Editorial

Radical ‘ma non troppo’

El programa marco de Podemos hace el péndulo entre el 15-M y una supuesta socialdemocracia

Era uno de los acontecimientos más esperados del panorama político español de los últimos meses: Podemos presentaba, por fin, su programa marco para las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo, que iba a marcar, además, su hoja de ruta para los comicios de fin de año. En la espera, las preguntas: ¿Continuarán su camino hacia la socialdemocracia o volverán a sus orígenes de movimiento ciudadano cercano al 15-M? ¿Se impondrán las tesis de centralidad de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón o triunfarán las ideas de Juan Carlos Monedero?

Una vez conocidas las 215 medidas para un proyecto d...

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Era uno de los acontecimientos más esperados del panorama político español de los últimos meses: Podemos presentaba, por fin, su programa marco para las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo, que iba a marcar, además, su hoja de ruta para los comicios de fin de año. En la espera, las preguntas: ¿Continuarán su camino hacia la socialdemocracia o volverán a sus orígenes de movimiento ciudadano cercano al 15-M? ¿Se impondrán las tesis de centralidad de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón o triunfarán las ideas de Juan Carlos Monedero?

Una vez conocidas las 215 medidas para un proyecto de país, el diagnóstico no se aclara. Se podría decir que Podemos ha vuelto a un envoltorio de radicalismo controlado que no quiere renunciar a los votos que parece que ya ha captado en el centro-izquierda. El tictac acuñado por Pablo Iglesias es ahora un péndulo de reloj que oscila entre el 15-M y la socialdemocracia.

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Los modos, las frases, los eslóganes y la puesta en escena de su presentación del martes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid eran claramente asamblearios. Era un mensaje a sus bases de que seguían siendo un movimiento ciudadano con una misión clara: cambiar el modelo político, social y económico en España, y ocupar el espacio y el poder que hasta ahora estaba en manos de las élites económicas, de la casta, como ellos dicen.

Sin embargo, frente a una música claramente radical, la letra mostraba mucha más prudencia que aquel primer proyecto presentado antes de las elecciones europeas hace un año. Las dos renuncias más claras son el impago de la deuda pública y la renta básica universal. Del primer tema, ni se habló; y el segundo quedó reducido a equiparar las rentas mínimas de inserción existentes en muchas comunidades autónomas al salario mínimo interprofesional.

Aun así, el programa va trufando propuestas claramente populistas con planteamientos más institucionales, algunos de los cuales se pueden encontrar en los proyectos del PSOE e incluso de Ciudadanos. Por un lado, medidas de rescate al ciudadano, de emergencia social, de limitar la actividad privada, de subir los impuestos hasta a las clases medias, de poner en su sitio a la banca y a las eléctricas por todo lo ocurrido... Y por otro, planes de creación de empleo, nuevo modelo productivo basado en la innovación, planes de eficiencia energética, rescate a las pymes y a las familias, ley de segunda oportunidad...

Los enunciados políticos de Podemos para afrontar su tercera cita electoral (tras dos resultados crecientemente positivos y buenas expectativas en las encuestas) muestran un mayor grado de pragmatismo, aunque mantienen el pecado de presentar una avalancha de propuestas sin priorizar ni cuantificar esas medidas de aluvión. Además, habían anunciado una memoria económica sobre la viabilidad de su programa, pero los números han vuelto a brillar por su ausencia.

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