Cartas al director

Las donaciones

El pasado 4 de septiembre de 2014, tuve la oportunidad de volver a nacer y seguir viviendo gracias a la donación desinteresada de una familia que, cuando acababa de perder a su ser querido, decidió que sus órganos salvarían vidas. Y sus pulmones salvaron la mía. La fibrosis quística que me fue diagnosticada al nacer había avanzado tanto que el trasplante bipulmonar era la única solución. Con estas líneas quiero agradecer a esa familia la oportunidad de vivir que me brindaron y que, estén seguros, no voy a desperdiciar. También dar las gracias a todos los neumólogos y gastroenterólogos que me h...

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El pasado 4 de septiembre de 2014, tuve la oportunidad de volver a nacer y seguir viviendo gracias a la donación desinteresada de una familia que, cuando acababa de perder a su ser querido, decidió que sus órganos salvarían vidas. Y sus pulmones salvaron la mía. La fibrosis quística que me fue diagnosticada al nacer había avanzado tanto que el trasplante bipulmonar era la única solución. Con estas líneas quiero agradecer a esa familia la oportunidad de vivir que me brindaron y que, estén seguros, no voy a desperdiciar. También dar las gracias a todos los neumólogos y gastroenterólogos que me han tratado en el Hospital Vall d'Hebron.— Magdalena Montaraz López.

 

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