Cartas al director

Sanidad y altruísmo

El 2 de marzo de 2014 recibí dos nuevos pulmones en un hospital. En España, la norma impide que la familia del donante y el receptor tengan ningún contacto pero yo quiero aprovechar hoy la difusión de este diario y, si por casualidad, alguna persona se diese por aludida, que sepa que gracias a esa generosidad sin límites en la actualidad llevo una vida plena y sin restricciones de ningún tipo: leo, camino, disfruto de mi familia, me tomo una cerveza, salgo de excursión, veo a mis hijos crecer. No se a quién debo más, si a la familia del donante que actuó en momentos tan difíciles con un altrui...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El 2 de marzo de 2014 recibí dos nuevos pulmones en un hospital. En España, la norma impide que la familia del donante y el receptor tengan ningún contacto pero yo quiero aprovechar hoy la difusión de este diario y, si por casualidad, alguna persona se diese por aludida, que sepa que gracias a esa generosidad sin límites en la actualidad llevo una vida plena y sin restricciones de ningún tipo: leo, camino, disfruto de mi familia, me tomo una cerveza, salgo de excursión, veo a mis hijos crecer. No se a quién debo más, si a la familia del donante que actuó en momentos tan difíciles con un altruismo inimaginable o a todo el equipo médico que me atendió tanto en mi hospital de referencia durante la evolución de la enfermedad como en el lugar donde fui operado, cuando ya pintaban “bastos”. A todos ellos, mi reconocimiento absoluto y eterno agradecimiento. A esa familia anónima quiero decirle que su legado es cuidado con el máximo respeto y que, en ocasiones, me tomo un respiro y a solas le doy mil veces las gracias.— Julio Alfonso Fernández Fanjul.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En