Un exguerrillero y un militar de la dictadura, juntos en Río

El Ayuntamiento de la ciudad brasileña es un ejemplo de conciliación entre adversarios

Marcelo Crivella, senador y obispo de una iglesia evangélica, en su toma de posesión como alcalde de Río de Janeiro. Leo Correa (AP)

Un pastor evangélico, una defensora de las privatizaciones, un diputado conocido como el hombre del sombrero, la hija de un exgobernador acusado de corrupción, un rico adversario de campaña… El nuevo equipo del Ayuntamiento de Río de Janeiro es un ejemplo de malabarismo político, pero Marcello Crivella, elegido con el 59% de los votos, y su espíritu de conciliación han ido más allá. El exobispo de la Iglesia universal, la tercera con más fieles de Brasil, ha integrado en su equipo a la cara y la cruz del Brasil de la dictadura: un guerrillero y su captor.

Entre los secretarios ...

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Un pastor evangélico, una defensora de las privatizaciones, un diputado conocido como el hombre del sombrero, la hija de un exgobernador acusado de corrupción, un rico adversario de campaña… El nuevo equipo del Ayuntamiento de Río de Janeiro es un ejemplo de malabarismo político, pero Marcello Crivella, elegido con el 59% de los votos, y su espíritu de conciliación han ido más allá. El exobispo de la Iglesia universal, la tercera con más fieles de Brasil, ha integrado en su equipo a la cara y la cruz del Brasil de la dictadura: un guerrillero y su captor.

Entre los secretarios de Crivella está Cesar Benjamin, nuevo responsable de Educación. El periodista, escritor y politólogo participó en la lucha armada contra la dictadura brasileña (1964-1985), estuvo preso durante cinco años, fue torturado y después amnistiado. Se exilió en Suecia cerca de un lustro y a su vuelta militó en el Partido de los Trabajadores, de Luiz Inácio Lula da Silva, y en el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). A pesar de su perfil progresista, Benjamin fue uno de los defensores de Crivella. “Mi historia me llevó a rodearme de amigos de izquierda. La suya lo llevó a rodearse de amigos religiosos, muchos de ellos conservadores. Tampoco vemos un problema en esto”, dijo en plena batalla electoral.

En otro despacho y bajo el mismo alcalde se instalará el coronel Paulo Cesar Amêndola, uno de los captores de Benjamin cuando este fue detenido en 1971. En el currículum de Amêndola, además de su participación en el aparato represor de la dictadura, figura la creación del Batallón de Operaciones Policiales Especiales de Río, el temido BOPE.

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Ambos se enfrentan a enormes desafíos. Benjamin quiere fortalecer “una escuela pública laica y republicana” bajo un alcalde que refuta la teoría de la evolución. Amêndola, por su parte, deberá transformar el papel de los agentes de policía, acostumbrados a perseguir ambulantes, en una herramienta más útil en una ciudad donde no dejan de crecer los robos y los homicidios.

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