se puede ir por la vida desinformado y sin una factura en la mano para comprenderlo todo.