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El ungüento de Jawahar

Una tienda de dulces en Delhi es también una unidad de quemados que cura gratuitamente a los pacientes que acuden al lugar

Bhura añade Betadine a la fórmula secreta que utiliza para tratar las quemaduras. Hace medio siglo que un santón hinduista les dio la receta para que siguiesen ayudando a los más necesitados.Zigor Aldama
Gopinath retira la piel quemada de la mano de un niño antes de cubrirle las heridas del ungüento que ellos mismos producen.Zigor Aldama
Nandini espera en silencio a que le quiten los vendajes para dejar al aire las quemaduras que se hizo al caer en un barreño con agua hirviendo.Zigor Aldama
Los padres de Nandini la sujetan con fuerza para que los voluntarios puedan realizarle la cura. Es un proceso extremadamente doloroso, y no es infrecuente que algunos pacientes incluso pierdan el conocimiento. Tras el calvario, llega la calma. Nandini se relaja ya con el nuevo vendaje cubriendo sus heridas. Sus padres la llevaron a la tienda de Jawahar porque no podían pagar las facturas médicas.Zigor Aldama
Bhura prepara un pequeño bote del ungüento medicinal para que los pacientes que ya no requieren desplazarse hasta la tienda se lo den por su cuenta en casa.Zigor Aldama
Dinesh ha tenido la mala suerte de apoyarse en carbón ardiendo. Sus compañeros lo han llevado rápidamente a la tienda de dulces, donde han tenido que pincharle cuatro veces la mano para dejar que salga a chorro el pus que se había generado dentro.Zigor Aldama
Vista general de la sala en la que se llevan a cabo las curas de los quemados. Es la Unidad de Grandes Quemados más peculiar y altruista de India.Zigor Aldama
Dos voluntarios sujetan a un niño en el aire para que no se mueva y le puedan tratar las heridas que tiene en gran parte de su cuerpo.Zigor Aldama
La mayoría de los cien pacientes que cada día se acercan a la tienda de dulces son niños que se queman con el fuego de las hogueras en invierno y barreños de agua o aceite hirviendo.Zigor Aldama
Una niña muestra las quemaduras que ya han cicatrizado después de un mes de tratamiento en la tienda de dulces de Jawahar.Zigor Aldama
Bhura extiende por las telas con las que taparán las quemaduras la pomada que crean en el 'centro'.Zigor Aldama
El caramelo que los voluntarios ofrecen a los niños después de la tortura que supone el tratamiento es el único nexo entre la tienda de dulces de Jawahar y el centro adyacente para quemados.Zigor Aldama
Un hombre musulmán muestra la foto que le tomaron a su hija nada más quemarse con agua hirviendo. Diez días después, la mejora salta a la vista, pero el dolor todavía es intenso. Jawahar no hace ninguna distinción entre sus beneficiarios, ni por religión, ni por tendencia política o casta.Zigor Aldama
Imagen de la tienda de dulces de Jawahar, en la que su hijo pequeño aparece tras el mostrador atendiendo a varios clientes.Zigor Aldama
Jawahar, sentado, posa frente al mostrador del taller mecánico que ha abierto su hijo mayor, Rakesh. Éste asegura que seguirá dando apoyo a los desheredados que sufran quemaduras incluso tras la muerte de su padre.Zigor Aldama