Editorial

Más capital

El Santander aplica una de las mayores lecciones de la crisis: debe primar la solvencia

La ampliación de capital del Banco Santander, el mayor de la eurozona por volumen de capitalización bursátil, es una decisión de gran significación estratégica. Son 7.500 millones de euros, una cuantía sin precedentes, que situarán el ratio de capital más exigente en niveles homologables a los de los grandes bancos mundiales.

En contraste con la anterior, la nueva dirección del banco concede prioridad al fortalecimiento de la base de capital del banco, aun cuando ello vaya acompañado de una política de dividendos menos generosa. Es razonable que así sea, dadas las exigencias de los regu...

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La ampliación de capital del Banco Santander, el mayor de la eurozona por volumen de capitalización bursátil, es una decisión de gran significación estratégica. Son 7.500 millones de euros, una cuantía sin precedentes, que situarán el ratio de capital más exigente en niveles homologables a los de los grandes bancos mundiales.

En contraste con la anterior, la nueva dirección del banco concede prioridad al fortalecimiento de la base de capital del banco, aun cuando ello vaya acompañado de una política de dividendos menos generosa. Es razonable que así sea, dadas las exigencias de los reguladores, que con independencia de su localización consideran que los bancos, pero en especial los de dimensión sistémica, deben tener un respaldo de capital suficiente para abordar cualquier episodio de inestabilidad. Ha de ser también suficiente para que sean los propios accionistas los que soporten las primeras y principales consecuencias de situaciones de crisis, en lugar de los contribuyentes. Disponer de recursos propios suficientes es también la garantía de que cualquier decisión de crecimiento, orgánico o mediante adquisiciones, encuentra un grado de apalancamiento no excesivo.

Al mismo tiempo los responsables del banco han decidido reducir la cuantía del dividendo, de 0,60 a 0,20 euros por acción, para 2015, aunque abonando su totalidad en efectivo. Hasta ahora, una parte significativa del dividendo era pagada en acciones del propio banco. Este es sin duda el aspecto mas controvertido de esta operación, dados los precedentes a los que los accionistas estaban acostumbrados. A pesar de ello, la recepción de los inversores institucionales a los que de forma exclusiva estaba dirigida la colocación de acciones de esta ampliación, ha sido muy favorable, si bien es cierto que el precio de la misma definía un descuento atractivo sobre el cierre de la jornada anterior. Ambos aspectos, dilución de los accionistas preexistentes y política de dividendos más conservadora, han debido ser circunstancias determinantes en la caída de la cotización.

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Con independencia de los movimientos bursátiles a corto plazo, esa inyección de capital adicional favorece la estabilidad del sistema bancario. La vigente crisis ha dejado una lección clara: a diferencia de otros sectores, el bancario ha de primar la solvencia. Es la condición necesaria para que puedan servir al sector real, en lugar de constituirse en un obstáculo a la actividad del mismo.

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