No tener ni idea

Ideología, como primera acepción del diccionario de la Real Academia, es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político. Me pregunto qué está pasando en España con las ideas. Y, por qué hay tanto complejo en este país para exponerlas. Los políticos, como apuntó en su despedida el profesor Rubalcaba, tienen la suerte, el gran honor, de representarnos. Son un reflejo de los ciudadanos, aunque nos pese. La “casta”, la denostada “clase política” somos nosotros en las instituciones. Lo que trasc...

Ideología, como primera acepción del diccionario de la Real Academia, es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político. Me pregunto qué está pasando en España con las ideas. Y, por qué hay tanto complejo en este país para exponerlas. Los políticos, como apuntó en su despedida el profesor Rubalcaba, tienen la suerte, el gran honor, de representarnos. Son un reflejo de los ciudadanos, aunque nos pese. La “casta”, la denostada “clase política” somos nosotros en las instituciones. Lo que trasciende de esto es que en el pensamiento de esta época que vivimos hace tiempo que da todo igual. Nos hemos acostumbrado a oír aquello de “son todos iguales” e incluso a decirlo. Pero, ¿dónde están nuestras ideas? ¿en qué se diferencia el pensamiento —no las formas, ni las posturas, sino el pensamiento— de unos y el de otros? ¿No lo tenemos o lo emboscamos? Hay una evidente ausencia de ideas en los partidos, en las instituciones. Si cogemos a un diputado y lo cambiamos de escaño, ¿en qué se nota? Si cambiamos las siglas de un carné por las de otro, ¿alguien se iba a dar cuenta? Empecemos por el respeto, respeto verdadero, por lo que piensan y creen los demás, a ver si así conseguimos que todos podamos expresarnos con libertad, libertad verdadera. Sin miedo. Y sin complejos. Y cuando llegue un nuevo Rey y nos hable de lo elemental, casi lo obvio, a lo mejor podemos decir en alta voz lo que hemos echado de menos, sin que nadie se sienta ofendido.— Isabel Gozalo Hernando.