Tribuna

Empleo y proyecto de vida

He leído en su periódico que un trabajador, David Pena, ha encadenado 132 contratos en dos años, o lo que es lo mismo, 1,23 contratos por semana, y suerte tiene. Pero el problema es otro, y déjenme que esto sirva como reproche a los medios: ¿cómo es posible que todos los primeros de mes se jaleen, sin la menor crítica, las cifras del paro? ¿Se puede llamar empleo a un trabajo remunerado que no es capaz de sustentar un proyecto digno de vida? Categóricamente no, y el ejemplo de David Pena no es más que la prueba fehaciente. Los minijobs que se están firmando al calor de la reforma labo...

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He leído en su periódico que un trabajador, David Pena, ha encadenado 132 contratos en dos años, o lo que es lo mismo, 1,23 contratos por semana, y suerte tiene. Pero el problema es otro, y déjenme que esto sirva como reproche a los medios: ¿cómo es posible que todos los primeros de mes se jaleen, sin la menor crítica, las cifras del paro? ¿Se puede llamar empleo a un trabajo remunerado que no es capaz de sustentar un proyecto digno de vida? Categóricamente no, y el ejemplo de David Pena no es más que la prueba fehaciente. Los minijobs que se están firmando al calor de la reforma laboral del PP, junto con el coladero de los falsos autónomos, ya forman parte de la moderna esclavitud del siglo XXI.— Francisco Javier España Moscoso.

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