Cartas al director

Ignorancia

La incorporación de la mujer al mercado laboral, la aparición de leches de fórmula, el puritanismo de no querer ver un pecho en lugar público, unido a las dificultades que plantea y el esfuerzo que requiere dar de mamar, sobre todo en los primeros meses, han convertido la lactancia materna en una proeza difícil de alcanzar y mucho menos mantener. Pesan tantos prejuicios y existe tanta ignorancia sobre este tema que la dulzura que despierta un bebé mamando se transforma en asco, sorpresa y reproche cuando el niño camina o incluso habla, a pesar de que la OMS recomienda la lactancia materna al m...

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La incorporación de la mujer al mercado laboral, la aparición de leches de fórmula, el puritanismo de no querer ver un pecho en lugar público, unido a las dificultades que plantea y el esfuerzo que requiere dar de mamar, sobre todo en los primeros meses, han convertido la lactancia materna en una proeza difícil de alcanzar y mucho menos mantener. Pesan tantos prejuicios y existe tanta ignorancia sobre este tema que la dulzura que despierta un bebé mamando se transforma en asco, sorpresa y reproche cuando el niño camina o incluso habla, a pesar de que la OMS recomienda la lactancia materna al menos hasta los dos años. Solo pueden ser prejuicios e ignorancia, digo, lo que convierte un acto natural, sano y de amor, cuyos beneficios cada vez están más avalados por los distintos estudios y organismos, en una vergüenza. Enhorabuena a aquellas madres y padres valientes que se atreven a amamantar (y apoyar la lactancia) más allá de lo políticamente correcto y, por favor, medios de comunicación, ayudadnos en esta tarea de devolver la lactancia materna a la posición que le corresponde en esta sociedad, de manera que todos los agentes sociales la favorezcan.— Rocío Rivero Infiesta.

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