Cartas al director

Solución para la consulta

La Generalitat dice que solo desea saber la opinión de los catalanes, y que es antidemocrático no permitir eso. El Gobierno dice que el referéndum es inconstitucional puesto que una cuestión que afecta a todos los españoles no se puede consultar solo a una parte. ¿De veras les preocupa eso a ambos? Pues muy fácil solución: que se pregunte a todos los ciudadanos del actual Estado español. Así se conocería la opinión de los catalanes, y además la del resto de actuales ciudadanos españoles. Y se cumpliría con la sacrosanta Constitución sin ningún género de dudas. Pero seguro que ninguno acepta es...

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La Generalitat dice que solo desea saber la opinión de los catalanes, y que es antidemocrático no permitir eso. El Gobierno dice que el referéndum es inconstitucional puesto que una cuestión que afecta a todos los españoles no se puede consultar solo a una parte. ¿De veras les preocupa eso a ambos? Pues muy fácil solución: que se pregunte a todos los ciudadanos del actual Estado español. Así se conocería la opinión de los catalanes, y además la del resto de actuales ciudadanos españoles. Y se cumpliría con la sacrosanta Constitución sin ningún género de dudas. Pero seguro que ninguno acepta esta salida. Y es que a lo mejor lo que pasa es que unos quieren ejercer la soberanía antes de obtenerla, y otros no quieren ni oír hablar de cambio alguno, sea constitucional o no. Y como ninguno quiere en realidad negociar nada, pues así seguiremos hartándonos unos de otros hasta el fin de los tiempos.— José Díez. Barcelona.

Soy de las personas que creen en la indisoluble unidad de la nación española, patria común de los españoles… y todo lo demás. Pero después de los últimos meses, avasallada, aturdida, cansada, derrotada viendo en todos los medios de comunicación hablar sobre “el conflicto catalán”, he llegado a la conclusión de que si se quieren ir es mejor que se vayan.

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Artur Mas, el mesías catalán, a sabiendas de que lo que pretendía era totalmente ilegal y que no lo podría conseguir de ninguna de las maneras, urdió un plan maestro: lo conseguiría por cansino. Acabaría con la moral de todos los españoles saliendo un día tras otro en todos los telediarios y periódicos habidos y por haber. Y así, poco a poco, irían flaqueando las fuerzas de los ciudadanos que, apáticos y desmoralizados, ya no sabrían muy bien qué pensar, con lo que habría logrado quebrantar por completo su voluntad.

Sin duda alguna lo ha conseguido. Estamos muy hartos de oír constantemente lo mismo una y otra vez. Así que, en pos de recobrar el equilibrio mental perdido y dejar de hacer zapping cada vez que sale el tema, muchos pensarán: ¡Independencia para Cataluña, ya!— Raquel Castro López. Palma de Mallorca.

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