Opinión

Mujeres en Nepal

El pasado martes conseguí hablar por teléfono con Míndira, amiga y alumna en Bhaktapur, con quien conviví. Me acogió en su casa con su familia durante tres meses en 2006 mientras desarrollé un proyecto de enseñanza en la Kathmandú University of Arts. Míndira decía que se encontraba en un espacio exterior de Bhaktapur, en el interior de algo parecido a una tienda de campaña que está siendo el lugar donde viven. Su casa se mantiene en pie, pero las de alrededor han caído. Han caído también las de sus parientes, amigos y vecinos. Por esta razón les recomiendan no regresar a las viviendas. Siguen ...

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El pasado martes conseguí hablar por teléfono con Míndira, amiga y alumna en Bhaktapur, con quien conviví. Me acogió en su casa con su familia durante tres meses en 2006 mientras desarrollé un proyecto de enseñanza en la Kathmandú University of Arts. Míndira decía que se encontraba en un espacio exterior de Bhaktapur, en el interior de algo parecido a una tienda de campaña que está siendo el lugar donde viven. Su casa se mantiene en pie, pero las de alrededor han caído. Han caído también las de sus parientes, amigos y vecinos. Por esta razón les recomiendan no regresar a las viviendas. Siguen día y noche a la intemperie, con lluvia y frío.

Me decía: “Lo hemos perdido todo”. Y yo sentí que no lo decía solo a nivel personal. Insistía en decirme: “La vida ha cambiado en un solo golpe”. No tienen luz y el agua potable va siendo escasa (ellos aún tienen algún tipo de depósito con algunos litros). Le pregunté por su hija Sampada y por el nuevo bebé. Están bien, dentro de las circunstancias. La descripción que me hacía de la situación, de las experiencias vividas, de lo que sentía... eran las de una mujer hablando a otra mujer. Las frases caían poco a poco, con entereza, sin dramatismo, con gravedad y corazón. No consigo sacarme de la cabeza la idea de que su móvil va quedándose sin batería y que perderé el único contacto. Cuando le dije, e insistí, en que sobre todo nos diga qué podemos hacer, cómo podemos ayudar, solo pronunció un verbo: ¡rezad! Quizás sea así como seguiremos en contacto. Espero y deseo que cada una de nuestras meditaciones, rezos o silencios nos unirán con fuerza a cada una de las mujeres de Nepal.— Montse Clausells Vergés.

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