El desdén en la política
La incorporación de nuevos actores al debate político del país, como Podemos o Pedro Sánchez Castejón en el PSOE, está resultando muy positiva para todos por la claridad de las propuestas que hacen a la gente y a sus contrincantes, por su disposición franca para debatir sin reservas y, lo que tal vez es más importante, por el tono educado y respetuoso que usan con sus oponentes.
El desdén hacia los demás, un mal inveterado que ha venido afectando a todos nuestros políticos desde siempre, vemos ahora que gracias a ellos retrocede levemente. Un ejemplo: el exministro Ruiz-Gallardón en su ...
La incorporación de nuevos actores al debate político del país, como Podemos o Pedro Sánchez Castejón en el PSOE, está resultando muy positiva para todos por la claridad de las propuestas que hacen a la gente y a sus contrincantes, por su disposición franca para debatir sin reservas y, lo que tal vez es más importante, por el tono educado y respetuoso que usan con sus oponentes.
El desdén hacia los demás, un mal inveterado que ha venido afectando a todos nuestros políticos desde siempre, vemos ahora que gracias a ellos retrocede levemente. Un ejemplo: el exministro Ruiz-Gallardón en su despedida ha sido respetuoso y elegante, en fondo y forma, lo cual es muy de agradecer. En contraposición seguimos viendo a dos de los políticos más relevantes, Rajoy y Mas, gestores ambos del problema catalán, anclados en los roles de la vieja escuela, en la del sutil desdén, en el trato displicente a los que no comulgan con ellos.
Mas y Rajoy están obligados a entenderse, a rectificar, orillando el desagrado que se tengan, así como el disgusto y la indiferencia que se puedan profesar. El tono, el respeto y la franqueza que empleen en sus encuentros y comunicados son clave para solucionar un conflicto que cada día separa más a unos ciudadanos de otros. En su mano está el impedirlo.— Joan V. Llàcer Mont.