EL ACENTO

Facebook y la negatividad

La red social estudió en secreto las emociones de casi 700.000 usuarios

Marcos Balfagón

Muchos usuarios quizá no hayan caído en la cuenta —¡todavía!— pero todos los comentarios y fotos que suben una red social pueden permanecer allí eternamente. En más de una ocasión han sido usados por las empresas para decidir si contratan a alguien.

Facebook o Twitter son un chivato implacable. Y también una extraordinaria herramienta de recogida de datos personales sobre gustos y aficiones: una valiosa información para compañías o marcas que pueden de esta forma colocar publicidad personalizada —como si se tratara de un traje a medida— a los abonados a esa red social.

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Muchos usuarios quizá no hayan caído en la cuenta —¡todavía!— pero todos los comentarios y fotos que suben una red social pueden permanecer allí eternamente. En más de una ocasión han sido usados por las empresas para decidir si contratan a alguien.

Facebook o Twitter son un chivato implacable. Y también una extraordinaria herramienta de recogida de datos personales sobre gustos y aficiones: una valiosa información para compañías o marcas que pueden de esta forma colocar publicidad personalizada —como si se tratara de un traje a medida— a los abonados a esa red social.

No contento con saberlo (casi) todo sobre los mil millones de personas conectadas a la famosa f, Facebook llevó a cabo en 2012 una investigación para conocer sus emociones, un estudio sobre casi 700.000 perfiles para analizar su comportamiento ante noticias positivas y negativas.

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Aquella investigación tenía, según sus responsables, una cierta ambición científica. En ella participaron profesores de las Universidades de Cornell y California (EE UU), además de un empleado de Facebook especializado en tratamiento de datos. Para emprender el trabajo modificaron el algoritmo de la red social y manipularon los contenidos de las noticias que recibían de sus amigos esos 700.000 conejillos de Indias durante una semana. Todo, por supuesto, sin avisos previos.

Los resultados de este estudio vinieron a confirmar lo obvio: que el estado de ánimo se contagia entre los usuarios en función de las anotaciones y comentarios que realizan sus amigos. Es decir, que una buena noticia genera alegría y una negativa, tristeza. Que es lo que, a buen seguro, sentirá Mark Zuckerberg cuando suben o bajan las acciones de Facebook.

La compañía estadounidense ha justificado el experimento con este argumento: “Estábamos preocupados porque la exposición a la negatividad de amigos pueda llevar a la gente a evitar visitar Facebook”. Aunque en este caso la mayor negatividad ha sido engañar a los usuarios que, para colmo, han conocido este experimento dos años después.

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