Cartas al director

La Europa inhumana

Varios refugiados cruzan un río en su camino a Macedonia, el 14 de marzo de 2016. SAKIS MITROLIDIS (AFP)

Desde la comodidad y el calor que reinan en mi casa, enciendo la televisión. Observo el horror: hombres, madres, ancianos, niños, seres humanos todos, abandonados a su suerte, a la intemperie, a merced del inhóspito invierno. Estas personas dejan atrás sus países porque allí vivir puede, con alta probabilidad, ser equivalente a morir. Mientras tanto, Europa se desentiende de su responsabilidad llegando a un acuerdo abyecto con Turquía. Sí, Europa, cuna de valores y principios universales. El problema no es sencillo, lo sé. Pero... ¿me han preguntado, como ciudadano, si estoy dispuesto a renunc...

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Desde la comodidad y el calor que reinan en mi casa, enciendo la televisión. Observo el horror: hombres, madres, ancianos, niños, seres humanos todos, abandonados a su suerte, a la intemperie, a merced del inhóspito invierno. Estas personas dejan atrás sus países porque allí vivir puede, con alta probabilidad, ser equivalente a morir. Mientras tanto, Europa se desentiende de su responsabilidad llegando a un acuerdo abyecto con Turquía. Sí, Europa, cuna de valores y principios universales. El problema no es sencillo, lo sé. Pero... ¿me han preguntado, como ciudadano, si estoy dispuesto a renunciar a ciertas cosas para acoger a esos seres humanos en Europa? Mejor que no me consulten si creo en el Viejo Continente. Y me temo que no soy el único.— Borja Ibáñez Cárcamo.

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