Cartas al director

Los des(conectados) sociales

“¿Ha colgado una nueva foto Jorge en Instagram? ¡Espera, que respondo a María en el chat de Facebook! ¡Oye, qué guapa Soraya en Twitter!”. Estos son sólo algunos pensamientos que podrían pasar por la mente de ciudadanos anónimos de hoy día mientras viajan en tren, en metro, e incluso sí… cuando caminan. Se comunican mucho. Son miembros del grupo de los des(conectados) sociales.

¿Han sido testigos de estar hablando con alguien cuando, de pronto, llega un mensaje? Bien. Y otro. La atención se complica entonces porque ¡hay que contestar al dichoso aparatito! A eso se le ha dado en llamar ...

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“¿Ha colgado una nueva foto Jorge en Instagram? ¡Espera, que respondo a María en el chat de Facebook! ¡Oye, qué guapa Soraya en Twitter!”. Estos son sólo algunos pensamientos que podrían pasar por la mente de ciudadanos anónimos de hoy día mientras viajan en tren, en metro, e incluso sí… cuando caminan. Se comunican mucho. Son miembros del grupo de los des(conectados) sociales.

¿Han sido testigos de estar hablando con alguien cuando, de pronto, llega un mensaje? Bien. Y otro. La atención se complica entonces porque ¡hay que contestar al dichoso aparatito! A eso se le ha dado en llamar phubbing. Un nuevo concepto de este mundo moderno. ¿Se han fijado alguna vez cómo caminan las personas por las calles de las ciudades? Háganlo, es fascinante. La mayoría andan con el móvil en la mano. Otras avanzan, además, con el cacharrito echando humo: escuchan música con auriculares, envían whatsapp, consultan Twitter o leen un correo electrónico. Son pocas las que no llevan, no se ve que lleven, o no tienen uno en sus manos.

El teléfono “inteligente” ha venido para quedarse, de acuerdo. Pero, ¿seguro que le estamos dando el mejor de los usos? —“Toc, toc, me llamo Realidad. ¿Alguien me ve?”.— Ignasi Corney Oller.

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