Solo somos números
Seguramente, muchos han llevado a cabo proyectos vitales basados en aquel supuesto empleo estable en esa fábrica al sur de Álava, en la comarca natural de Miranda. Hipoteca, hijos, tal vez un viaje de ensueño o ese flamante coche anunciado por la tele. Durante el desarrollismo franquista podía valer eso de “sé un buen obrero y tendrás trabajo toda la vida”; pero la dictadura política ha dejado paso a un régimen económico basado en las inmutables leyes del libre mercado. Las empresas son propiedad privada y los accionistas ansían maximizar dividendos, cueste lo que cueste. Despidos, deslocaliza...
Seguramente, muchos han llevado a cabo proyectos vitales basados en aquel supuesto empleo estable en esa fábrica al sur de Álava, en la comarca natural de Miranda. Hipoteca, hijos, tal vez un viaje de ensueño o ese flamante coche anunciado por la tele. Durante el desarrollismo franquista podía valer eso de “sé un buen obrero y tendrás trabajo toda la vida”; pero la dictadura política ha dejado paso a un régimen económico basado en las inmutables leyes del libre mercado. Las empresas son propiedad privada y los accionistas ansían maximizar dividendos, cueste lo que cueste. Despidos, deslocalización de plantas manufactureras… acciones legítimas y necesarias para obtener una mayor rentabilidad del capital invertido. Solo son números. Todo lo es.— David Espiga Sancho.