Editorial

Diálogo por la educación

Es necesario aproximar posturas y sellar pactos en un ámbito tan sensible

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha abierto una vía de diálogo con los Gobiernos autónomos para la aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), elaborada por su antecesor, José Ignacio Wert, y aprobada en medio de una fuerte contestación tanto de los partidos de la oposición como de sectores educativos. En aras de aplacar el malestar desatado por la llamada ley Wert, merece destacarse la actitud de Méndez de Vigo para intentar buscar ámbitos de entendimiento.

 En su primera reunión sectorial con los consejeros de las comunidades a...

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El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha abierto una vía de diálogo con los Gobiernos autónomos para la aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), elaborada por su antecesor, José Ignacio Wert, y aprobada en medio de una fuerte contestación tanto de los partidos de la oposición como de sectores educativos. En aras de aplacar el malestar desatado por la llamada ley Wert, merece destacarse la actitud de Méndez de Vigo para intentar buscar ámbitos de entendimiento.

 En su primera reunión sectorial con los consejeros de las comunidades autónomas, el nuevo responsable de Educación parece dispuesto a aparcar el decreto que regula las reválidas, uno de los aspectos más cuestionados de la LOMCE. Tras esta decisión se vislumbra un talante negociador de Méndez de Vigo, que contrasta con la falta de sintonía exhibida por su antecesor. Pesa también la rebelión contra la LOMCE manifestada por la mayoría de las comunidades. Especialmente, de aquellas que han cambiado de signo político tras las elecciones de mayo y han dejado de estar controladas por el PP. El Ejecutivo forjó la séptima ley educativa de la democracia y la sacó adelante en el Parlamento sin consenso, pero en última instancia son las comunidades quienes han de aplicarla.

En esencia, Educación propone una mayor flexibilidad, dividiendo el decreto relativo a las reválidas, de manera que se dé luz verde al de Primaria y se deje abierto el debate sobre los exámenes de la ESO y Bachillerato. El Gobierno parece haberse dado cuenta al fin de que no puede aplicar el rodillo y de que es mejor tomar el camino del debate y la cooperación.

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Cuando apenas queda un mes para que comiencen las clases, hay que saludar todos los pasos dirigidos a aproximar posturas y sellar pactos en un ámbito tan sensible como el de la educación.

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