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La educación de los rohinyás en Bangladesh

Muchos niños de la minoría musulmana caen en los matrimonios prematuros, el trabajo infantil y las redes de trata de personas por no tener acceso a la educación

Los rohinyás sin estatus de refugiado viven en habitáculos de bambú o adobe en precarios emplazamientos que carecen de cualquier tipo de servicios básicos como electricidad o agua corriente. Tienen una restricción total de movimientos y no tienen derecho a educación ni trabajo. Su vulnerabilidad los convierte en presa fácil de todo tipo de explotación. Solo una minoría ha conseguido con los años integrarse en la sociedad bangladesí a través de matrimonios mixtos.Andrew Day
Para muchos rohinyás y bangladesíes las madrazas (escuelas coránicas) se presentan a menudo como la mejor alternativa para recibir educación debido a su gratuidad. El nivel de la educación es muy variable. En algunas de ellas los menores pueden tener acceso a un currículo educativo similar al de una escuela pública, mientras que en otras la calidad de la enseñanza es mucho más reducida. En la imagen, madraza de Kalatali en el Día de los Deportes.Andrew Day
Dos niños venden verduras en el mercado del campo de refugiados de Leda, en el sureste de Bangladesh, que alberga a rohinyás indocumentados. Para muchas familias, los niños se convierten pronto en potenciales ganadores de dinero, así que se prioriza que trabajen de alguna manera en lugar de su educación.Andrew Day
Niños rohinyás aprenden inglés en una escuela coránica en el distrito suroriental bangladesí de Cox's Bazar. Solo uno de cada 15 niños rohinyás aproximadamente tiene estatus de refugiado bajo supervisión del ACNUR. Ese estatus permite acceso formal a educación en escuelas hasta los 12 años. Para la mayoría, hasta 200.000 menores según algunas estimaciones, las madrazas son una de las pocas opciones disponibles. Algunos expertos temen que la vulnerabilidad de la comunidad unida al sesgo ideológico de algunos de estos centros se conviertan en caldo de cultivo para el fundamentalismo.Andrew Day
Un grupo de menores aprende a leer el Corán en una madraza en Bangladesh.Andrew Day
Las montañas de Birmania se divisan al fondo, separadas de Bangladesh por el río Naf. Por el Naf han cruzado tradicionalmente muchos de los refugiados rohinyás que en las últimas décadas se han asentado en suelo bangladesí en diferentes momentos de tensión política y conflicto en Birmania. La gran mayoría de los rohinyás son considerados apátridas por las autoridades birmanas, aunque su situación en Bangladesh no es mucho mejor.Andrew Day
Un niño camina junto al campo de rohinyás indocumentados (o no registrados) de Kutupalong, en el sureste de Bangladesh. Miles de cabañas de cañas, paja y adobe se han ido erigiendo con el paso de los años en la zona casi rodeando al campo que alberga a rohinyás con estatus de refugiado supervisado por el ACNUR.Andrew Day
Una gran parte de los rohinyás son menores. Sin apenas acceso a educación su futuro se ve muy limitado. Los que pueden cursar educación primaria no pueden luego continuar estudios superiores. Tampoco hay oportunidades laborales para ellos en Bangladesh, así que muchos acaban casándose de manera prematura o buscando mejor suerte en lugares como Malasia, a riesgo de perder la vida en el mar.Andrew Day
Un niño con un tradicional gorro musulmán para rezar en un orfanato en el sureste de Bangladesh.Andrew Day